Con marchas multitudinarias, manifestaciones artísticas e interpretaciones musicales, las y los ciudadanos japoneses exigieron masivamente el cierre de los reactores atómicos de la central Fukushima que, tras el terremoto y tsunami de 2011, provocó explosiones sucesivas de hidrógeno al noreste de Japón. En una versión instrumentalizada y con un estribillo en castellano, una de las canciones que predominó en ese movimiento fue El pueblo unido jamás será vencido en la interpretación del grupo liderado por el clarinetista Wataru Okuma y la cantante y percusionista Miwazow.
“¿Cómo la canción llega a una cultura tan distinta cuando ni siquiera tenemos el mismo alfabeto?”, pregunta la profesora asociada del Departamento de Artes Integradas y experta en música popular, canción política y trabajo artístico, Eileen Karmy, “uno de los motivos sería que, a diferencia de otras canciones de la Nueva Canción Chilena, la letra no tiene ninguna adscripción territorial ni temporal, es amplia y convocante, canta a la unidad, a luchar todos juntos, llamando a las y los trabajadores a unirse, por tanto tiene un componente que permite su adaptación a distintos contextos”.
Eso explicaría como la composición del músico y pianista Sergio Ortega ha sido traducida a dieciséis idiomas e interpretada por músicos de todo el mundo, volviéndose parte del repertorio global de canción protesta y música para el cambio social según da cuenta el proyecto de investigación audiovisual de Eileen Karmy y Martín Farias, Himno (@documentalhimno), que cuenta con el apoyo del Fondo de la Música (FONMUS) y del Proyecto Anillo Música y Patrimonio (ANID).
Después de años de recopilación de información y entrevistas a distancia, la filmación del documental incluyó la visita a cinco países cuyo último destino fue Tokio. En esta visita, Karmy destaca cómo la emoción de investigadores y músicos locales tributó en la organización de un evento en torno a la canción en que participaron los investigadores chilenos, una investigadora japonesa especializada en la el movimiento de la Nueva Canción, Nobuyo Yagi, el músico Kenichi Takeda, el pianista Tatsuo Kondo, la cantante y percusionista Miwazow, el charanguista Daiji Fukuda, la acordeonista y traductora Hinako Saldí Sato y el clarinetista y gestor del evento, Wataru Okuma.

De esa manera, en un recinto lleno, la inquietud nacida al sur de Latinoamérica culminó en Tokio cuando el músico Wataru Okuma detalló la experiencia de re musicalizar la canción de Ortega considerando la contradicción esencial de la composición. “A él le llamaba mucho la atención que la música está escrita en una tonalidad menor que usualmente asociamos a una canción triste, melancólica y solemne, pero cuya letra y espíritu transmite alegría y esperanza que ellos refuerzan con un ritmo ágil acompañado de instrumentos locales como el Ching-Dong y el Taishogoto”, finaliza la investigadora.
GIRA POR EUROPA
Cuando la canción se utiliza para cantarle a distintos motivos, desigualdades y necesidades, la investigadora rescata los hallazgos realizados en las entrevistas de Francia, Portugal, Finlandia y Alemania que, así como las propias interpretaciones, dan cuenta de la diferencia en cómo los músicos asumen la canción y la adscriben a sus propios repertorios.
Al respecto, cuenta como los músicos alemanes del Hanns Eilser Chor, contemporáneos a la dictadura de Chile y al impacto internacional de Quilapayún, realizaban interpretaciones solemnes de la canción como forma de solidarizar con el dolor de la dictadura. Por el contrario, a los músicos entrevistados en Francia, La Fanfare Invisible, no les importaba tanto el origen de la canción, considerándola parte de un contexto de manifestación social mucho más amplio donde suman canciones como Bella Ciao de Italia y Ya Rayah de Argelia.
Estas experiencias, así como el relato del cantautor Luis Cilia que tradujo la letra al portugués en 1974 y de las músicas finlandesas Sinikka Sokka y Monna Kamu (Agit-Prop), forman parte del documental que los gestores planean estrenar durante la décimo novena versión del Festival Internacional de Cine y Documental Musical In-Edit Chile que se realizará durante el 07 y 10 de diciembre de este año y que, en su versión 2022, premió a los investigadores en su categoría de Work In Progress.
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