Cuando los estudios sobre los cambios moleculares y expresión de genes sensibles ante el aumento o disminución de oxígeno han adquirido protagonismo en las últimas décadas, ¿cómo estamos investigando este fenómeno desde Chile, un país particularmente montañoso, en relación a otros? En esa inquietud, el académico del Departamento de Salud, Comunidad y Gestión, Juan Pablo Alarcón, visitó los laboratorios del Grup de Fisiologia Adaptativa: Hipòxia, Exercisi i Salut de la Universidad de Barcelona.

“La altitud tiene muchas aristas de investigación y puede ser tan beneficiosa como perjudicial”, expresa el docente de la Facultad de Ciencias de la Salud, “así como se ha comprobado que las células musculares se vuelven más oxidativas y saludables ante condiciones de altura, también es posible que una persona con factores de riesgo, que no consigue una adaptación de su presión arterial y regulación de su sistema nervioso autónomo, sufra un mal agudo de montaña”.

Esa doble dimensión de la hipoxia simulada, en tanto un estresor que podría brindar beneficios o riesgos para la salud en una exposición crónica o aguda, ha despertado el interés investigativo de las universidades del norte del país. En la zona central, aún y cuando nos encontramos con importantes puntos turísticos como PN La Campana (2.222 m s.n.m) y Valle Nevado (3.670 m s.n.m), así como industrias mineras entre las regiones de Valparaíso y Santiago, no ha sido estudiado con el mismo interés.

“Todos quieren subir y hacer deporte, porque el turismo de altura atrae harto a las personas, pero no sabemos si estamos preparados”, expone el kinesiólogo especializado en fisiología clínica, “de allí que es importante estudiar y conocer, desde lo molecular hasta lo fisiológico, qué pasa con nuestra salud en estas condiciones de altitud”.

Al alero del “Concurso de perfeccionamiento de competencias a través de estadías cortas” de la Dirección General de Investigación, este proyecto de investigación que busca comprender de qué manera el ejercicio físico es capaz de mejorar la respuesta inmunológica a nivel celular llevó a Alarcón hasta España por invitación del doctor en Biología de la Universidad de Barcelona, Ginés Viscor, quien lidera el grupo de investigación en hipoxia, ejercicio y salud.

Dos modelos experimentales 

Para conocer modelos experimentales distintos, el académico visitó diariamente dos laboratorios del Departamento de Fisiología e Inmunología de la Universidad de Barcelona. El primero, ubicado en la Facultad de Biología, está concentrado en la experimentación en animales y consiste en el entrenamiento de pequeñas especies que luego son estudiadas para ver cómo y cuánto cambia la morfología muscular. El segundo, ubicado en el Hospital Universitario de Bellvitge, realiza investigación en humanos que participan en distintas pruebas al interior de una cámara hipobárica que simula las condiciones naturales en altitud como la reducción de presión atmosférica.

“Ambas experimentaciones demuestran que la célula muscular se vuelve más saludable, entonces creemos que el ejercicio finalmente favorece esta respuesta, y de cierta manera, también disminuye la contaminación celular a través de la reducción de radicales libres”.

Apelando a que el ejercicio físico es una buena forma de mejorar la salud, el académico fortalece una línea de investigación inexplorada en la UPLA. “Esta experiencia me abre el mundo, me dan ganas de seguir investigando y de aportar o transmitir esto a la universidad, son muchos desafíos que me gustaría abordar pero debo ir paso a paso, primero terminar la tesis de magíster y luego continuar el proyecto con Ginés cuyo punto en común es la hipoxia”, concluye.

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