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En el marco de un convenio investigativo con la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UAM), el académico del Departamento de Literatura y Lingüística, Dr. Juan Pablo Reyes, participó del XI Encuentro Internacional de Investigadores de Políticas Lingüísticas organizado por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM) y la Universidad Nacional Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA).
A través de la convocatoria Apoyo a la Asistencia de Actividades Académicas de la Dirección General de Investigación, el académico presentó la ponencia “Conciencia lingüística y metalenguaje en textos escritos por navegantes, misioneros y científicos”, realizada junto a Nicole Brown (Corporación Municipal de Quilpué/Líderes Educativos PUCV), que da cuenta del trabajo cronístico sobre el pueblo yagán realizado por religiosos, antropólogas y periodistas en la región de Magallanes.
“Primero [los yaganes] se encontraron con los marineros medievales, Magallanes y más, meros buscadores de paisajes y tierras; después [se desarrolló] lo que llaman su período extractivista, comer lobos, ballenas y peces; luego, la etapa evangelizadora o agrícola, y después viene el Estado Chileno. ¿Qué encontramos? Cronistas con pensamientos medieval, cronistas con pensamiento renacentista, cronistas evangelizadores y ahí se empieza a mezclar el rol entre evangelizador e investigador, con Martín Gusinde y Thomas Bridges, [no obstante] con la llegada de Anne Chapman ya empezamos a leer descripciones de tipo científica”.
Este sería uno de los primeros trabajos de un proyecto de investigación mayor que reúne investigadores e investigadoras de Nueva Zelanda, Bolivia, Argentina, Guatemala, Italia, México y Chile, países interesados en el estudio de las vulnerabilidades y rescates de las distintas lenguas amenazadas por otras dominantes, como el inglés o el español. De esa manera, en un contexto de revitalización, recuperación y fomento de las lenguas americanas, esta investigación se propone crear conciencia de la importancia de estos sistemas verbales de transmisión de conocimiento, cómo es el caso de la lengua yagán.
Consultado respecto al interés por esta lengua, señala la ausencia del imaginario austral chileno. “Tenemos poca imagen de la Antártica, los canales y del Estrecho de Magallanes. No hay una visión clara del territorio, tampoco hay visión de los habitantes que allí había. El interés [lingüístico] se fomentó en aquellos pueblos que son parte de nuestros avatares históricos, como el pueblo mapuche, pero no están presentes las culturas del extremo sur de Chile y por eso el gran interés está dentro de las lenguas que ya no tienen hablantes nativos, sino que hablantes que han aprendido a través de gramática”.
En su estudio, establece que ya se ha analizado la estructura interna – fonemas, sintaxis y léxico – definiéndola como una lengua de gran nivel de sincretización, es decir, de incorporar una serie de elementos en una única palabra, volviéndose una de las lenguas con palabras más largas del mundo. No obstante, se desconocen sus valores culturales y sociales que, además, han sido abordados desde el prisma occidental.
Al respecto, el académico destaca las habilidades lingüísticas de los yaganes, cómo estos aprendían holandés, inglés y español, habilidades no compartidas por los navegantes europeos. Esas capacidades lingüísticas, así como intereses y visiones, serán abordadas interdisciplinariamente desde la antropología, arqueología, sociología, historia y lingüística, con el fin de entender el fenómeno del lenguaje como uno complejo de tipo cultural y social.
Así, pronosticando al menos cinco años de trabajo, el Dr. Reyes señala que actualmente están armando un marco teórico y metodológico que atienda las actuales disputas teóricas – ¿competencia lingüística o competencia comunicativa? –, para eventualmente trabajar con las comunidades y con educadores interculturales, aquellos educadores que participan en duplas pedagógicas de colegios que tienen reconocimiento de educación intercultural, es decir, una matrícula igual o superior al 20% de estudiantes de origen, o reconocidos como, indígenas, para finalmente elaborar manuales que serán utilizados por la comunidad escolar.
“Nosotros [entendemos que] somos mediadores, pero esta vez con parámetros científicos y no estigmatizantes porque, al final, las decisiones las toman las comunidades sobre qué ponemos y qué no ponemos en los manuales que serán utilizados por educadores, profesores, apoderados y estudiantes. Nosotros hacemos una investigación en terreno para hacer un panorama lingüístico después de 500 años de prohibición, manipulación o ridiculización de su forma de expresión”.