La ministra de Educación, Adriana Delpiano, empezó sutilmente a formular declaraciones de prensa donde manifestaba que en Chile las universidades deberían apuntar a ser complejas y no sólo quedarse en la docencia. Eso fue hace poco más de un mes. En las últimas semanas esta idea fue reforzada en entrevistas con distintos medios, donde Delpiano advirtió que si un plantel no alcanza el nivel complejo, debería ser considerado un instituto profesional y no una universidad.
En una de sus últimas declaraciones, efectuada ayer, durante un seminario sobre educación superior, realizado por la Cámara de Diputados, la ministra puntualizó que en la futura Ley de Educación Superior se considerará a la universidad como una institución compleja “que debe tener investigación y vinculación con el medio, no sólo formación docente”. Estas características constituyen tres de las cinco áreas de acreditación institucional en el actual sistema de certificación, pero sólo una de ellas es obligatoria (docencia). En el futuro, la acreditación será obligatoria.
Entre los rectores hay opiniones diversas y posiciones encontradas. Algunos creen que puede haber universidades sólo docentes; otros son tajantes en rechazar esa opción. Es el caso del rector de la U. de Concepción, Sergio Lavanchy, quien planteó que “hay universidades que no deberían tener ese nombre porque ese rango no se limita a formación profesional, sino que es mucho más: investigación, desarrollo, extensión y cultura”. Lavanchy reconoció que “es difícil con una ley quitar el nombre de universidad a los planteles que sólo se dedican a una formación terciaria”.
El director de la Cátedra Unesco de inclusión en la educación superior de la U. de Santiago, Francisco Javier Gil, manifestó que “solo las instituciones de educación superior que hacen investigación de nivel internacional son universidades. Un plantel es una universidad sólo si es compleja. El concepto de universidad docente es contradictorio”.
De acuerdo a Ignacio Sánchez, rector de la U. Católica, en los sistema de educación superior que hay en el resto del mundo existe diversidad y las instituciones complejas son minoría: “En ninguna parte del mundo las universidades complejas representan más del 5% del sistema”, señaló ayer en el seminario.
¿Está Chile preparado para tener sólo Ues complejas? Según Gil “es claro que no, pero necesita tener sólo universidades complejas expertas en distintas áreas del conocimiento”.
En esa línea, el rector de la U. de Playa Ancha, Patricio Sanhueza, remarcó que “se debe pensar a largo plazo y un objetivo país debiera ser complejizar las instituciones”.
El rector de la U. Austral, Oscar Galindo, opinó que “nuestro sistema universitario tiene niveles de desarrollo muy dispar, por lo que definir una orientación pública, en el sentido de que las universidades deben tender a desarrollar la totalidad de las funciones académicas, me parece relevante (…) en esta etapa no se trata de poner indicadores cuantitativos, sino una vocación por la complejidad. Ello supone un esfuerzo en la gestión institucional y, por ende, el país debe invertir más en este ámbito”
Ennio Vivaldi, rector de la U. de Chile, sostuvo que “existe un abuso en cuanto al término de universidad en el país. Hay instituciones que en ninguna parte calificarían como universidades, pero aquí lo son (…) no permitiría que ninguna de las 18 universidades estatales no fuera compleja”.
Información publicada en La Tercera, martes 21 de junio de 2016.
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