Como un instrumento que permite recoger información para tomar decisiones a fin de mejorar la calidad de las actividades académicas que desarrolla la universidad, calificó la directora general de Pregrado, Dra. María Angélica Oliva, el proceso de evaluación de la docencia, que se iniciará entre el 9 y 30 de septiembre próximo.
Precisó que nuestra casa de estudios tiene una tradición importante en su historia en el ámbito de la evaluación. Recordó que en 1999 se creó una comisión de estudios del sistema de calificación académica de la universidad, sobre cuya base, cada semestre se renueva este proceso en el cual participan académicos y estudiantes.
Para comprender mejor este concepto, la Dra. Oliva explicó que se trata de una triada, donde el primer elemento lo conforma el “compromiso académico anual”. Éste consiste en un documento que firma cada docente, en el cual expresa las actividades y acciones que realizará durante todo el año académico. El contenido incorpora distintos aspectos, entre los cuales destaca la investigación, el perfeccionamiento, dirección de tesis y seminarios, y la participación en comisiones, entre otros. Posteriormente, los académicos deben presentar evidencias, registros de sus actividades, a fin de respaldar que cumplieron con lo prometido.
Un segundo elemento de esta triada lo compone la autoevaluación docente, y el tercero, la evaluación que los alumnos realizan a sus profesores.
“Las preguntas dirigidas a los académicos y aquellas realizadas a los estudiantes tienen una equivalencia muy precisa, pues la idea es chequear la mirada de ambas partes respecto a algunas de las dimensiones consideradas”, explicó la Dra. Oliva.
OBJETIVO DEL INSTRUMENTO
-¿Cuál es la finalidad última del proceso de evaluación docente?
“Debe quedar claro que a través de este instrumento, se busca contribuir al mejoramiento continuo de los procesos de enseñanza-aprendizaje como también del desarrollo profesional docente. En otras palabras, queremos potenciar y desplegar la calidad de los profesores y, por ende, de la enseñanza. Es decir, buscamos fortalecer la profesionalidad docente”.
-Más allá de los aspectos netamente académicos, ¿qué otro valor tiene este proceso?
“Uno muy importante, pues en todos los petitorios de los estudiantes (en cuya comisión participo), manifestaron la necesidad de realizar evaluación docente. En las reuniones que sostuvimos con ellos nos dimos cuenta que necesitaban información y que requerían ser convocados. Esto me hace pensar que, efectivamente, habrá una participación importante de parte de los estudiantes, pues entienden que se busca mejorar la actividad académica”.
-¿Qué ocurre con la evaluación docente en aquellas carreras en que, a raíz de la movilización estudiantil, no se realizaron las clases programadas?
“Hay condiciones mínimas para que un profesor sea evaluado. Por ejemplo, se debe registrar un 70 por ciento de asistencia a clases por parte de los estudiantes, y al menos haber realizado dos tercios de las clases en el semestre. Además, debe haber un número mínimo de estudiantes que responda. Si estas condiciones no se cumplen, estos docentes no podrán ser evaluados. Así de simple”.
-La universidad está en pleno proceso de innovación curricular, ¿de qué manera afectará este cambio en las futuras evaluaciones docentes?
“Mucho. Tanto así, que éste será el último año en que se aplicará el instrumento de esta manera, pues a partir de 2014 sufrirá algunas modificaciones para que su validez responda efectivamente a los cambios que está experimentando nuestra universidad. Por ello, este año se formó un equipo con especialistas en evaluación con quienes decidimos optimizar los instrumentos que existen, especialmente, considerando los cambios profundos que tendremos que implementar el próximo año”.
-Y en el caso de la participación de los estudiantes, ¿cómo se concreta?
“Cada alumno evalúa a todos sus profesores, porque éste es un instrumento que mide una serie de dimensiones. Por ejemplo, la calidad y desarrollo del programa de la asignatura; el dominio del tema que tiene el profesor y su calidad; la metodología; la planificación y preparación de las clases; el uso de recursos; y la comunicación didáctica, entre otros aspectos. Es importante precisar, además, que todo lo mencionado está directamente relacionado con el Reglamento del Alumno y que da cuenta de una docencia de calidad en la Universidad de Playa Ancha”.
-¿Qué harán con los resultados?
Esta información la conocerá el vicerrector académico, la directora general de Pregrado, los decanos, los directores de departamentos disciplinarios al que pertenece la asignatura, y el profesor. Ahora bien, son las autoridades académicas involucradas las que deberán determinar cómo optimizar estos resultados”.
-¿Qué ocurrirá con aquellos docentes que no son bien evaluados?
“Quiero enfatizar que recogimos esta información para optimizar los procesos, pero no para penalizar a los docentes. Esto significa destacar sus puntos fuertes y aquellos que presentan falencias para hacernos cargo de ellas. Por otra parte, esta información nos permitirá fortalecer aquellas prácticas pedagógicas que favorecen los aprendizajes. Por lo tanto, ciertamente que el proceso de evaluación docente es beneficioso para los académicos y estudiantes, a quienes invito a participar en forma responsable y veraz”.
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