Dra. Marta Castañeda: «El sistema educativo y la educación están en un tiempo de grandes cambios»


Como “preocupantes” calificó el ministro de Educación, Raúl Figueroa, los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) que fueron entregados recientemente.

El diagnóstico midió los aprendizajes alcanzados por los escolares durante 2020, año marcado por la pandemia, en 7 mil colegios y 1,8 millones de estudiantes. Los principales resultados revelaron que entre sexto básico a cuarto medio los estudiantes no alcanzaron el 60% de los contenidos necesarios en lenguaje y no superaron el 47% en matemática. En esa línea, en segundo medio, los estudiantes aprendieron solo un 27% de su materia.

Para la doctora en Didáctica de la Ciencias Sociales y directora del Departamento de Pedagogía en Educación Básica de la universidad, Marta Castañeda Meneses, más allá de las cifras y de los informes que aparecen como alarmantes y de culpar o no a la pandemia, existe una serie de otros factores que han producido lo que el Mineduc ha denominado como “terremoto educativo”.

—¿Comparte usted la opinión del ministro de que estamos frente a un “terremoto educativo”?
—En el actual contexto puedo compartir el concepto, pero no sus alcances. Hoy podemos hablar de terremoto educativo, porque el sistema educativo y la educación están en un tiempo de grandes cambios impulsado no solo por la pandemia sino también por los cambios sociales y culturales que se producen en nuestros días. Todo este movimiento exige nuevas respuestas para los procesos educativos de niños y jóvenes y desafía a las instituciones formadoras en esa misma línea. El terremoto al que se refiere el ministro solo se hace cargo de un área del problema, en la que no se consideran otras variables. Además, asocia cobertura a aprendizaje, lo que no siempre es equivalente.

—¿Qué hacer para que esto no se produzca y tener una mirada del contexto, especialmente en el trabajo que están desarrollando los docentes?
—No tiene que ver solo con una estructura metodológica o no. Tiene que ver con cuáles son las priorizaciones que se hacen en esa línea, tiene que ver con cuál es el contexto en que eso se desarrolla. La clase, como espacio de formación educativa, tiene distintos momentos, pero el tema pasa por en cómo nosotros hoy día estamos generando las condiciones que efectivamente permitan que esos niños, que esas niñas y esos jóvenes aprendan. Eso no es exclusiva responsabilidad de los profesores.

—¿Cuál es el porcentaje que los niños aprenden en un año normal?
—Esta es una respuesta absolutamente variable, porque eso va a depender de cuáles son los conocimientos previos que tienen los estudiantes. Otra variable muy importante es que los programas de estudio tienen una ponderación, es decir, más o menos sugieren cuánto tiempo se debiese dedicar al desarrollo de una temática.

—O sea, no podríamos hablar de porcentaje…
—No es un porcentaje que uno debiera calcular respecto de qué contenido efectivamente aprenden los estudiantes, sino que tiene que ver con esta lectura, con esta revisión de la profundidad para que efectivamente hablemos de aprender y no de recordar, no de informar, que es la presión que se tiene hoy día en muchas áreas respecto de la cantidad de información que debe ser entregada a los estudiantes y un contenido necesariamente abordado. Para superar estas cifras y nivelar los conocimientos, uno de los mecanismos o estrategias es relevar o potenciar el rol formativo de los docentes, pues no hay respuestas genéricas, porque cada espacio debe conocer cuál es la realidad de ese niño para poder levantar estrategias.

—Y en este sentido, ¿cuán importante es el papel de la comunidad educativa?
—El papel de la comunidad educativa es fundamental. Pero para eso se necesitan efectivamente comunidades que tengan proyectos educativos definidos, que tengan posibilidad de diálogo entre sus docentes, que tengan la oportunidad de generar respuestas comunes. Pero también se necesitan recursos y esos recursos evidentemente no solo tiene que ser de carácter económico, que por cierto va a ser necesario para implementar cualquier solución, sino que también tienen que ser recursos que muevan las realidades culturales, las realidades sociales y que permitan generar una cultura del aprendizaje permanente.

—Según su opinión, ¿los contenidos que no se alcanzaron a revisar o ver en profundidad son susceptibles de recuperar? ¿De qué manera?
—Es complejo que puedan recuperarse. No esos contenidos, sino que el tiempo que involucre su revisión desplazará a otros contenidos o priorizará algunas áreas sobre otras, generalmente afectando otras áreas de desarrollo de niños, niñas y jóvenes. Tal vez la pregunta debiese ser si la cobertura esperada en los programas responde efectivamente a la formación que requieren el y la ciudadana del siglo XXI.

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