Un equipo multidisciplinario conformado por Macarena Trujillo-Cristoffanini y Nelson Carroza-Athens, de la Universidad de Playa Ancha; Rachel Pain, de la Newcastle University; y Karen Hoecker-Pérez junto a Geanina Zagal-Ehrenfeld, ha publicado un estudio que profundiza en la compleja relación entre el espacio del hogar y la violencia basada en el género en el ámbito de la pareja. 

La investigación, realizada entre 2022 y 2023 y publicada en la revista Emotion, Space and Society (Elsevier), ofrece una visión innovadora que vincula el trauma, las emociones y la geografía del hogar, proponiendo nuevas perspectivas para la comprensión y el abordaje de esta problemática desde las geografías feministas. 

Según Trujillo-Cristoffanini, Investigadora responsable del FONDECYT Regular N.º 1220508, el concepto de geotrauma, desarrollado por la geógrafa británica Rachel Pain, fue central en nuestro trabajo. Este enfoque nos permitió comprender que la violencia basada en el género en la pareja no solo deja huellas emocionales, sino también marcas espaciales: el trauma queda inscrito en los lugares donde se vivió la violencia, en este caso, el hogar”.

La académica destacó además que la colaboración con Rachel Pain, una de las geógrafas feministas más reconocidas internacionalmente, refleja “el valor que investigadoras de ese nivel atribuyen al trabajo impulsado desde las universidades públicas chilenas, donde se están generando aportes teóricos y metodológicos con alcance internacional”.

La violencia contra las mujeres, en especial la ejercida por parejas o exparejas, es reconocida globalmente como un grave problema de salud pública. En América Latina y el Caribe, y particularmente en Chile, la prevalencia de VPI es alarmante, con un 41,4 % de mujeres reportando haber sido víctimas.

Más allá de los efectos psicológicos y físicos, este estudio se enfoca en el espacio del hogar, donde la violencia no solo ocurre, sino que también se experimenta y se puede resignificar como espacio de recuperación y resistencia.

Para ello, el equipo realizó un trabajo de campo con 41 participantes de diversas procedencias y perfiles sociodemográficos, incluyendo mujeres en contexto migratorio, migrantes, residentes de asentamientos informales, estudiantes universitarias y mujeres que lideran familias monomarentales. 

La combinación de entrevistas semiestructuradas y una técnica desarrollada por María Rodó- Zárate, denominada Relief Maps, permitió a las participantes expresar cómo vivieron y sienten emocionalmente su experiencia de violencia en relación con el hogar.

Trujillo-Cristoffanini explicó que “el uso de los Relief Maps fue una herramienta fundamental, pues permite visualizar la conexión entre emociones, espacios y desigualdades. Aunque es una metodología reciente en Chile, su aplicación busca abrir camino y marcar un precedente en los estudios de género e interseccionalidad a nivel nacional”.

Resignificar el hogar como espacio de seguridad 

Los resultados del estudio revelan que el hogar es un espacio donde se manifiestan múltiples formas de violencia —psicológica, física, sexual, económica y vicaria—, generando un trauma profundo que altera la percepción y el sentido de ese espacio.

Sin embargo, el análisis también muestra la capacidad de las mujeres para resignificar estos espacios, transformándolos gradualmente en lugares de seguridad, autonomía y bienestar.

Para la Doctora Trujillo-Cristoffanini, “uno de los hallazgos más significativos que es parte de la línea de investigación de este proyecto y que se expresa en esta publicación, ha sido evidenciar que, en contextos de violencias basadas en el género, las resistencias no siempre se manifiestan como ruptura o denuncia explícita. Muchas veces adoptan formas cotidianas y silenciosas, como cuidar a los hijos e hijas, reconstruir vínculos o permanecer en un lugar por seguridad. Estas prácticas, aunque parezcan pequeñas, son profundamente transformadoras y cuestionan la idea de pasividad versus agencia”.

En ese sentido, subraya que “la precariedad habitacional y económica constituye una forma de violencia estructural que prolonga el trauma. Muchas mujeres deben rehacer su vida en contextos de hacinamiento, endeudamiento o informalidad, lo que dificulta su proceso de recuperación”.

El estudio hace uso del concepto de geotrauma, desarrollado por Pain, que explora cómo el trauma se vincula íntimamente con el espacio físico. Esta perspectiva ayuda a entender que el hogar no solo es el escenario de la violencia, sino también un espacio que puede perpetuar el trauma o, por el contrario, convertirse en un lugar de recuperación emocional.

“La resignificación del hogar como espacio de resistencia y sanación debe ser entendida como una forma de agencia que desafía la violencia estructural, aun en contextos de precariedad”, sostienen las autoras y autores en el artículo.

El hogar como escenario de trauma y resistencias: investigación revela nuevas miradas sobre la violencia basada en el género en el ámbito de la pareja

Además de su valor académico, la investigación tiene importantes implicancias para políticas públicas y programas sociales que buscan apoyar a mujeres sobrevivientes de violencia.

Para el equipo investigativo, reconocer el hogar como un espacio clave para la recuperación y la resistencia puede guiar intervenciones más integrales, que no solo aborden las violencias basadas en el género, sino también las condiciones materiales y emocionales que permiten la reconstrucción en contextos de autonomía.

Para conocer más sobre el proyecto, visita www.violenciasyresistencias.cl o en Instagram en @violenciasyresistencias.

Enlace al artículo: https://doi.org/10.1016/j.emospa.2025.101125

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