En el marco del reciente mes de concientización sobre la endometriosis, una enfermedad crónica e inflamatoria que se estima afecta a entre 600.000 y 900.000 mujeres en Chile, se revela la magnitud de una condición que va mucho más allá del dolor menstrual. Caracterizada por el crecimiento de tejido similar al endometrio fuera del útero, esta patología dependiente de estrógenos puede desencadenar dolor pélvico crónico, fibrosis, formación de nódulos, adherencias e incluso dificultades para concebir, impactando significativamente la vida sexual, social, laboral y emocional de quienes la padecen.
La enfermera y académica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha, Estibaliz Padilla Mínguez, subraya la complejidad de la endometriosis, destacando que no todas las mujeres experimentan síntomas, existiendo casos asintomáticos que a menudo se descubren durante investigaciones por infertilidad u otras condiciones ginecológicas. Sin embargo, para quienes sí sufren sus efectos, el camino hacia el diagnóstico suele ser largo y tortuoso.
“La normalización del dolor menstrual, la variabilidad de los síntomas y la falta de acceso oportuno a especialistas contribuyen a un retraso que puede extenderse hasta por una década desde la aparición de los primeros signos”, afirma la profesional.
Esta demora en el diagnóstico, como plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS), genera sufrimiento evitable y eleva los costos personales y sanitarios asociados a la enfermedad. A nivel global, se estima que la endometriosis afecta entre un 10% y un 15% de las mujeres en edad reproductiva, superando los 190 millones de personas. En Chile, si bien las cifras exactas son difíciles de determinar por la falta de registros oficiales, la enfermera comenta que la prevalencia es notable, especialmente entre mujeres con dolor pélvico crónico o problemas de fertilidad. Factores de riesgo como la predisposición genética, la menarquia precoz, ciclos menstruales cortos y la exposición a disruptores endocrinos también juegan un papel importante.
Diversos síntomas
La profesional agregó que la endometriosis se manifiesta de diversas formas, desde un dolor pélvico crónico debilitante y menstruaciones incapacitantes hasta dolor durante las relaciones sexuales, al orinar o defecar, síntomas digestivos o urinarios cíclicos, fatiga persistente, ansiedad, depresión e infertilidad. La OMS enfatiza que la falta de conciencia y la minimización del dolor menstrual han sido barreras significativas para un diagnóstico precoz, siendo crucial la educación en atención primaria para desnormalizar estos síntomas y fomentar una consulta oportuna.
“En este contexto, la educación en la Atención Primaria de Salud (APS) emerge como un pilar fundamental para combatir el subdiagnóstico y prevenir complicaciones. Capacitar al personal de APS para identificar factores de riesgo, brindar orientación y derivar oportunamente, junto con programas educativos dirigidos a la comunidad, puede romper el ciclo de normalización y retraso diagnóstico. La OMS aboga por un abordaje integral de la endometriosis, con enfoque de derechos y género, garantizando acceso equitativo a información, diagnóstico y tratamiento”, asegura la profesional de la salud.
Agrega que un rayo de esperanza en este panorama es el proyecto de Ley de Endometriosis que actualmente se tramita en Chile. Esta iniciativa busca establecer un marco legal para la atención integral, protección de derechos y acceso a tratamiento para quienes padecen esta enfermedad. Su objetivo principal es mejorar la calidad de vida de las afectadas a través de campañas educativas, formación especializada de profesionales de la salud y la incorporación de la endometriosis al Plan de Garantías Explícitas en Salud (GES) 2025, lo que podría asegurar el acceso a diagnóstico, tratamientos integrales y apoyo psicológico, marcando un antes y un después en la atención de esta silenciosa pero impactante condición.