Un llamado a creer en el trabajo de la Convención Constitucional

A medida que se acerca el momento en que la Convención Constitucional terminará su labor y entregará su propuesta de nueva Constitución para Chile, aumenta el debate sobre ese trabajo y su resultado, con voces preocupadas por un eventual rechazo ciudadano en septiembre próximo.

Desde la Universidad de Playa Ancha, una voz se alza con fuerza para defender lo que se ha hecho y criticar el tratamiento comunicacional del trabajo constituyente. No se trata de una autoridad ni de una personalidad política, sino de una estudiante: Sofía Brignardello Burgos, quien cursa el último año de Bibliotecología. Pero se trata de una voz calificada para opinar, pues es una de las pocas personas vinculadas a la UPLA que conoce el trabajo constituyente desde dentro: este verano estuvo haciendo su práctica en la Unidad de Gestión Documental y Archivo de la Convención, justo cuando el trabajo preparatorio comenzó a transformarse en propuestas concretas.

—¿Cómo llegaste a trabajar en el apoyo a los constituyentes?
—La práctica fue adelantada y fue muy increíble la manera en que me llamaron para hacerla. La tuve que hacer adelantada por la presión y el apuro que hay en la Convención. Yo pregunté, al correo de la Convención ni siquiera al correo del Archivo, qué tenía que hacer para poder hacer mi práctica con ellos en marzo. Me contestó Roxana, la jefa del Archivo, diciendo que le mandara los papeles. Después me dijo si podía ir al día siguiente; yo fui y me dijeron que me querían el lunes. Dijeron algo así como «Te vienes, pero tiene que ser ahora, porque no podemos asegurar que puedas en marzo”. En ese momento no sabíamos si se iba a hacer la prórroga de tres meses en el trabajo constituyente, no se sabía con exactitud si la presidenta lo iba a pedir.

—Parece que fue todo muy rápido…
—Sí, fue muy intenso.

—¿Qué hacías? ¿Trabajabas en el archivo de la Convención?
—Yo trabajaba en la Oficina de Partes, donde aceptábamos el ingreso de documentación y las donaciones a los convencionales. También me tocó hacer labor de bibliotecóloga en la descripción de archivos documentales, que allí eran cartas, iniciativas constituyentes… Pasaron cientos de documentos por mis manos.

—¿Incluyendo las iniciativas ciudadanas de reformas a la Constitución?
—Sí, incluso de los convencionales. Aunque algunos intentaron mandarlas en formato físico, la mayoría llegaba por correo electrónico, que también nos llegaron. Igual que las iniciativas populares y las indígenas. Cuando yo llegué, fue la oleada de iniciativas. Además, se hacían unos verdaderos rituales para las entregas físicas: venía la prensa, venían los lonkos, los grupos feministas… Venían de todos los lados políticos a entregarlas.

—Si no me equivoco, el plazo para presentar iniciativas populares venció a la medianoche del 31 de enero, en medio de tu práctica…
—Sí, fueron intensos los días 31 y 1 de febrero, que era cuando se terminaba de aceptar. Yo diría que fue uno de los momentos más importantes que viví y más como… no sé si de estrés, pero sí de mucha contención entre nosotros, entre los compañeros del equipo. Porque teníamos que esperar hasta las 12:00 de la noche a que se recibiese la última iniciativa.

—¿Pero luego ya disminuiría la intensidad?
—Claro, bajó. Luego tuvimos que hacer todo el proceso de inscripción, de ordenar las propuestas para que después fueran a votarse al pleno.

—Más allá de ciertos momentos, ¿qué te pareció la experiencia de hacer la práctica nada menos que en la Convención Constitucional?
—Lo pasé excelente, de verdad lo pasé muy bien. En un principio, cuando llegué a la Convención, le encontraba mucha razón a la actual ministra del Interior, Izkia Siches, cuando en su discurso de renuncia al Colegio Médico decía que “Chile es una madre embarazada”. Yo también veía que, en general, el proceso histórico que estábamos viviendo era como un embarazo que uno debía cuidar y ayudar para que saliera a flote. Cuando decidí ser parte de esto, lo único que me interesaba era aportar, desde lo que fuese. Desde mi profesión; de forma humana también, conteniendo; ayudando en lo que fuese. Yo quería aportar y fui reflexionando después, al ver el trabajo que se hace de lunes a lunes, de parte de los convencionales, de los asesores… Fue una labor muy importante, de ambos lados políticos.

—Eso en lo personal. ¿Y en lo profesional, como futura bibliotecóloga?
—Pienso que nosotros, los bibliotecólogos, tenemos una responsabilidad con la información y aquí quiero ser muy enfática, porque se viene una avalancha de fake news. Los bibliotecólogos, tenemos el deber de ayudar al usuario a que consuma información oportuna, de buena calidad y que sepa identificar las fuentes primarias, para que no sea engañado por grupos de interés que quieren boicotear este proceso. Debemos ser muy responsables con esto. También quiero ser muy enfática en que sí se trabaja. Se está haciendo un proceso democrático, en que lo que se está votando es muy sensato, no es lo que en general los medios de comunicación están diciendo ahora y eso es lo que me importa rescatar.

—¿Compartes las críticas a los medios de comunicación?
—Sí, pero no es solo eso. Tenemos que tener cuidado con lo que se dice en redes informales, en general con todo. Porque, como no hay una costumbre de ver estas discusiones de tres días, por ejemplo, con respecto a algún tema en el que salen posturas radicales, después los medios informan solo lo radical y no los acuerdos a que se llega en el pleno. Revisemos la información, no creamos al principio todo, busquemos en las páginas oficiales. Si se necesita solicitar información, se puede hacer, como ciudadanos. Eso es lo más importante: no quedarnos solo con una versión.

—Eso es de parte del público, pero ¿no hay algo que la propia Convención Constitucional deba hacer?
—La presidenta, María Elisa Quinteros, dijo la semana pasada que la Convención siempre ha estado al debe en el tema comunicacional y coincido plenamente. Debemos hacernos responsables en la Convención, porque se debe educar a la gente sobre lo que está pasando, ya que la idea de algunos medios es confundir para que se rechace el proceso y a la Convención. Algo se está haciendo. Todos los días la presidenta y el vicepresidente son muy detallistas para explicar cada uno de los procesos, pero siento que no es tan efectivo como si hubiese una red de apoyo más grande por parte de los medios de comunicación. Se debe hacer una educación mayor, donde haya una difusión de lo que está pasando. Creo que los más informados, o a lo que más nos gusta la política, sabemos qué está pasando, pero si le pregunto a la tía del Marinero qué está pasando, yo creo que ella me va a decir «Bueno, no lo sé». Quizás sí quiera votar Apruebo para derogar la constitución del dictador, pero tenemos que votar sabiendo qué vamos a votar. Ahí creo que hay que hacer un trabajo importante cuando se termine la armonización del texto constitucional, para difundir el trabajo que se hizo.

—Es tu último año y ahora tienes que preparar la tesis. ¿Tendrá alguna relación con esta práctica y lo que opinas de la Convención?
—Sí. De hecho, mi idea era ver cómo estas fake news destruyen la democracia y la imagen de las mujeres al poder. Eso es lo que yo quiero demostrar en mi tesis o en mi trabajo de tesis. Creo que hay que documentar todo el proceso desde ese punto de vista. Me encantaría entrevistar a Elisa Loncon, por ejemplo. Ella fue una de las víctimas de esto, también por parte de los medios.

 

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