Dra. Yasmín Díaz Saldes: “El Coronavirus vino a enrostrarnos que todos somos iguales”

Dra. Yasmín Díaz expone ante la comunidad universitaria.

Dicen que las experiencias fuertes templan el carácter. Esto bien lo sabe la doctora Yasmín Díaz Saldes, coordinadora de la carrera de Pedagogía en Filosofía de nuestra universidad, quien actualmente se encuentra en cuarentena en Alberta, Canadá, país al que llegó para realizar una pasantía en la Universidad de Calgary, la cual debió concluir el 8 de abril pasado. Sin embargo, este viaje de regreso no se concretó, porque la aerolínea canceló todos sus vuelos por la pandemia. Existe una posibilidad de que pueda hacerlo el 31 de abril, pero nadie puede asegurarlo.

Decidida, fuerte, perseverante y muy inteligente. Así definen a Yasmín quienes la conocen. Pero eso no impide que a ratos esta aguda académica se quiebre durante la entrevista que hacemos a través de Zoom.

“Disculpe, es que a veces es difícil vivir esta situación. Tengo días bueno y otros no tanto, y conversar con usted me permite revivir situaciones complejas, como cuando viaje a Canadá, el 28 de diciembre pasado”.

Su comentario obedece a que está haciendo cuarentena en el pequeño departamento que, hasta hace poco tiempo, compartía con una colega colombiana. Por lo tanto, está totalmente aislada y sale a la calle solamente cuando requiere comprar algo. Si bien el confinamiento en Canadá no es obligatorio, la cultura de dicho país y la conciencia del autocuidado es tal, que no necesita sanciones ni controles como en Chile.

LA HISTORIA

Inicialmente su estancia estaba coordinada para que se realice entre el 1 de septiembre de 2019 y el 31 de Enero de 2020. Sin embargo, debido a ciertas complicaciones con la visa y luego, por el hecho de asumir la coordinación docente de la carrera de Pedagogía en Filosofía, debió postergar y recalendarizar su viaje, el que finalmente se concretó el 28 de diciembre pasado.

-Comentó que su partida a Canadá también fue compleja ¿puede precisar por qué?
“Fue complicado en varios sentidos. En ese momento, estábamos viviendo el estallido social, lo que implicó no poder realizar algunas diligencias, sacar certificados, documentos en el Registro Civil, etc… Por otra parte, en diciembre los profesores, los funcionarios y los alumnos de la UPLA estábamos en paro, debido a demandas internas. Luego, tanto académicos como funcionarios, llegamos a acuerdo con las autoridades y el paro se bajó, pero los estudiantes siguieron paralizados, y recién se pudo reiniciar el semestre el 20 de diciembre. Todo esto me generó muchos cuestionamientos por el compromiso que tengo con la universidad y también por lo que estaba ocurriendo en el país, estaba todo muy convulsionado. Venirme en esa situación fue muy difícil. Incluso, hubo un momento en que dudé, pero fue una oportunidad en la cual trabajé durante más de un año, así es que finalmente, viajé”.

En su relato, la docente destacó el importante apoyo que le brindó la directora del Departamento de Filosofía y amiga, Patricia González, a quien agradeció, además, por haber asumido su suplencia. Mismo agradecimiento extendió al decano Alessandro Monteverde, por entregar las facilidades para realizar esta pasantía.

Foto captada a través de zoom, durante la entrevista.

-¿Cómo se gestionó esa oportunidad?
“Debido a una iniciativa personal y revisando algunas publicaciones, conocí el trabajo que se hace en Latin American Research Centre (LARC). Logré ponerme en contacto con su director el Dr. Pablo Policzer, quien sin yo saberlo, resultó ser chileno. Allí tuve que postular con un proyecto sobre la inmigración en Chile, que fue evaluado, y aprobado, tras lo cual se me cursó una invitación como profesor investigador”.

-¿En qué consistió su instancia? (tomó clases, dictó clases, participó en alguna reunión con profesores?
“Tenía considerado realizar un par de presentaciones acerca del proyecto; participar en las clases e integrarme al grupo de investigación de LARC. Mi trabajo lo realizaría directamente con el director del Centro, el Dr. Pablo Policzer. Organizamos un calendario de actividades que incluía clases a los alumnos de ciencias políticas. Esto, enmarcado en el curso States and Regimes in Latin America, donde expuse acerca del cuestionamiento al modelo Democrático en Chile, que tiene como resultado el denominado estadillo social. También se consideró la elaboración del proyecto Dossier LARC, para ser publicado en los Cuadernos del Centro de Estudios del Pensamiento Latinomericano (CEPLA). A lo anterior se sumarían exposiciones, conversatorios y reuniones de trabajo con algunas investigadoras del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Calgary. Específicamente, con la Dra. Regina Cochrane, que trabaja temas de género y política, justicia social y neoliberalismo; y con la Dra. Roberta Rice, cuyo campo de investigación es la política Indígena y política latinoamericana. Algunas de estas actividades alcancé a realizar y otras fueron suspendidas por la pandemia”.

LAS MOTIVACIONES

¿Qué la inspiró a hacer esta pasantía?
“Las motivaciones fueron diversas. Primero me llamó mucho la atención el interés y trabajo que se realizaba en el LARC acerca de los distintos procesos sociales y políticos en Latinoamérica. Debo reconocer que me impactó saber que uno de los cursos que dicta el Dr. Policzer es Estado y Regímenes en Latinoamérica, con una unidad dedicada especialmente a la Democracia y dictadura en Chile y La política económica del liberalismo en Chile. Una segunda cuestión tuvo que ver con la necesidad académica de mirar para otros lados y poner en juego otras formas de pensar la realidad. Sobre todo, considerando que mis intereses investigativos estaban centrados en cómo la democracia en Chile podía enfrentar el desafío que implica la inmigración”.

-Pero ¿Cuál es el objetivo del trabajo que fue a realizar, concretamente?
“Tiene que ver con la crisis que la democracia en Chile, y en general en Latinoamérica, está enfrentando, no solo como el funcionamiento del sistema de gobierno, sino que, fundamentalmente, como ejercicio democrático en las sociedades actuales, enmarcadas en el ideario liberal. Se trata de una sociedad caracterizada por un fuerte individualismo, donde la democracia es solo el método que permite regular la convivencia de los ciudadanos. En este sentido, el fenómeno inmigratorio que ha venido ocurriendo en la última década, es un desafío más para las democracias liberales, en tanto garantes de la igualdad de representación de todos los ciudadanos. Desde esta perspectiva, cabe preguntarse ¿es posible representar como iguales a ciudadanos con una identidad cultural diversa?”

-A nuestro país le ha costado asumir el concepto de integración frente a los inmigrantes ¿cómo se percibe ese fenómeno allá en Canadá?
“Canadá parece un lugar importante dentro del marco de multiculturalismo, ya que fue uno de los países pioneros en adoptar el multiculturalismo como política de Estado (1971), no solo con la inmigración, sino que, fundamentalmente, con el reconocimiento de los pueblos originarios. Son cuestiones por las cuales nuestra democracia estaba siendo interpelada. Conocer cómo este multiculturalismo se puede enfrentar y convertir en una fortaleza de la sociedad, sería algo importante para los estudios de democracia en la Latinoamérica”.

-A propósito de estos temas ¿qué ocurrió cuando llegó a la universidad canadiense?¿Qué tanto sabían allá de lo que estaba ocurriendo en Chile?
“Realmente fue impactante, porque si bien conocía del trabajo que realizaba LARC, nunca dimensioné los alcances que esto implicaba. Están muy al día con lo que está pasando en la región, en especial el director, que estaba muy al tanto del estadillo social y de las consecuencias que esto tenía en la política de la región. Entonces, no solo me pidieron que expusiera sobre el tema, sino también que diera mi testimonio…..(guarda un momento de silencio, respira y continúa)…..les comenté que ver de nuevo a los militares en la calle fue muy impactante, porque uno lo asoció al miedo, al shock que implicó recordar todo lo que pasó en el 73. Fue muy fuerte, entendieron que estaba todavía muy afectada. Para los jóvenes canadienses es difícil comprender los niveles de violencia y el concepto de protesta. Entonces, tuve que variar un poco mi trabajo inicial, porque me di cuenta que el estallido social era muy importante para el trabajo que se hacía en LARC”.

PANDEMIA EN CANADÁ

-Usted se fue con estallido social y cuando planificaba regresar, ocurrió esto de la pandemia. ¿En qué momento comenzaron los problemas allá en Canadá?
“En enero el tema comenzó a aparecer en las noticias, puntualmente, por un grupo de canadienses que estaba en China, que pedían que los trajeran. Eso generó todo un conflicto, porque acá la salud es algo muy importante. Hay mucha responsabilidad social. Se siguió informando sobre el Coronavirus y el 20 de febrero la universidad nos envió correos para que empezáramos a tener ciertos resguardos para evitar los contagios, porque se detectó que en Toronto había personas infectadas. A fines de febrero, todo comenzó a restringirse y se planteó la posibilidad de hacer clases en línea, al igual que las reuniones. Ya el 4 de marzo, había muchas restricciones en los aeropuertos y, posteriormente, se exigió el uso de mascarillas y nos pidieron retirar todas nuestras cosas de la universidad y hacer una cuarentena voluntaria, porque no es necesario hacerla obligatoria. Acá no se ve a nadie en las calles. Esto parece un pueblo fantasma. Está todo cerrado. Funcionan solo los supermercados y farmacias. Los buses pasan cada una hora y solo aceptan llevar de a 5 personas, para evitar el contacto. Incluso, se permite que las personas no paguen su pasaje para que no se acerquen al conductor”.

-¿Cómo ha sido para usted vivir esta crisis de salud mundial lejos de su país y de su familia?
“Agradezco mucho al equipo de la universidad que ha estado muy preocupado por mí. El director del centro ha sido una persona maravillosa, y la gente del centro también ha sido muy amable conmigo, porque ellos sabían que no pude volver a mi país. Tengo claridad que existe una alta posibilidad de contagio, cuestión que será muy complicada, porque estoy sola y porque no manejo un inglés tan fluido como para explicar a un médico qué síntomas tengo, sin embargo estoy tranquila y solo me resta ser responsable. Por otra parte, estoy muy preocupada por mi mamá, que tiene 80 años. Hay una persona que la cuida, pero yo quisiera estar allá. En términos de trabajo, estoy bien, porque acá la Universidad de Calgary me ayudó a tener la infraestructura necesaria para poder seguir mi trabajo en casa. Así es que, desde ese punto de vista, estoy bien, pero sin duda, hay días buenos y no tan buenos. Hay días en que me siento angustiada por irme, pero sé que lo más conveniente, por ahora, es quedarme hasta que pueda viajar sin riesgos”.

-Desde allá ¿Cómo ve usted que Chile enfrenta esta pandemia?
“En términos políticos, creo que lo que se está haciendo en mi país refleja en pleno el modelo neoliberal. Es decir, esta es la mejor muestra de lo que provocó el estallido social. En otras palabras, la pandemia vino a colocar el espejo sobre lo que está ocurriendo en Chile, en términos de políticas y de concepción de una sociedad. Es un gobierno que no le importa nada la ciudadanía”.

-¿Puede aclarar esto último?
“Para este gobierno, hay personas de primera y segunda categoría; y el pueblo, los que trabajamos, somos de segunda categoría. Somos a los que hay que arriesgar, porque el discurso del neoliberalismo dice que si hay generaciones que arriesgar por el desarrollo económico, hay que hacerlo y punto. En esta pandemia ha quedado expuesta esa ideología. Ocurre cuando el gobierno dice que cada persona pague su examen para ver si está o no contagiada; cuando dice que cada colegio vea qué elementos y contenidos puede ver en clase. En Argentina, en cambio, se está haciendo educación pública a través de la televisión pública”.

CRITERIO UTILITARISTA

-El modelo es el problema, porque todos funcionamos en esa lógica…
“Así es. En Chile, cuando más personas comiencen a morir, aparecerá el criterio utilitarista, pues elegirán si salvan a alguien que es productivo o no. Para qué decir la segregación que hay respecto al acceso a la salud y a la información. El individualismo está instalado en la conciencia del ciudadano, y lo digo así cuando pienso en esa doctora que fue al supermercado sabiendo que estaba contagiada, o la persona que fue al gimnasio sin importarle que estaba afectando a los demás”.

-¿Qué demuestra eso para usted?
“No solo una falta de humanidad, sino que se trata de una conciencia (errada) de pensar que somos diferentes y de clases distintas. Efectivamente, creo que hay una soberbia instalada en nuestra sociedad, sustentada en la creencia de que somos naturalmente diferentes, y que unos son mejores que otros. Lamentablemente, es el país que tenemos. Las diferencias de clase están absolutamente marcadas. El de la clase alta, que se cree dueño del país, tiene privilegios y siente que está por sobre la ley, porque paga todo; y por otro lado, está la clase trabajadora que está mal informada y que no tiene acceso a la salud, ni a la educación”.

-¿Qué lecciones cree usted que nos dejará esta pandemia?
“Como profesora, nos ha exigido tener una visión más global de las diversidades del ejercicio pedagógico. Es una exigencia muy clara enfrentar las clases en línea. Respecto a la enfermedad, creo en la ciencia y sé que se va a encontrar una vacuna. Creo también que vamos a entender que cuando se vuelva a salir a la calle a marchar, será porque de verdad tenemos una pésima salud, que es curativa y no preventiva (entre otras cosas), subyugada a los réditos económicos”.

-Y desde el punto de vista social ¿qué visualiza?
“Creo que después de esto va a resurgir una identidad colectiva, porque es la única forma de ayudarnos. El Coronavirus no distingue clase social, ni edad, ni sexo, y eso de algún modo nos hará reflexionar respecto a que, en realidad, no somos diferentes y que nos necesitamos unos a otros. El Coronavirus vino a enrostrarnos que todos somos iguales. Es más, esta pandemia va a terminar y nosotros vamos a seguir en crisis, porque nuestra concepción de sociedad individualista, egoísta y centrada en la riqueza va a continuar. Por lo tanto, quienes no entendían por qué se produjo el estallido social, lo van a entender ahora”.

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