Diana Tello Guerra, Terapeuta Ocupacional y adulto mayor: “Resguardar su dignidad y autonomía es clave”

Nuestro país lleva un año en pandemia y, muchas regiones han debido soportar más de una cuarentena. Si bien, para todos ha sido un tiempo muy complejo, lo es mucho más para las personas de la tercera edad, quienes muchas veces no solo deben lidiar con enfermedades, sino también con la soledad.

Diana Tello Guerra, terapeuta ocupacional y docente de la Facultad de Ciencias de la Salud de nuestra casa de estudios, centra su labor profesional en este grupo etáreo y entrega algunas recomendaciones que permiten visualizar cuando un adulto mayor desarrolla una depresión que, si no es tratada a tiempo, puede derivar en un deterioro cognitivo.

LO QUE DA SENTIDO

-¿De qué forma afecta este aislamiento a las personas de la tercera edad?
“Desde la visión de terapia ocupacional, las personas, somos seres que tenemos diferentes necesidades y una de esas es estar ocupados en actividades que nos den sentido y que nos permitan interactuar con otros. Al aislar a una persona mayor, no solo estamos restringiendo su posibilidad de relacionarse, sino que también se altera su rutina. Imaginemos una persona mayor que es totalmente independiente para realizar su vida cotidiana y de un día para otro, no la dejan salir a hacer sus compras, no puede ir a visitar a sus amigas, deja de asistir a sus talleres y deja de ver a su familia; cambian los roles, las prioridades y también la forma de hacer las cosas”.

-¿Cuánto favorece el uso de las nuevas tecnologías?
“Es una herramienta que pocas personas mayores manejan con destreza. Por ejemplo: hacer una transferencia bancaria o pedir comida a domicilio a través de una página web o una aplicación. El aislamiento y la distancia social ha traído como consecuencia sensación de soledad”.

-En el caso de adultos mayores que son autovalentes y que viven solos ¿cómo resienten el cambio de rutina?
“Según el Estudio Nacional de Dependencia en las personas mayores, aproximadamente el 75% es autovalente en Chile y tiene las habilidades y capacidades para poder vivir solos sin problemas. Sin embargo, este cambio repentino de rutina ha abierto la puerta para que el miedo se instale en las casas (miedo a salir, miedo a morir). Ya no ven a sus amigos, ya no hay reuniones familiares, ya no se celebran los cumpleaños. En términos prácticos las rutinas pueden sufrir grandes alteraciones, pues, al no haber actividades importantes para hacer durante el día, no hay horarios determinados para comer, preparar el almuerzo, hacer aseo, dormir o descansar. Pueden aparecer alteraciones en el ciclo de sueño-vigilia, sedentarismo, baja motivación para realizar las tareas cotidianas”.

-¿Este cuadro podría generar en ellos depresión?
“Así es. Chile es uno de los países con más número de personas con depresión de la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos (OECD). La depresión en las personas mayores tiene causas multifactoriales como duelos no resueltos, pérdida reciente de un ser querido, pérdida de funciones corporales, soledad, discriminación por edad, jubilación, sentirse poco útil para la sociedad. El aislamiento social y el hecho de no poder llevar a cabo una vida normal producto de la cuarentena, es un factor que podría influir en la afectividad de una persona”.

– ¿Qué ocurre si nadie detecta que el adulto mayor cursa una depresión? ¿qué podría ocurrir?
“Surge un sinfín de posibilidades, incluso el suicidio, en especial en hombres mayores de 70 años. Pero en primera instancia, la persona dejará de realizar sus actividades cotidianas y con ello puede ir haciéndose cada vez más dependiente de otros. También puede presentar problemas para recordar palabras o eventos, o perder algunos elementos personales. Estos síntomas podrían ser los mismos que en una persona que tiene demencia. Sin embargo, en personas con depresión, los problemas de memoria deberían disminuir con tratamiento integral que aborde el aspecto anímico y también el social”.

LA DIFERENCIA

-¿Hay signos y síntomas comunes entre depresión y demencia? ¿Cuáles son las diferencias?
“A grandes rasgos, una persona mayor con depresión, puede dejar de hacer sus actividades cotidianas, porque ya no siente la motivación para realizarlas. Estas personas “mejoran” su rendimiento cuando la causa de su problema es tratada, ya sea con medicamentos o con apoyo emocional. En cambio, una persona con demencia, deja de hacer sus actividades cotidianas, porque éstas se tornan demasiado complejas. Es el cerebro el que está con un daño y por tanto, no permite que la persona pueda desenvolverse bien. Se afecta la atención, la orientación, el razonamiento, la regulación de emociones, entre otras facultades cognitivas”.

-¿Algunos ejemplos de una incipiente demencia?
“La persona de pronto comienza a olvidar las fechas del pago de su pensión o comienza a presentar dificultades para manejar sus finanzas. Puede ser también que se tome una micro equivocada y no sepa cómo volver a su casa. La diferencia principal está en que a la base no hay una razón anímica, sino una causa cognitiva. A diferencia de la depresión, la persona con demencia probablemente no va a mejorar su rendimiento cognitivo, no va a recuperar su memoria porque a la base tenemos un cerebro que está enfermo”.

-¿Qué hacer en caso de que se confirme una depresión y qué hacer en caso de demencia?
“En ambos casos sugiero evaluación por geriatra o médico especialista. Incluso, puede ser necesaria la evaluación de neurólogo o neuropsicóloga.

RECOMENDACIONES

-¿De qué modo la familia puede abordar estos temas y prevenir los problemas de memoria?
“Mantener los vínculos sociales con familiares y amigos; mantener una rutina que tenga actividades importantes para la persona; Llevar una alimentación saludable; Tener controladas las enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes; Realizar actividad física como salir a caminar (con mascarilla siempre)”.

-¿Qué recomendación haría a quienes están en el entorno más directo del adulto mayor?
“Que se mantengan cerca, que las llamen por teléfono, les enseñen a usar la tecnología para que puedan comunicarse con familiares o amigos que viven lejos. Si viven con ellos, apoyarlos para que sigan siendo independientes en el desempeño de su actividades cotidianas y tengan una vida con sentido. Las personas mayores tienen las mismas necesidades y derechos que alguien más joven por lo tanto, resguardar su dignidad y su autonomía es clave”.

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