Carrera de kinesiología reconoció a Eduardo Mateluna: el “maestro”

Una jornada colmada de emociones y agradecimientos se vivió por estos días en el segundo piso del edificio Puntángeles, durante la ceremonia en que la carrera de Kinesiología brindó un merecido reconocimiento al ex docente Eduardo Mateluna Aura.

Hablamos no solo del fundador de la carrera, sino también de quien lleva 91 años lidiando con el arte de vivir, con un espíritu jovial que irradia incluso cuando está en silencio.

Ya en una entrevista publicada en este medio, hace ocho años, Eduardo Mateluna dejó en evidencia su filosofía de vida: “No hay cosa más hermosa que vivir. Por eso lo hago siempre con alegría, con entusiasmo, con optimismo y perdonando cada vez que es necesario. ¿Para qué cargar con rabia y resentimiento?”.

Hoy, ocho años después de esa declaración, fue el gran protagonista de la instalación de la placa del Laboratorio Docente Asistencial de Kinesiología, que desde hoy lleva su nombre: “Eduardo Mateluna Aura”. Se trata de un espacio docente, donde se realiza una intervención integral a los pacientes en el área traumatología, neurología, y algunas veces (en casos específicos) respiratorio.

Angélica Gutiérrez, directora de la carrera fundamentó las razones por las cuales decidió hacer este reconocimiento al fundador de la misma, lo que coincidió con la celebración del día del kinesiólogo.

“Don Eduardo es un verdadero maestro. Fue mi profesor, mi guía de seminario y es un docente muy generoso con sus conocimientos. Sin duda, y tal como nos enseñó, todos aprendimos que ´el movimiento es vida y la vida es movimiento´. Eternamente agradecida con cada una de sus enseñanzas”, dijo la directora de la carrera, en la cita a la que nadie quiso faltar. Y es que la impronta que Eduardo Mateluna irradió, alcanzó más allá de la carrera de kinesiología. No fue extraño, entonces que llegaran académicos de Pedagogía en Educación Física y de Terapia Ocupacional para acompañar al “maestro”, quien marcó a tantas generaciones.

Rol en la creación de la Facultad

La decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Dra. Luzmarina Silva, también destacó el positivo impacto que ejerció Eduardo Mateluna en su paso por la universidad, y en el rol que tuvo en la conformación de la actual Facultad de Ciencias de la Salud.

“Agradecemos y valoramos la presencia del profesor Eduardo Mateluna, quien dejó una impronta imborrable en nuestra carrera y en la facultad”, afirmó la decana, en medio de los aplausos de todos los presentes. Y es que, cada uno de ellos recordó el cariño y dedicación que el maestro entregó en sus atenciones, no solo a sus estudiantes, sino también a otros docentes, funcionarios y familiares.

Varios de los asistentes recordaron que siempre se hacía el tiempo para atender a quien solicitara su atención. Incluso, muchas veces, el tratamiento podía ser, simplemente, escuchar al paciente, tal como él mismo dijo en una anterior entrevista: “Hay que acoger al paciente y prestarle atención en todo sentido. Eso implica escucharlo muy atentamente, incluso en sus problemas, porque la mayoría de las veces, sus dolencias se originan en lo emocional y psicológico, en sus penas, en sus preocupaciones y angustias. Incluso, puedo asegurar que el 80 por ciento de todos los pacientes que atiendo, presenta dolores que tienen un origen emocional. Muchas personas solo necesitan que las escuchen”.

Hablamos de Eduardo Mateluna Aura, un santiaguino de origen, descendiente español por partida doble, y quien reconoce que su principal rasgo heredado es ser eminentemente porfiado y “llevado de sus ideas”. Lo anterior lo confirma con la siguiente anécdota, que alguna vez compartió:

“Tengo un tío que siempre decía: si muero en Madrid, quiero que me entierren en Barcelona. Pero si muero en Barcelona, quiero que me entierren en Madrid. ¿Por qué? Simplemente, por joder”. Ese era mi tío, y debo reconocer que yo saqué mucho de él”, relató en alguna oportunidad Eduardo Mateluna, quien hoy, visiblemente emocionado, agradeció este reconocimiento que a sus 91 años, tiene más que merecido.

Igualmente emocionado se vio a su hijo, Eduardo (también kinesiólogo y quiropráctico), quien lo acompañó en el recorrido por las instalaciones que su padre dejó de visitar en 2018, cuando dejó la universidad (Laboratorio de kinesiología y la piscina terapéutica).

“Fue un día lleno de emociones para él. Tener estos reconocimientos a sus 91 años es emocionante hasta las lágrimas. Había profesores que querían saludarlo y expresarle lo que él significó en sus vidas tanto en lo profesional como en lo personal, más que un profesor, como un maestro. En fin, fue un día completo, mi padre estaba muy contento, agradecido y emocionado de saber todo lo que influyó en tantos estudiantes, muchos de ellos ahora profesionales y colegas”, dijo el Dr. Eduardo Mateluna Valls.

Sin duda, fue un justo y merecido homenaje de quien honra a nuestra Universidad con su presencia, con su experiencia y calidad humana, porque de él no solo aprendieron sus estudiantes, sino todo aquél que, con o sin dolores, tocó alguna vez la puerta del maestro.

Revisar entrevista completa de 2015 aquí.

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