En una sinergia institucional entre la Dirección de Equidad e Igualdad de Género (DEIG), la Dirección General de Investigación (DGI) y académicas de destacada trayectoria en el ámbito de la investigación con perspectiva de género y feminismos, la Universidad adjudicó su primer proyecto InES Género con la propuesta Promoción y fortalecimiento institucional de la equidad de género en I+D+i+e en la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación.
“En un aprendizaje institucional construimos un modelo de trabajo colaborativo y eficiente para llegar a una propuesta comprometida con ganar nuestro primer InES Género”, comenta la Dra. Ana Karina Timm, abogada con estudios avanzados en Derechos Humanos y directora DEIG, el proyecto, como hitos centrales, contempla la creación de la primera Unidad de Género en la DGI, la elaboración de un diplomado en investigación con perspectiva de género, la articulación de una Red de Investigadoras, concursos para investigación con perspectiva de género, entre otros.
En cuanto a las brechas de género en investigación, ¿cómo fue el proceso de definir las necesidades actuales de la UPLA?
Nos basamos en la metodología Modelo de Madurez Huella de Género propuesta por el Ministerio de Ciencia para realizar el diagnóstico institucional en el área de la investigación y establecer, según los cuatro niveles de madurez y los criterios relacionados al manejo organizacional, la nivelación en que se encuentra la institución. En nuestro caso, nos costó conseguir los datos para atenderlo porque nos dimos cuenta que la Universidad no cuenta con un sistema de registro de las investigaciones con perspectiva de género y en general con la información necesaria para la construcción del diagnóstico.
¿Esta misma dificultad para la obtención de datos internos arrojó luces sobre el estado en que nos encontramos?
Claro, el diagnóstico constató que nuestra institución se encuentra en un nivel principiante, o nivel 0, en la escala de avance que establece el Modelo de Madurez. Esto significa que actualmente la UPLA cuenta con un compromiso informal y no articulado con la igualdad de género en el área I+D+i+e y que, aunque existen acciones para la no discriminación, estas son aisladas y que no hemos avanzado en una planificación de objetivos y metas para su seguimiento.
Realidad universitaria
Con la generación de marcos normativos de investigación a través de la Vicerrectoría de Investigación, Postgrado e Innovación – como la creación del Comité de Bioseguridad, reformulación del Comité Ético Científico e instalación de espacios de desarrollo científico – y la constitución de la Dirección de Equidad e Igualdad de Género, la Universidad ha desplegado estrategias de fortalecimiento de la investigación institucional y políticas integrales contra el acoso sexual, discriminación y violencia de género.
“Los avances realizados desde la DEIG, como la creación y actualización de protocolos y diagnósticos triestamentales o la reciente propuesta de una Fiscalía de Género y Derechos Humanos, tienen que ver con una de las dimensiones de la desigualdad que es la violencia”, refuerza la Dra. Timm, “pero nuestro trabajo es mucho más amplio y nuestra misión es transversalizar la perspectiva de género en todo el quehacer universitario e impactar en la docencia, gestión e investigación”.
Ambos indicadores mencionados más arriba, aunque interpretados como capacidades instaladas y positivas en sus respectivas áreas, no se encuentran articulados entre sí. ¿Cómo viene a modificar esto la DEIG?
Nuestros primeros pasos significativos en este ámbito se encuentran en este proyecto InES que nos permitió elaborar junto al Dr. Alejandro Madrid y José Heresi de la Dirección General de Investigación y las académicas Dra. Macarena Trujillo, Dra. Jessica Alfaro y Dra. Tania de Armas de la Facultad de Ciencias Sociales, una propuesta de trabajo que no sólo tendrá un financiamiento importante, sino que considera también un control de gestión que, hasta el momento, la UPLA no había incorporado en las direcciones.
Cuando el diagnóstico demuestra que “el crecimiento de los y las académicas e investigadoras de la UPLA ha sido asimétrico”, ¿qué brechas y deficiencias levantaron en relación a la investigación con perspectiva de género?
Basándonos en un estudio de siete dimensiones analíticas pudimos corroborar, principalmente, que la DGI no había incorporado una gestión organizativa de la igualdad de género en investigación. No existe un comité, unidad, oficina, departamento u otra instancia que realice este trabajo y tampoco existe una formación especializada en perspectiva de género de sus profesionales. A eso sumamos que tampoco existe una gestión decidida y formal de una voluntad institucional de acceso, desarrollo y liderazgo de investigadoras. Tampoco tenemos estrategias para el cierre de la brecha salarial, políticas de conciliación de vida laboral, familiar y personal con corresponsabilidad social, que son algunas de las dimensiones analíticas del Modelo Huella de Género. Así, el diagnóstico concluye expresando que “el proceso de transversalización de la perspectiva de género en el quehacer universitario no ha alcanzado el área de investigaciones y los avances que hasta el momento se han realizado en otras áreas potencian el proceso que corresponde construir en el ámbito I+D+i+e”.
¿Cómo interpretan, desde la DEIG y DGI, estos hallazgos?
Precisamente lo que buscan este tipo de proyectos es, a partir de los resultados del diagnóstico, adoptar decisiones fundamentadas con una propuesta que se ajuste a las realidades institucionales. Así que, en lugar de ser un problema, esta es una gran oportunidad para transparentar nuestra situación con información cuantitativa y cualitativa, y encaminar decisiones fundamentadas, basadas en evidencias. Acá hay un aspecto relevante del proceso y es que investigaremos las diversas trayectorias de las mujeres investigadoras, para generar acciones afirmativas que consideren las distintas realidades, lo que en otras palabras implica trabajar con un enfoque interseccional, cuestión que es clave de incorporar porque es un principio que vertebra el trabajo de la DEIG y que viene de estándares internacionales y nacionales de derechos humanos.
Hitos del InES Género
“Uno de los principales objetivos del proyecto es de carácter institucional”, sostiene la directora DEIG, “crearemos la Unidad de Género en la DGI y la Red de Investigadoras, cuestión que es súper importante en nuestra Universidad porque las mujeres que investigan, en sus distintas facultades, no necesariamente cuentan con las oportunidades e instancias para poner sus experiencias en diálogo”.
Esta misma línea institucional considera la implementación de un sistema de monitoreo, ¿no?
Sí, será fundamental para este proceso lograr la creación e implementación del sistema de monitoreo que permitirá la actualización periódica de nuestro diagnóstico de brechas de género en el ámbito I+D+i+e, así como la instalación de mecanismos para medir los avances desde el punto de vista del Modelo Huella de Género, u otros que validemos para orientar esta dimensión del trabajo de la UPLA.
¿Qué otros objetivos contemplan en la realización del proyecto?
También instalamos objetivos para fomentar la investigación a través de la generación de dos tipos de Concurso Regular de Investigación (DGI), uno que incluya la modalidad de investigación con enfoque de género que abarque diversas líneas de trabajo y campos de estudio, y otro que esté exclusivamente orientado a académicas y estudiantes tesistas de postgrados UPLA para propiciar el trabajo grupal e interdisciplinar. Finalmente, esta línea considera la creación de un diplomado en investigación con perspectiva de género que se impartirá en el segundo y tercer año del proyecto.
En conclusión, ¿cómo evalúas las líneas de trabajo que han propuesto para el mediano y largo plazo?
El impacto de este tipo de proyectos es que nos permite transitar, desde un trabajo de investigación con perspectiva de género que en algún momento se realizó con muchos obstáculos institucionales, hacia un trabajo que se desarrolla como parte de un compromiso institucional que cuenta con las condiciones necesarias para su desarrollo. Entonces este InES Género definitivamente es un paso histórico para hacernos cargo de nuestras brechas de género en el ámbito de la investigación.
Antecedentes históricos en la UPLA
En una de las primeras comisiones del país, académicas como Marcela Prado, Ximena Sánchez, Rosa Alcayaga, Natacha Gómez, Tania de Armas, Macarena Trujillo, entre otras/os, fueron parte de la Comisión Interdisciplinaria de Estudios de Género (CIEG) desde 1996, no obstante, la postulación al InES Género al recoger esta experiencia señala que “el trabajo de esta comisión nunca contó con las condiciones institucionales adecuadas para ser reconocidas y estimuladas en su trabajo, lo que sin duda es una señal relevante de la falta de perspectiva de género en el ámbito de la investigación”.
¿Qué quiere decir esto?
Que era un tiempo donde el trabajo de las académicas formaba parte del currículum oculto y/o que nunca tuvo un reconocimiento formal, ni las condiciones materiales necesarias para su consolidación y crecimiento, pese a todo perseveraron y ahora son parte de una historia que como memoria viva es justo enunciar. El patriarcado es estructural por lo que las mujeres aun cuando tengamos estudios y trayectorias laborales admirables, igual estamos expuestas a vivir relaciones laborales violentas, dificultades para investigar asociadas a la división sexual del trabajo y la carga de cuidados o ser vulneradas por injusticias epistémicas, entre otros, por eso es tan importante poner en valor a las académicas que han estado comprometidas con la equidad de género, porque en muchos casos no es sólo una línea de investigación, es un compromiso social.
“Y en ese sentido me gustaría hacer un reconocimiento y poner en más alto valor el trabajo de nuestras académicas y académicos históricos en el ámbito de los estudios de género y feminismos, y particularmente me gustaría reconocer la inestimable colaboración que la Dra. Macarena Trujillo, Dra. Jessica Alfaro y Dra. Tania de Armas realizaron para que esta propuesta, en términos técnicos, pudiese dar cuenta de conocimientos avanzados en este ámbito y que están basados en sus talentos, experiencias y trayectorias de investigación. También, que ellas han estado vinculadas, participando generosa y activamente, para la construcción de los principales avances institucionales que tenemos en estos temas, sin su compromiso y apoyo el trabajo de la Dirección de Equidad e Igualdad de Género no sería lo que es y es hermoso porque es un compromiso de años, muchas veces anónimo, silencioso, sin reconocimiento, pero que nos da mucha vida y fuerza. Cuando trabajamos en violencia de género es importante conectar con los momentos de alegría, con la posibilidad de transitar nuevos caminos, con esperanza y este Ines Género es eso, una oportunidad para que sigamos trabajando, para que la Upla mejore”.
Cifras nacionales
“El Global Gender Gap Report (2021) indica que el impacto de la pandemia por Covid – 19 aumentó a la proyección de años que tardará en cerrarse la brecha de género en 136, entonces, si no adoptamos pasos decididos conforme a una planificación estratégica, no se disminuirá la brecha”, rescata la Dra. Ana Karina Timm en relación a la Radiografía de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación del Ministerio de Ciencia (2022), documento que refleja la situación país de las mujeres relacionadas a las áreas de I+D+i+e.
Al revisitar la situación académica, el documento emitido por la Oficina de Estudios y Estadísticas refuerza que, aunque las mujeres representan un 51% de la matrícula de pregrado, “solo alcanzan el 34% de las personas con doctorado que investigan en universidades”. La brecha salarial también se instala a nivel nacional y mientras los hombres, entre los 25 y 39 años, ganan un 17% más que las mujeres, esa desigualdad se amplifica en el siguiente rango etario, entre los 55 y 70 años, con un 23%.
Asimismo, “del total de personas con doctorado que trabajan en universidades, un 36% son mujeres y si se considera el total de personas que trabajan en universidades, poseen un doctorado y tienen un contrato indefinido, solo el 33% de ellas son mujeres”. Finalmente, las actividades de I+D que realizan las personas – entre investigadoras/es que lideran los procesos de generación de conocimiento, técnicas/os que proveen apoyo técnico y personal de apoyo – arroja que un 35% corresponde a investigadoras, un 45% corresponde a técnicas y un 54% a personal de apoyo.
En ese sentido, el informe es clave al anunciar que “los datos no solo revelan las diferencias en la participación de las mujeres según roles de acción, sino además dejan en evidencia la dificultad de acceso y permanencia que presentan las mujeres en niveles de formación avanzada”.
¿Cómo estamos, a nivel país, atendiendo estas brechas?
Estas acciones que se han levantado en relación a la investigación realizada por mujeres no sólo nacen por decisiones internas de nuestra comunidad al postular proyectos como Ines Género, sino que también existe un incentivo desde ANID con su política, los procesos de acreditación y la incorporación del criterio 7, y la puesta en marcha de la Ley 21.369, por enunciar los hitos normativos más relevantes. Todo esto refleja una voluntad política muy clara, y es que la equidad de género debe ser abordada con pasos decididos en las universidades y no sólo como un ejercicio retórico. Debemos implementar orgánicas, recursos y propuestas de trabajo que se realicen con estándares de gestión exigentes para ir avanzando. Más aún, tenemos que encontrarnos y construir redes de colaboración para que la implementación del InES Género sea un aporte para un proceso social transformador, donde hombres, mujeres y personas no binarias realmente nos comprometemos con vivir sin violencia ni discriminación.