
Hoy más que nunca, cuando la historia se nutre de la política y la coyuntura nos lleva como sociedad a revisar una compleja evolución, es que las ideas de Michel Foucault cobran relevancia. Esa es una de las principales conclusiones a las que se llegó en el simposio Foucault y la Política, realizado el pasado viernes en la Universidad de Playa Ancha (UPLA).
En la sala Carlos Pantoja de la casa central de la UPLA, sociólogos, académicos y alumnos de diferentes casas de estudios superiores, se dieron cita para reflexionar sobre los aspectos más relevantes de las “viejas nuevas ideas” del pensador francés. La actividad fue organizada por la Facultad de Ciencias Sociales de la universidad porteña.
El simposio congregó como expositores a los sociólogos Braulio Rojas, Adán Salinas y Andrés Tello, de la UPLA; Raúl Rodríguez, Leticia Arancibia, Gloria Cáceres y Valeria Campos, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV); Nicolás Fuster de la Universidad de Valparaíso (UV); Aldo Avellaneda de la Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes-Argentina; y a Alejandro Tapia de la Universidad de Chile.
La novedad oculta lo permanente
Braulio Rojas, respecto de los aportes de Foucault al análisis de lo que acontece con el mundo del trabajo, por ejemplo, valoró los elementos cuestionadores de su pensamiento, más que como una simple receta. » O sea, nos ayuda a poner en cuestión el modo cómo se trabaja y cómo vivimos ‘en’ y ‘por’ el trabajo, y la forma en que el trabajo nos produce más bien precariedad que riqueza individual; eso se ha normalizado, se asume que es así”.
“Foucault lo que nos permite –prosiguió el académico UPLA- es cuestionarnos y de alguna manera ver cómo estos problemas nos afectan a nosotros mismos en lo concreto pero también al colectivo».
Precisamente en lo grupal es que Braulio Rojas se cuestiona el rol de lo novedoso como un agente que eclipsa lo ya establecido. «Lo que pasa en la actualidad es que tenemos muchos elementos inéditos, por un lado, pero también muchos elementos que se vienen arrastrando desde mucho tiempo atrás y que suelen ser obviados con lo que se llama entrecomillas la novedad; o sea, lo novedoso oculta lo permanente y hay que tratar de dilucidar entonces ese entramado. Y Foucault nos entrega herramientas analíticas para poder pensar de esa perspectiva»
Humildad que hoy no existe
Nicolás Fuster, académico de la UV, prefirió centrar su ponencia en los espacios que quedan fuera totalmente de los procesos de subjetivación. «A mí me da la impresión que cuando Foucault está pensando algo así como los dispositivos de poder o los procesos de subjetivación, siempre está pensando en un espacio que queda totalmente fuera de esos procesos de subjetivación; un espacio que es de lo impensado, de lo innombrable, de lo que no puede ser visto y creo que ahí, metodológicamente nos sirve Foucault”.
Al estudiar al pensador francés, de acuerdo a Fuster, la pregunta no sería precisamente cómo operan los dispositivos de poder sino más bien cuáles son sus interrupciones. “Eso quizás nos serviría para entender que hay ciertas excepecionalidades que nos son posibles describir y que por ende en términos disciplinares no podemos analizar, y eso implica una humildad cognitiva muy potente que hoy, la gente que está trabajando a Foucault, tengo la impresión que no tiene».
El académico UV relató que a principios de siglo estos discursos gozaban de una heterogeneidad tan singular, que de una u otra manera permitían demostrar o visibilizar esa excepcionalidad, algo que hoy no operaría. “Hoy la construcción de la objetividad desde el discurso científico es tan potente y la captura es tan total que no da espacio, pero la excepcionalidad sigue operando de todas maneras en otros lugares, en otros modos de ser, finalmente».
Sobre Foucault
Paul-Michel Foucault, es definido como un historiador de las ideas, psicólogo, teórico social y filósofo. Nacido en Poitiers, Francia, el 15 de octubre de 1926, fue profesor en varias universidades francesas y estadounidenses y catedrático de Historia de los Sistemas de Pensamiento en las décadas de los 70 y 80.
Entre sus contemporáneos destacó por sus estudios críticos de las instituciones sociales, y sus análisis de las relaciones poder-conocimiento-discurso han sido materia de debates permanente.
Y pese a que generacionalmente se le asoció a la corriente estructuralista, como enfoque de las ciencias humanas, Foucault se distanció de dicho enfoque al punto que con posterioridad discrepó con quienes lo encasillaron como postestructuralista o postmoderno. Como contrapartida, prefirió clasificar su análisis como una crítica histórica de la modernidad.
Immanuel Kant, Friedrich Nietzsche y Martin Heidegger, figuran entre los pensadores que más influenciaron su obra.
Foucault murió en París el 25 de junio de 1984.
Entre sus libros más leídos destacan Historia de la Locura en la Época Clasica I, II y III; Raymond Roussel; Las Palabras y Las Cosas; El Orden del Discurso; Esto no es una Pipa; Vigilar y Castigar; Historia de la Sexualidad I, II y III; y La Verdad y las Formas Jurídicas.
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