Pensar en el arte como una herramienta de rehabilitación, fue y es la apuesta que realizan un grupo de jóvenes de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad de Playa Ancha, quienes en mayo llegaron hasta el Hospital Psiquiátrico de Putaendo para realizar realizaron una intervención artística.
Casi un año les llevó a Diego Aravena, Nathaly Castro, David Espinoza, Ana Godoy y Montserrat Arevalo, fundadores del Colectivo Allegreto, estructurar una intervención social con pacientes psiquiátricos del centro de salud.
Esta iniciativa, que mezcla de manera innovadora la Terapia Ocupacional y su canalización a través del arte, les permitió adentrarse en un mundo estigmatizado y lleno de interrogantes, pero que solicita -desde el silencio– ser integrados a la sociedad.
¿Qué los motivó a desarrollar este proyecto en Putaendo?
Nathaly: «Si bien ha sido una dinámica de trabajo que hemos realizado nosotros, para algunos proyectos hemos sido ayudados por profesores de la carrera, como Eugenio Cabezas, de Psiquiatría, quien nos colaboró con el proyecto del Hospital en Putaendo y nos motivó a realizar la actividad».
Diego: “Al apoyo de ese profesor se suman otros más, como la jefa de carrera, el jefe de departamento, quienes nos han guiado en los lineamientos a seguir para lograr nuestros objetivos.
En el caso del taller en el hospital de Putaendo, creo que las principales problemáticas que nos han motivado han sido la exclusión, ya sea por trastornos mentales, de demencia senil, en el caso de los abuelitos, o los niños con riesgo social. Todas esas cosas que generan esa tendencia a desechar a las personas, han sido nuestra preocupación”.
¿A partir de estas motivaciones es que surge la actividad en el Hospital Psiquiátrico de Putaendo?
David: “Surge con la idea del profesor Eugenio Cabezas, quien nos planteó realizar una actividad a un número importante de pacientes que se encontraban internados. Nos organizamos para ver qué actividades podíamos realizar a tanta gente, basados también en la experiencia de Anita, una de las integrantes del colectivo que estaba haciendo práctica en el recinto.
Esa experiencia nos ayudo mucho a estructurar los talleres y plantear objetivos más concretos y que se pudiesen cumplir”.
¿Cuánto tiempo les llevó organizar este trabajo?
(Respondiendo todos a la vez) Como medio año, un año casi…
Diego: “Tuvimos que modificarlo varias veces, porque como no estamos viviendo esa realidad habían muchas cosas que iban cambiando. Nosotros, al igual que nuestra carrera, Terapia Ocupacional, buscamos que la actividad tenga un propósito significativo para la persona. Reformulamos mil veces nuestro proyecto y finalmente salió algo bien distinto a lo que nos habíamos imaginado en un principio, pero el fondo fue el mismo”.
¿Qué talleres realizaron con los pacientes del hospital?
Diego: “Desarrollamos seis talleres de pintura; ornamentaría carnavalera; figurines; baile; percusión y malabarismo, todos ellos basados en aspectos básicos que tenían directa relación con las personas que iban a participar de cada taller, es decir, estaban diseñados de acuerdo a sus requerimientos y capacidades.
Después de los talleres, realizamos un gran pasacalle o murga, el cual recorrió todos los pabellones del hospital, formando un ambiente de catarsis, baile, alegría y amor que impregnó a todos los participantes y los hizo sumergirse, por un momento, en un carnaval donde todos éramos iguales y no había distinción entre pacientes, funcionarios y talleristas”.
¿Cuanta gente trabajó con ustedes en el desarrollo de los talleres?
David: “Los talleres fueron realizados por amigos, compañeros de carrera, y conocidos nuestros que tenían conocimiento sobre el arte. En total fueron 18 personas. Además, contamos con el apoyo de la Universidad de Playa Ancha y del Hospital Psiquiátrico de Putaendo, que nos ayudaron con colaciones, transporte, alimentación y compra de materiales”.
Nathaly: “Nosotros tratamos que cada tallerista estuviera con una persona de terapia ocupacional para guiarla en la atención a pacientes con enfermedades mentales y se pudiera tener un mayor manejo del grupo”.
David: “Tratamos que las actividades tuvieran un enfoque desde la disciplina de la Terapia Ocupacional; de hecho, en cada taller había alguien de la carrera, hubo varias estudiantes de otros años que colaboraron con nosotros y apoyaron a los otros talleristas””.
¿Cuál es la sensación que deja en ustedes esta experiencia?
David: “Para mí abarca varias áreas. Una es lo que pasó en los talleres, otra tiene que ver con el proyecto en sí, que forma parte de una asignatura de la carrera que es saber plantearlo, gestionarlo, saber a quien recurrir, y finalmente, lo que vivimos con la gente, como llevamos adelante los talleres, yo creo que todo te guía a la terapia».
Nathaly: “Se siente harta satisfacción de haber podido abarcar tanto, tan eficazmente, y con tan pocos recursos, y siendo que era nuestra primera experiencia, nos llena de alegría”.
Diego: “El haber logrado esto fue una inyección gigantesca, como decía el profesor Eugenio, de esperanza, porque trabajar en una población tan desamparada es algo muy difícil. Nosotros quisimos ver que pasaba si hacíamos una intervención basada en el arte, y esta experiencia nos sirvió para confirmar que generamos un impacto grande en el hospital, en el tema de la visión que tienen los funcionarios del recinto de los pacientes y en su relación con ellos. Los funcionarios se llenaron de entusiasmo para seguir innovando. Según como yo lo veo, creo que rompimos un silencio de mucho tiempo”.
¿Cómo acogieron los pacientes la realización de estos talleres?
Diego: “En el hospital se trabaja con un modelo conductista, que es un método más para controlarlos que para rehabilitarlos. Nosotros tratamos de enfocarnos al área de la Terapia Ocupacional y específicamente en la motivación. En ese sentido, no nos basamos en la entrega de cigarrillos y dulces para lograr la atención de ellos, sino en motivarlos a participar en actividades que rompían su rutina y que los hacían sentirse útiles y parte de la sociedad.
Esto nos hace ver que son posibles otros cambios a más largo plazo, sobretodo el tema de la inclusión de las personas con capacidades diferentes. Creemos que en este caso, en las personas con trastornos psiquiátricos, se puede establecer una conexión con ellos y la sociedad, una conexión que jamás se debería haber perdido. Y este taller fue un pequeño aporte”.
Desde su visión como jóvenes y basados en esta experiencia ¿Qué cambios metodológicos propiciarían la inclusión de personas con capacidades diferentes en la sociedad?
Nathaly: “El trato en nuestra sociedad es más excluyente. Entonces, la invitación es precisamente para alcanzar la inclusión de esta personas, porque ellas tienen habilidades, pero carecen de cariño”.
Diego: ”También hay algo fundamental que tiene que ver con la desmitificación de los trastornos mentales. Mucha gente cree que este tipo de gente esta loca, es un genio o un asesino y es mucho más que eso”.
David: “Por otro lado, es preocupante que el tratamiento médico de un paciente psiquiátrico se base en fármacos. Allí falta la participación activa de todas las disciplinas para que trabajen en base a un mismo objetivo «velar por la salud integral de los usuarios»».
Diego: “Nosotros como jóvenes desde el arte recuperamos nuestra fuerza espiritual y de vida en base a él. Por tanto, el arte tiene que dejar de ser un fin solamente estético y elitista; debe transformarse en un medio para alcanzar la felicidad, la expresión, donde quien lo hace y lo recibe se nutre de nuevas vibras y energías. Eso hay que contagiar”.
¿Cuáles son los desafíos que vienen para el Colectivo Allegreto?
Nathaly: “Estamos invitados a hacer más replicas de esta experiencia en distintos lugares, una próxima intervención va a ser en Putaendo, con la comunidad para generar un vínculo saludable entre ésta, el hospital y sus pacientes. Además de la alianza con otros colectivos relacionados con la salud”.
Finalmente, en relación al trabajo de gestión y producción de los talleres ¿Cómo evalúan la formación recibida en la UPLA?
David: “Creo que en la práctica nos hemos dado cuenta que varias de las cosas que hemos realizado se han basado, inconcientemente, en ramos de la carrera de Terapia Ocupacional”.
Nathaly: “Además de eso, creo que es el enfoque social que da la universidad es lo que más nos ha motivado y ayudado a trabajar con este tipo de personas”.
Diego: “Esta universidad te enseña a ser busquilla, por así decirlo, alguien que tiene que abrir caminos, que rompe las barreras, que reformula todo, es algo inherente a la UPLA, que no sé como lo entrega, pero lo enseña”.
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