«Podemos hacer todo lo que soñamos»: El mensaje de la psicóloga Mackarena Tapia para el linaje femenino

"Podemos hacer todo lo que soñamos": El mensaje de la psicóloga Macarena Tapia para el linaje femeninoLa Universidad de Playa Ancha (UPLA), reconocida por su compromiso con la educación pública y la transformación social, ha sido cuna de historias de esfuerzo y superación. Hoy, destacamos el inspirador recorrido de Mackarena Tapia Fuentes, una egresada de la generación 2020 de Psicología que ha sabido convertir los desafíos personales en la mayor de sus motivaciones. Mackarena, madre de Isidora, de 9 años, ha demostrado que la perseverancia, la planificación y un profundo sentido de propósito son las herramientas clave para alcanzar los sueños, forjando un camino profesional en el área de la Psicología Educacional.

Su historia resuena con la ética y el sentido comunitario que promueve la UPLA. A sus 32 años, Mackarena no solo logró conciliar la maternidad y el trabajo en retail con una exigente carrera universitaria, sino que se destacó brillantemente, culminando como una de las estudiantes mejor posicionadas en su ranking de notas. Actualmente, Macarena trabaja en un Programa de Integración Escolar (PIE) en Villa Alemana, aplicando su conocimiento y, sobre todo, su biografía de vida al servicio de la neurodiversidad. A continuación, compartimos una conversación que revela la pasión, la valentía y el profundo amor que la impulsan a transformar su entorno.

De la academia al mundo laboral

Mackarena, cuéntanos dónde estás trabajando actualmente y cómo fue ese salto desde la práctica profesional.

Trabajo en un colegio en Villa Alemana, en el mismo donde hice mi práctica profesional el año pasado, lo cual ha sido muy gratificante. La práctica la realicé con estudiantes de tercero a sexto básico y ahora mi rol abarca desde 7.º a 4.º medio, en el Programa de Integración Escolar (PIE). Ha sido una continuidad maravillosa que me permite aplicar lo aprendido con un rango etario diferente, siempre enfocado en las necesidades educativas especiales”.

-Cuando decidiste ingresar a Psicología en 2020, tu hija Isidora tenía solo cuatro años. ¿Cuál fue la principal motivación que te impulsó a tomar esta decisión y a perseverar, considerando que ya habías intentado con otras carreras?

La verdad, fue una motivación muy fuerte, intrínseca. Siempre quise estudiar, había intentado Derecho y Trabajo Social, pero por distintas situaciones que escapaban de mi control, no pude terminar. Al decidir estudiar Psicología, no solo lo hice por mí, sino también por mi hija. Siento que la motivación de darle un mejor futuro a la Isi, de abrirle más posibilidades, se unió con mi genuino gusto por estudiar y mi interés por las ciencias sociales. La maternidad me conectó profundamente con la psicología, especialmente con el área de la crianza respetuosa, y eso me permitió conocerme a mí misma y ser una mejor persona para mí y para los demás”.

-¿Qué rol jugó tu familia en este proceso y cuál fue el mayor desafío logístico al vivir solo con Isidora y estudiar a la vez?

Mi familia fue un apoyo absolutamente fundamental. Aunque vivimos solas, lo hacemos en el mismo terreno que mi madre y mis hermanos, lo que me dio la red de contención necesaria. El mayor desafío era la coordinación: compatibilizar los tiempos de estudio con el trabajo (incluso en retail), y sobre todo, con los cuidados de mi hija, ir a buscarla, retirarla, y qué hacer si se enfermaba. Sin el apoyo de mi familia para esos cuidados, no habría podido terminar la carrera”.

UPLA como un puente

-Durante la carrera, te enamoraste de la Psicología Educacional. ¿Cómo influyó la Universidad de Playa Ancha en esta elección y en tu desarrollo profesional?

La UPLA me abrió las puertas al área educacional de un modo que yo no esperaba. Me permitió ver la Psicología y la Educación como un verdadero puente. Varios profesores me dieron la oportunidad de ser ayudante en cátedras de Psicología Educacional, participar en investigaciones y congresos. Eso me encantó y lo disfruté muchísimo. Además, destaco enormemente el sentido comunitario y la empatía de la UPLA. Mis profesores siempre fueron muy amables, me aceptaron como madre y nunca me hicieron sentir incómoda. Incluso, la Isi venía a clases a veces. Sentir ese apoyo como estudiante que materna fue clave”.

-En tu discurso de titulación mencionaste que destacar en los estudios es un «acto contestatario y crítico», no solo parte del sistema. ¿A qué te refieres con esa poderosa afirmación?

A que muchas veces, históricamente, se ha intentado limitar el espacio de la mujer a la casa. Mi logro, y el de muchas, es un acto de mirar de frente a esas ideas conservadoras. No es soberbia, es decir que las mujeres tenemos la posibilidad, por la lucha de quienes vinieron antes, de estudiar, trabajar y no esconder nuestro potencial. Soy la primera mujer de mi familia en ir a la universidad, entonces este logro es una voz que le dice a mi linaje femenino, y en especial a mi hija, que podemos hacer todo lo que soñamos”.

-Tu trabajo en el PIE y tu historia personal están profundamente ligadas: tienes un hermano con parálisis cerebral y tu hija Isidora tiene un diagnóstico de neurodiversidad. ¿Cómo influye tu biografía de vida en tu práctica profesional?

Siento que poner mi biografía de vida al servicio del otro es mi mayor motor. Cuando veo a mis estudiantes autistas que no se comunican verbalmente, me acuerdo de mi hermano Gonzalo, que jamás pudo hablar en sus 19 años. Cuando apoyo a una apoderada abrumada, también estoy yo como madre de una niña autista. Esto va más allá de la teoría. La experiencia me da una humanidad que me permite comprender y entender mejor. Me facilita el trabajo con las familias, quienes agradecen esa conexión genuina. No es frustrante; es un desafío y una motivación que me permite llegar a los niños desde la escucha profunda y crear estrategias personalizadas que realmente transforman”.

-Finalmente ¿cómo te proyectas en el futuro, Mackarena, y qué te dice Isidora al verte como una profesional, investigadora y madre que persigue sus sueños?

“Me veo continuando en el área educacional, porque me encanta lo que estoy haciendo. Uno de mis grandes sueños es investigar en comunidades educativas y, soñando en grande, me gustaría mucho poder hacer clases en la universidad. Quiero poder transmitir el conocimiento desde la práctica y la experiencia. En cuanto a la Isidora, ella es mi gran fan. Me vio titulándome y me saludó con la mano. Siento que verme logrando mis sueños la invita a pensar que ella también puede. Tener una imagen de referencia, y que además sea su madre, es súper primordial. Ella me ayuda y me da ideas, así que lo profesional que soy también lleva su ayuda”.

Mackarena Tapia Fuentes es un vivo ejemplo de que las responsabilidades y los desafíos de la vida pueden convertirse en la fuerza más poderosa para alcanzar la excelencia. Su trayectoria en la UPLA, marcada por el esfuerzo y el compromiso, la consolida como una profesional que, con empatía y conciencia social, está a la altura de las circunstancias que su comunidad necesita.

 

 

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