Noticias de la Universidad de Playa Ancha Dirección General de Comunicaciones
Podemos pensar en la futura constitución como uno de esos rompecabezas muy grandes, con muchas piezas. Esas piezas estarán repartidas entre los constituyentes que la ciudadanía elegirá democráticamente en abril, por lo que tendrán que trabajar unos con otros para “armar” el principal texto jurídico y político del país.
La analogía la hizo Agustín Squella Narducci, abogado, columnista y académico especialista en Filosofía del Derecho, durante la presentación virtual de la revista “Vorágine”, creada por estudiantes de Periodismo de la Universidad de Playa Ancha (ver nota). Lo acompañó Jorge Baradit Morales, diseñador y escritor de ficción.
Ambos han manifestado su intención de ser constituyentes, por lo que fueron interrogados por los futuros comunicadores sociales acerca del proceso que vive nuestro país. Sus respuestas mostraron una gran coincidencia en sus puntos de vista, pues consideran que Chile tiene una oportunidad histórica para darse una constitución totalmente democrática, por primera vez en su historia, y esperan trabajar en su redacción desde una postura totalmente independiente de los partidos políticos.
Romper el elitismo
“Siempre las constituciones han sido hechas a la medida de las necesidades u objetivos de un grupo social, político, bien específico, ignorando al gran porcentaje de trabajadores, obreros y artesanos del país”, dijo Baradit.
“Las constituciones que hemos tenido en Chile no han sido hechas por una élite sino por un grupito de la élite. Y han sido siempre la imposición de un sector sobre otro. Ahora tenemos la oportunidad de que todos los sectores estén sentados en la Convención Constituyente, todos nos escuchemos unos a otros… especialmente a los que piensan distinto”, ahondó Squella.
Entonces, ¿cómo enfrentar esta tarea novedosa? Aunque difieren en detalles, el académico y el escritor concuerdan en que la nueva constitución debe centrarse en las personas.
Squella destaca el concepto de dignidad, “que no es más que el especialísimo valor que le damos a nuestra especie humana” y a cada individuo dentro de ella. Lo incorporaría en el primer artículo de la constitución, como base de los derechos fundamentales que vendrían más adelante.
Baradit dice que es necesario definir cuáles son las “cuestiones permanentes” de Chile y los chilenos, pero adelanta que la nueva carta debe poner fin al individualismo y privilegiar la solidaridad: “Me gustaría que la constitución partiera estableciendo este principio como el gran criterio madre; con eso se da respuesta a muchas de las demandas que hicieron estallar al país el año pasado”.
Independientes
Estas dos personalidades públicas tienen otra característica común: se declaran fuertemente independientes, pero postularán en la lista de un partido político para llegar a la Convención Constituyente.
Los dos dan la misma explicación para esta aparente contradicción, ya que el sistema incluye lo que Squella llama “reglas tardías e insuficientes para los independientes, reglas que no son totalmente justas”.
Por lo tanto, él se sumó a la lista del Partido Liberal, con el cual reconoce afinidades doctrinarias, aclarando que se trata de una postura igualitaria y con justicia social. “El liberalismo es un tronco con muchas ramas, que ha dado muchos frutos y el neoliberalismo es su fruto tóxico”, dice para evitar confusiones con el sistema impuesto por la Constitución de 1980.
Baradit irá en la lista del Partido Socialista, pero en su caso aclara que “nadie me ha pedido abandonar principios, adscribir a otras ideas y mucho menos militar”. También Squella asegura que no ha renunciado a su independencia.
Aunque ambos consideran importantes a los partidos políticos para la vida democrática de un país, el escritor da un matiz más crítico: “Comprendo la aversión que tienen hoy las personas por los partidos políticos, pero trato de explicarles que no es que los partidos sean malos, sino que hay políticos malos; da la impresión de que esta debe ser una generación de políticos bastante cuestionables”, opina.
