Con sus maletas llenas de libros y un sinnúmero de anécdotas por compartir volvió a Chile el estudiante de Kinesiología, Braulio Hernández Flores, tras realizar el segundo semestre 2015 en la Universidad Federal de San Carlos (UFSCar) en Brasil.
Fueron cinco meses (agosto a diciembre) en los que se adaptó a una cultura e idioma diferente en una de las instituciones más importantes en el ámbito de la formación de investigadores en Kinesiología o Fisioterapia como se le conoce a esta disciplina en el país de la samba.
El primer mes de Braulio en Brasil fue complicado, ya que prácticamente no entendía nada en las clases. Con cuatro asignaturas inscritas tuvo que poner lo mejor de sí para salir airoso de una experiencia que nunca olvidará.
-¿Cuál es la evaluación que hace del intercambio en la UFSCar?
“Fue una muy buena experiencia, 100 por ciento recomendable, ya que me permitió abrir nuevos horizontes y en términos de aprendizaje se ven muchos contenidos diferentes o áreas que acá la carrera de Kinesiología no explota mucho, con profesores muy calificados.
Es una experiencia muy recomendable no solo en el ámbito académico sino que cultural, el acercamiento a otros idiomas, es importantísimo, lo que me hizo constatar que es fundamental el inglés”.
-¿Cómo se gestó la posibilidad de participar en este intercambio estudiantil?
“El 2015 fue el primer año que abrió sus puertas la UFSC en el marco del programa de movilidad Escala Estudiantil de la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo, donde la UPLA es miembro, y solo había un cupo disponible. Me interesó el plan de estudio, ya que desarrollaba varias áreas que me interesaban como Masoterapia, Cardiología, Terapia Manual y Prevención de Lesiones Musculoesqueléticas, que fueron los ramos que inscribí finalmente”.
-¿Cómo fue estudiar sin saber el idioma?
“El primer mes no entendía casi nada, nunca había escuchado o hablado portugués, nunca hice un curso de portugués. Tuve que aprender sobre la marcha. No habían otros chilenos en el curso así que fue difícil, de hecho en el programa AUGM era el único chileno, habían argentinos y colombianos, que eran los únicos que hablaban español dentro de mi círculo más cercano.
El resto era todo en portugués, lo que fue bueno para acostumbrarse al idioma y tratar de hablarlo. Puedo decir que aprendí más rápido estando en contacto con los nativos. Al término del primer mes recién entendí frases completas, al principio solo palabras aisladas, ya que hablaban muy rápido. El primer mes fue de leer las diapositivas de los profesores y material impreso, eso era más fácil.
Al segundo mes entendía mejor. En ese tiempo, me sentí muy afortunado porque nunca me ví angustiado por alguna situación”.
-¿En qué se apoyó para salir adelante?
“Soy cristiano, Adventista del Séptimo Día, ese fue un apoyo porque además estando allá me contacté con “mis hermanos” de la iglesia, quienes me apoyaron bastante. Ya que en el diario vivir utilizan muchas palabras que no son de diccionario, por lo que me ayudaron bastante con sus significados”.
-¿Cómo se dio la relación con sus profesores y compañeros?
“Los académicos allá son muy cercanos, te tratan de tú a tú. De hecho me miraban extraño cuando los trataba de “Usted profesor”. Con mis compañeros se generó una buena relación, en Brasil se hace mucho intercambio, por lo que había muchos compañeros que habían ido a otros países y la mayoría habla inglés. Entonces lo primero que hicieron cuando llegué fue hablarme en inglés y yo menos entendía, por lo que prefería que me hablaran en portugués porque me parecía más entendible.
En un principio los que más me apoyaron fueron ellos, porque conocían mi situación. Después lo que me sirvió fueron mis conocimientos en algunas áreas como “Terapia Manual” en la que me manejo bastante. En esa disciplina comencé a sobresalir desde el principio y ahí fui ganando más compañeros y amistades. Hice buenos amigos por esa asignatura”.
-En ese sentido, ¿qué tan preparado se sintió al cursar las cuatro materias?
“Tenía asignaturas de tercero y cuarto año y habían contenidos que a ellos aún no les pasaban y que yo ya sabía, lo que me permitió al término del semestre eximirme de las cuatro asignaturas inscritas.
Creo que las bases que tengo de la UPLA son muy buenas. De hecho, la profesora de Cardiología se sorprendió de mi avance curricular, pese a que su ramo lo pasé con la lectura de diapositivas y libros, porque le entendía muy poco”.
-Suponemos que no todo fue estudio, ¿cómo recuerda sus fines de semana en Brasil?
“Los primeros fines de semana solo estudiaba y leía mucho, posteriormente me dediqué a hacer deportes con mis hermanos de la iglesia y a conocer lugares típicos de Brasil.
Además participé de un simposio que organizó la universidad en el que participaron reconocidos expositores de todo Brasil. Tuve la posibilidad de inscribirme en dos mini cursos, Terapia Kabat y Medicina China, dictados por eminencias en el tema y que fueron certificados. A ello se sumó mi aparición en el noticiario de Globo TV dando a conocer mi impresión como participante extranjero en el simposio. Me dio mucha risa ver la edición que tuvieron que hacer para que se entendiera lo que quería decir, pero estaba recién aprendiendo a hablar portugués.
Lo otro que aproveché fue que los libros son baratos, en el mismo simposio vendían libros, cursos e instrumentos de kinesiología. Así que me vine con hartos libros”.
-¿Recomendaría esta experiencia a sus compañeros?
“Claro que sí, la experiencia y también la universidad, porque está centrada en la investigación. Los profesores no forman para ser kinesiólogos sino que forman para aprender a hacer investigación en Kinesiología. Todo lo que tú investigas lo haces en función de un paper, no de libros cuyas ediciones pueden ser antiguas. Tiene que ser de un artículo científico de uno o dos años atrás y que esté en las mejores revistas indexadas. Son muy exigentes. Gracias a ello, aprendí a hacer investigación que es lo que ahora me servirá para la tesis”.
-Desde ese punto de vista, ¿cuáles son sus proyecciones profesionales?
“Abrió un área para mí bastante desconocida, porque mi idea inicial siempre fue Terapia Manual, especializarme en esa área, pero lo que estudié en Brasil era bastante similar a lo que se hace en Chile, aprendí cosas nuevas pero toda la base la tenía de acá. Me sirvió para repasar y practicar, pero me abrió una nueva área en Cardiología, que es un campo poco explorado en Chile. Quizás haga mi memoria en ese tema, aunque aún no lo decido”.
–Generalmente al mirar atrás uno recuerda a quienes lo hicieron posible, ¿a quién le agradecería?
“Primero, a mi familia y a mis hermanos que hicieron posible mi viaje, ya que el convenio de la UPLA con la AUGM solo considera matrícula, alimentación y alojamiento en Brasil, pero el resto como son pasajes, visa y pasaporte debían salir de mi bolsillo. Quizás esa sería una de las cosas a mejorar, ya que permitiría que más estudiantes puedan optar a estos beneficios.
Sin embargo, debo agradecer a los integrantes de la Dirección General de Relaciones Internacionales, a la profesora Pamela Díaz, y a las autoridades y profesores de la carrera que me impulsaron a vivir esta experiencia en especial a la directora del Departamento Disciplinar de Kinesiología (Roxana Tapia Allende) y a la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Mirta Crovetto Mattassi”.
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