La actual Secretaria General de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica y ex vicepresidenta del Ecuador, Rosalía Arteaga Serrano, se reunió el lunes 26 de octubre con estudiantes y académicos de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Playa Ancha.
En la ocasión, la invitada expuso sobre el «Cambio climático y la responsabilidad desde lo local», oportunidad donde trató la importancia de la preservación del ecosistema poniendo especial énfasis en cómo «el actuar de los seres humanos ha llevado a devastar cada vez más lugares como la Amazonía» y, por otra parte, en «el interés de realizar una corresponsabilidad de acciones globales y locales en pos de tratar temáticas a nivel de discusiones y acciones relacionadas con cambio climático, calentamiento global y su impacto en la vida en los ámbitos humano y geográfico».
Rosalía Arteaga aprovechó la ocasión para agradecer la invitación a la UPLA que le formulara el rector Sanhueza, «con quién, gracias a la conversación sostenida sobre la participación de la ciudad de Valparaíso como capital del Fórum Universal de las Culturas, pudimos fijar un conjunto de reuniones que se llevarán a cabo con la Red de Universidades Regionales y con las de Valparaíso. En este contexto surgió la idea de conversar sobre el trabajo medioambiental con estudiantes y profesores del área».
¿Cómo fue que se produjo su acercamiento al área ambiental y, en específico, al de la preservación de la Amazonía?
«Una vez que dejé mi cargo de Vicepresidenta y Presidenta del Ecuador» -cabe señalar que también ejerció interinamente la Presidencia durante algunos días en 1997- «me nombraron en esta Secretaría y, bueno, tuve que aprender. Yo venía del mundo de la política y, antes de eso, del mundo de la literatura, donde escribo libros para niños y adolescentes. Un buen día, llega alguien con esta propuesta y dije: «bueno, sí quiero hacerme cargo, puedo aprender, sé que soy capaz», y aquí me tienen, en Valparaíso, y antes en Santiago, antes de eso, en Canadá, en Estados Unidos, en Italia, en Brasil. De a poco me interioricé sobre los escasos acuerdos y las siempre tratativas, pero nunca conocí de acciones en torno a temáticas ligadas a la conservación de la Amazonía, que es el área en la cual me desempeño».
En este sentido ¿Cuál es el rol que los países están cumpliendo en relación a políticas comunes en materia de medioambiente?
«La legislación, la normativa y los acercamientos son pobrísimos. El interés en general es muy escaso y, cuando no es así, surgen en el marco de contextos políticos tales como campañas o promociones ideológicas o figurativas de carácter personal. No hay mayormente acuerdos. En materia del Amazonas, de cuando en vez se han reunido ciertos titulares de los países interesados que están ligados con el medioambiente, pero instancias superiores rescatables no hay muchas.
«Por citar algunos de los que podemos llamar logros, está el diseño relativo de la Amazonia y su respectiva repartición entre Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, Suriname, Venezuela, Guyana y Guayana Francesa y el acercamiento en torno a conceptos técnicos y desarrollo de software para la cartografía, meteorología, entre otros avances. Sin embargo, los países antes mencionados, constantemente están en pugna entre ellos como: Colombia y mi país, Ecuador, que al día de hoy tienen cortadas sus relaciones diplomáticas; el MERCOSUR, con todos sus altibajos, condiciones y condicionantes interpuestos por cada nación participante o la UNASUR, que ve afanes figurativos más que de unión sudamericana».
En el marco de su visita a la Universidad de Playa Ancha, ¿Cuál cree usted que es la importancia, la relación y a la vez la función que una comunidad universitaria tiene en cuanto a las temáticas medioambientales?
«Yo creo que el rol de las universidades es fundamental. A pesar que uno puede ser bastante pesimista al ver lo que está sucediendo en cuanto a cambio climático y cuidado del medioambiente, tengo mucha fe en el conocimiento del ser humano y en la capacidad creadora de soluciones. Los científicos afirman que la única especie con capacidad creadora es el ser humano. En este sentido, es cierto que provocamos problemas, pero ciertamente también generamos soluciones y, es de esperar, que esa habilidad nos haga prosperar en cuanto a satisfacer la necesidad de abordar soluciones para enfrentar cuestiones como las que hoy hemos discutido con los estudiantes y académicos de la UPLA.
«Estamos al tanto de que aquello que hemos causado en el mundo no tiene vuelta atrás, sin embargo, lo que los nuevos saberes pueden hacer es ayudarnos a mitigar y adaptarnos a otro estilo de vida, a nuevas temperaturas, a nuevos contextos. Lo importante, es que no sigamos con el actual ritmo de depredación del planeta.
«Es en relación a aquello que yo tengo una enorme fe en cuanto a generación de conocimiento y a avance tecnológico. Asuntos como el tratamiento de la basura, el abastecimiento energético y de bienes para la nutrición y la alimentación, la creación de hábitos deben ser tratadas por especialistas, por los futuros profesionales que, debatiendo y exponiendo estas temáticas en las aulas y en terreno, investigando, desarrollando técnicas, metodologías y aplicaciones que permitan producir lo que hoy nos hace falta, pero sin dañar en demasía nuestro planeta. Hay que apostar aún más por la innovación, por la creatividad y la vinculación de la academia con el entorno inmediato, sin renunciar a la posibilidad de afectar positivamente a la globalidad en la que estamos inmersos».
En materia de formación ¿Cuál debiera ser el sello de una institución en beneficio de sus estudiantes y de la sociedad?
«Hay dos fenómenos interesantes de analizar: uno, es el de la globalización, la idea de lo global, de tender hacia la mundialización,-como nos decía la sociología francesa de Touraine, que tiene, citando a Gregorio Iriarte, su principal aspecto en la liberalización de los mercados financieros a nivel planetario, pero que va de la mano con el desarrollo tecnológico, el de las comunicaciones y el bombardeo y hasta exceso de información a nivel internacional, lo cual nos permite ser observadores y actores directos y a distancia de fenómenos que nos afectan a todos.
«Desde otro punto de vista, está lo local, esto es, el énfasis en la preservación identitaria, en sacar a relucir lo propio, en afirmar costumbres y tradiciones culturales y religiosas, desarrollando a la vez sentimientos de pertenencia, de diferenciación, pero que, sin embargo, trae también aspectos negativos como los etnicismos y para lo cual se han gestionado líneas de acción conceptuales relacionadas, por ejemplo, con ideas de lo plurinacional, lo multiétnico, lo pluricultural.
«Ante estas dos perspectivas, es preciso tratar un nuevo concepto tanto en las aulas como hacia la sociedad: el de lo Glocal, es decir, una mirada que apueste por lo local, pero sin desconocer el contexto global en el cual esa localidad se gesta ya que no podemos prescindir de uno u otro, uniendo los avances tecnológicos a una conformación y/o consolidación de cuestiones como desarrollo de la identidad, entre otros aspectos».
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