Inauguran política de respeto e inclusión para la discapacidad

“Es interesante que exista preocupación por integrar de una mejor manera a las personas que presentan algún tipo de discapacidad y, en este sentido, ya antes de postular a la Universidad, por allá por el 2004, tenía referencias que la UPLA constantemente se preocupaba por atender la diversidad, lo que constituye un ejercicio interesante de inclusión”. Esta cita surge de la experiencia de la alumna tesista de la Carrera de Pedagogía en Inglés de la Universidad de Playa Ancha, María Loreto Salgado Alfaro, quien, presentando discapacidad visual desde su nacimiento, ha logrado superar los obstáculos, cumplir con distinción todas las exigencias académicas que la formación superior impone, e incluso colaborar decididamente en el proceso de integración e inclusión que la institución ha liderado.

Esta toma de conciencia que realiza la institución porteña de manera inédita es celebrada por María Loreto. Mucho más, cuando en estas semanas se concretiza el concepto de integración mediante la instalación de señaléticas en braille en la Casa Central de la UPLA. “Aún cuando todavía falte mucho camino por abrir, hoy se está dando un gran paso en la facilitación de los accesos a la Universidad en términos de infraestructura y, poco a poco, de reducción de la discriminación y el sesgo cultural que existe respecto del tema de la discapacidad”, sostuvo.

Gestiones y Acción en Infraestructura

La instalación de señalética braille en toda la Casa Central de la Universidad de Playa Ancha es el nuevo paso que la casa de estudios ha concretado en materia de integración e inclusión, en el marco del programa que la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) y la Comisión de Espacios Universitarios para la Diversidad (CEUD) vienen implementando hace un par de años, a fin de entregar una respuesta consistente a todos aquellos actores de la comunidad universitaria con algún grado de discapacidad física.

A este respecto, Fernanda Ramírez Montecinos, Asistente Social de la DAE, ha trabajado directamente con los estudiantes con discapacidad, considerando sus demandas para una inclusión efectiva, operacionalizando sus necesidades y vinculándolos con la institucionalidad de la UPLA. “Esta iniciativa demuestra la preocupación constante, una inquietud que desde el 2006 configura un programa de actividades que cuenta con planificación, con un esquema de trabajo directo realizado conjuntamente con los estudiantes con discapacidad”. Además, la profesional explica el programa que se tiene planificado llevar adelante, destacando la labor que “distintos actores de la comunidad están realizando en pos de hacer de cada espacio físico, de cada lugar de encuentro, de cada clase y en fin, de cada instancia, un lugar que incluya cada vez más y mejor a los estudiantes”.

Otra perspectiva disciplinaria propone Marcos Muñoz Del Campo. Este arquitecto, académico de la Facultad de Arte, en su rol de Presidente del CEUD, hace una apuesta en materia de espacio e infraestructura (tarea que dirige en la UPLA), al señalar que se requiere “la necesaria consolidación de los espacios físicos con los cuales se cuenta hoy, en lugar del incremento de metros cuadrados. En este sentido, estamos cada día gestionando y realizando intervenciones de los mismos para su mejor habitabilidad y desplazamiento, redundando todo ello en el mejoramiento de la calidad de vida de estudiantes, funcionarios y académicos”.

Si bien Marco Muñoz destaca algunos hitos interesantes en materia de infraestructura, como por ejemplo la “inversión gradual en adecuación de espacios, habilitando baños con características especiales, puertas con sistemas de apertura distintos a los tradicionales, barandas y otras instalaciones con una altura adecuada, entre otras soluciones implementadas desde una mirada interdisciplinaria para colaborar desde nuestro quehacer en este tema”, el académico sostiene, sin embargo, un aspecto fundamental en el sustento del trabajo impulsado. “Con la instalación de señaléticas y rampas se va más allá de la mera adaptación: se logra consolidar un lugar donde “el todos” existe, donde ese “todos” permite que tanto los actuales usuarios como la comunidad toda tenga acceso cómodo y autónomo a cada uno de los destinos que se trace. El estudiante o la persona que pase por acá podrá ver, por ejemplo, una placa en braille y decir: “va, aquí hay personas con discapacidad visual”, lo que marca un reconocimiento de su existencia en la Universidad y/o, por otra parte, una invitación a que vengan los que aún no lo hacen”.

Recursos del Fonadis y de la Universidad

Una mirada al entorno de los estudiantes que presentan algún grado de discapacidad da cuenta de que muchos de ellos presentan, además de estas dificultades, problemas socioeconómicos. Es por esta razón que la Universidad, pesquisando lo recién planteado, desde el año 2006 ha postulado incansablemente a los recursos que aporta el Fondo Nacional de la Discapacidad (Fonadis). En términos formales, el primero de estos proyectos fue aprobado en 2007, fecha desde la cual se materializaron las distintas iniciativas que académicos, alumnos y/o funcionarios habían ido planteando con anterioridad.

Este año, al igual que los anteriores períodos, los fondos (equivalentes durante el periodo en curso a más de $6 millones) son a la vez complementados por igual cifra dispuesta por la Universidad, siendo invertidos a partir de cuatro líneas generales; en primer lugar, lo que más evidente para la comunidad universitaria, la adaptación de espacios (instalación de barandas, rampas, habilitación de baños, puertas y mantención de ascensores, entre otros).

Una segunda línea es la que tiene que ver con la necesaria gestión de campañas comunicacionales que ayuden, por un lado, a que las personas que presentan discapacidad de cualquier tipo accedan igualitariamente a espacios propios de su hábitat, como sales de clases o espacios de esparcimiento, y, por otra parte, la generación colectiva de una cultura de respeto entre los distintos actores de la comunidad universitaria.

La tercera línea de acción tiene que ver con el apoyo terapéutico y profesional de las personas con discapacidad. En esta línea, destaca el aporte de la Jefa de carrera de Terapia Ocupacional, Dalila Goudeau Radical –también parte de la CEUD. “Muchas veces, como personas naturales, tenemos todo el interés y la motivación para apoyar a quienes tienen alguna discapacidad en la Universidad. Sin embargo, el terreno mismo no les acompaña, no les ayuda ni la geografía ni la infraestructura y, muchas veces, tampoco la cultura. La misión que nos hemos formado desde la carrera y la Comisión tiene que ver con ello, con ser más acogedores o, mejor aún, explicitar que finalmente todos tenemos las mismas características y que, además, todos en algún momento necesitamos o vamos a necesitar contar con las facilidades para desplazarse plenamente”

De acuerdo a Goudeau, “que venga una persona con más o menos discapacidad debiera ser considerado de igual manera a que si llega alguien rubio, una persona morena, o qué se yo. Quiero decir con ello que, al igual que no hacemos grandes diferencias en estos casos, tampoco hay por qué hacerlo en estas otras condiciones y, yendo más lejos aún, que cada quien tenga las mismas condiciones para continuar con sus estudios y su vida diaria. ”.

Igualmente importante es la inversión que hace el Fonadis en cada caso particular. Aportes en materiales, equipos y herramientas que van en apoyo del mejor desempeño académico de los estudiantes, y como parte de la cuarta línea de acción mencionada también teclados, grabadoras digitales de audio, computadores y financiamiento de movilización, son cubiertos por los recursos generados en esta línea.

Un Aporte a la Sociedad

“Yo no soy ni profesora ni nada, yo sólo puedo hablar desde mi experiencia”, señala la madre de María Loreto, la señora Andrea Alfaro Cortés. Además, es enfática en explicar: “soy madre de cinco hijos, siendo Loreto la menor y créame cuando digo que he conocido todas las universidades donde han estudiado mis hijos y es la única donde se trabaja el tema de esta forma. En ninguna, ni en Santiago ni en otras regiones se ve esto, por lo que me siento muy orgullosa de esto que se está haciendo. A pesar de que mi hija está por egresar, he ofrecido toda mi colaboración como conocedora del sistema braille.”

La importancia de esta temática para la Universidad se plasma, entonces, en las distintas áreas, en los distintos actores del quehacer de nuestra institución: alumnos, docentes, funcionarios, autoridades y una fuerte vinculación con el medio, son los factores que constituyen los ejes que sustentan cada una de las actividades de inclusión. “Desde la docencia, desde la capacidad de proveer a los estudiantes de una plena asistencia a clases y un deambular por los pasillos u otras instancias de nuestra casa de estudios de forma autónoma y segura, vamos permitiendo y haciendo posible la integración” como señala Fernanda Ramírez.

Sin embargo, todo lo realizado de nada sirve si no existe una toma de conciencia efectiva y duradera. Las 70 placas con el grabado en braille con la descripción del número de sala, baño u oficina, serán útiles sólo bajo el pleno cuidado –y una mirada profunda- de quienes forman parte del plantel universitario y de la sociedad en su conjunto.

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