Piloto Pardo brilla entre los estudios de libro histórico sobre Valparaíso

Novedosos trabajos sobre una rica diversidad de aspectos referidos a la vida de la ciudad, que se transformaron en un reciente libro compilado por el historiador Baldomero Estrada Turra, dejó la V Jornada de Historia de Valparaíso.

Temas que van desde el recibimiento brindado en 1916 al Pi­loto Luis Pardo Villalón, protagonista del épico rescate de la ex­pedición Shackleton, atrapada en la Antártica, hasta la epidemia de cólera ocurrida entre 1886 y 1887, pasando por los periódicos de inmigrantes desde el siglo XIX, son algunas de las ponencias que se presentaron en la jornada, realizada en el Instituto del ra­mo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).

«Valparaíso. Historia y Patrimonio” es el título del libro, quin­to volumen de la serie «Valparaíso Testimonial”. Nueve trabajos recopilados «que demuestran la riqueza científica que contiene la ciudad de Valparaíso, que en su breve trayectoria histórica ha logrado desarrollar una rica experiencia como uno de los puer­tos más importantes del Pacífico», subraya el compilador.

Una noticia nacional y mundial

El doctor en Historia Mauricio Jara Fernández, académico de la Universidad de Playa Ancha, desarrolló en detalle cómo fue la lle­gada del audaz marino a Valparaíso, no solo porque tiene a su cargo el proyecto de investigación Fondecyt № 1170314, titulado “El Piloto 2° Luis Pardo Villalón y la Segunda Carta Patente Britá­nica: la Política Antártica Chilena entre la Pertenencia Histórica y la Incertidumbre Internacional, 1906-1917”.

También por «la notable e intrépida conducción de éste en la escampavía Yelcho, que permitió el rescate de los 22 náufragos británicos en la isla Elefante, Shetland del Sur, el 30 de agosto de 1916». Una hazaña de rescate «que en su momento tuvo una am­plia cobertura noticiosa a nivel nacional como mundial y donde Chile es reconocido como país antártico y los puertos de Punta Arenas y Valparaíso como los principales centros del quehacer marítimo y antártico nacional».

Y agrega: “Tanto el recibimiento que la ciudad de Valparaíso brindó al piloto Pardo como a la Yelcho, el 27 de septiembre de 1916, es indiscutiblemente una de las páginas más recordadas de la memoria colectiva porteña de la segunda década del siglo XX y que El Mercurio informó pormenorizadamente”.

Voluntario para una peligrosa misión

El artículo del doctor Jara recuerda que la Expedición Imperial Transantártica o Expedición del Endurance (1914-1917), de Ernest Shackleton, “fue la última expedición de la denominada ‘Edad o Época Heroica de la Exploración de la Antártica’, que desde la ba­hía Vahsel, en las costas del mar de Weddell, buscaba atravesar el continente y llegar al mar de Ross, donde era esperada por la nave Aurora”.

“No obstante, el Endurance al quedar aprisionado por los hie­los el 19 de enero de 1915 y no llegar a bahía Vahsel, se desbara­tó el proyecto original y los expedicionarios sobrevivientes diri­gidos por Shackleton tuvieron que emprender un largo viaje a la deriva hasta llegar finalmente a la isla Elefante, desde donde es­peraron a ser salvados”.

“Tras tres fallidos intentos de rescate a los náufragos y a pro­pósito de una solicitud de ayuda presentada por el propio Shackleton a las autoridades navales en Punta Arenas, el Presi­dente Juan Luis Sanfuentes autorizó e instruyó a la superioridad de la Marina de Chile para que preparara la organización de una comisión y dispusiera a la mayor brevedad el envío de una na­ve hacia esa isla del archipiélago de las Shetland del Sur.”

«Por el hecho que el piloto 2° Luis Pardo conociera la situa­ción de los compañeros náufragos de Shackleton durante la tra­ída-remolque de la averiada goleta Emma desde las islas Falkland a Punta Arenas y por creer estar preparado para sacar adelante esa comisión, se ofreció de voluntario y fue designado el 24 de agosto de 1916 para ir en busca y auxilio de los ingleses. Algunos de los tripulantes de la escampavía Yáñez, que por esa fecha es­taba al mando del propio Pardo, apenas se enteraron del nom­bramiento de su jefe, se le unieron en esta aventura por la admi­ración y confianza profesional que le tenían”.

Punta Arenas lo saluda y vitorea

Al día siguiente, Pardo acompañado de Shackleton y al mando de la Yelcho, emprendió rumbo a la isla Elefante, donde llegó el 30 de agosto tras una accidentada navegación. El domingo 3 de sep­tiembre hizo su triunfal ingreso a Punta Arenas, cuya comunidad había sido avisada desde el cercano sector de Río Seco.

“Al desembarcar en el muelle de pasajeros, Pardo y los 22 náufragos británicos encabezados por Ernest Shackleton fueron acompañados por las autoridades militares y políticas de Maga­llanes. Los habitantes de Punta Arenas se agolparon en las inme­diaciones del muelle y en las calles vecinas para vitorear, aplau­dir y celebrar el éxito de la comisión de la Yelcho. A partir de ese momento, muchos telegramas se despacharon desde Punta Are­nas hacia el exterior, dando cuenta de la recepción y de los feste­jos que se desarrollarían en la ciudad para homenajear a los vencedores del hielo”.

Ascendido al grado de Piloto 1° en mérito a sus destacados servicios profesionales en la Armada y a su invaluable demostra­ción de valentía y patriotismo, y felicitado por las principales autoridades del país, encabezadas por el Presidente Sanfuentes, el 9 de septiembre el comandante Pardo fue informado que el go­bierno había decidido que la Yelcho viajara a Valparaíso. Zarpó el 15 de septiembre de 1916, acompañado de la misma tripulación participante en el rescate, con Shackleton y 17 de los náufragos de isla Elefante.

Llegada triunfal a Valparaíso

“A Valparaíso, la Yelcho llegó en la mañana del miércoles 27 de septiembre de 1916. La famosa escampavía ingresó triunfalmen­te en la bahía de Valparaíso y numerosas embarcaciones, haciendo sonar sus pitos y sirenas, la escoltaron por entre las naves de guerra de la Armada hasta el sitio final en el muelle», mientras miles de porteños agitaban pañuelos y sombreros desde los miradores y los cerros.

El Mercurio en la edición de ese día relataba que «Desde las 9 de la mañana las inmediaciones del muelle Prat, la plaza Sotomayor, el muelle fiscal, los nuevos malecones de las obras marítimas, el malecón antiguo, los edificios vecinos, el monumento Prat, pre­sentaban un aspecto imponente, repletos del público que allí se ha­bía congregado y que estimamos superior a 30.000 personas».

“A las 11.10 horas de ese 27 de septiembre, la Yelcho atracó en el muelle fiscal y el comandante Pardo recibió a bordo a las au­toridades civiles, políticas, navales y representantes de la colo­nia británica, quienes se presentaban a rendir el saludo oficial de la ciudad de Valparaíso a los héroes de los mares antárticos”.

El primero en desembarcar fue Ernest Shackleton, con 5 de sus compañeros, y a los pocos minutos bajó a tierra el comandante Pardo para dirigirse al Círculo Naval, ubicado al otro lado de la plaza Sotomayor y donde le esperaba su señora, Laura Ruiz. «Desde el muelle, Shackleton y Pardo tuvieron grandes dificulta­des para desplazarse entre la multitud mientras las bandas de músicos tocaban los himnos nacionales británico y chileno, y el pueblo les hacía una delirante ovación” por el rescate del grupo de científicos en la Antártica.

Piloto Pardo no aceptó recompensa

Uno de los momentos más significativos fue cuando Shackleton, al desembarcar en el muelle, se refirió a la ayuda recibida por la Armada de Chile para rescatar a sus compañeros en la Antártica, manifestando su mayor admiración por “la Marina de ustedes, a cuyo esfuerzo se debe el salvamento de mis compañeros. Doy a ustedes las gracias en su nombre, en el mío propio y en el de Inglaterra». En respuesta a aquello, la población que repletaba el muelle y los alrededores, aclamó su presencia y elevó pañuelos y sombreros al aire.

Fue recién el 1 de octubre, señala el artículo del doctor Jara, cuando los británicos residentes en Valparaíso lograron home­najear a Shackleton y Pardo. “Incluso, al término de la ceremo­nia, ofrecieron al comandante Pardo y a la tripulación de la Yel­cho una alta suma en libras esterlinas en recompensa por el sal­vamento, lo cual a nombre de sus hombres fue desechado por el piloto 1º Pardo, reiterando que la comisión a la isla Elefante ha­bía sido en cumplimiento de su deber como marino y por orden del supremo gobierno».

 

Fuente: Cuerpo de Reportajes de El Mercurio de Valparaíso, domingo 26 de mayo de 2019. Autora: Rosa Zamora C.

 

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