Estudiantes de Pedagogía en Física UPLA proponen enfoques inclusivos y socioafectivos en el aula

En el marco de la asignatura Práctica Profesional, estudiantes de último año de Pedagogía en Física de la Universidad de Playa Ancha compartieron con sus pares de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, trabajos de investigación-acción, en los que recogieron experiencias y reflexiones surgidas en sus prácticas.

Los estudiantes Rocío Méndez y Jorge Contreras dieron cuenta del quehacer docente en términos de la atención a la diversidad dentro del sistema escolar, “es decir, enseñar física a estudiantes con diagnósticos de la condición del espectro autista, déficit de atención e hiperactividad, entre otros”, así lo sostuvo el tutor de Prácticas Pedagógicas de la carrera, Boris Padilla.

Agregó el profesor que, “expusieron una contundente propuesta de trabajo para abordar aspectos socioafectivos dentro de la clase de física, en un trabajo coordinado con apoderados, profesores y estudiantes”.

Respecto de cómo lograr equilibrar la profundidad conceptual de la física con la necesidad de adaptar la enseñanza para asegurar la comprensión de los contenidos, el futuro docente Jorge Contreras explicó que, en un proceso de aprendizaje es fundamental lograr la confianza de los alumnos, “y para conseguirlo, es necesario saber escuchar, conocer sus inquietudes y comprender su realidad».

De esta manera, afirmó, se puede tener una mayor cercanía con el alumno, para que éste pueda transmitir sus inquietudes. “En estudiantes TEA y TDAH es especialmente importante lograr esta cercanía y esforzarse por un aprendizaje personalizado. Para un alumno TEA es necesario buscar estrategias de aprendizaje de acuerdo a sus propios intereses y necesidades. Tal vez, usar imágenes, videos, ejemplos cotidianos, etc. Todo eso dependerá de poder conocer las inquietudes del alumno”.

“Con un alumno TDAH –continuó- una mejor confianza con el profesor redunda en una mejor autodisciplina del alumno, de manera que podemos lograr una autorregulación, sobre todo en los momentos más críticos. Una mejor confianza permite una mejor comunicación en la relación profesor-alumno”.

Para Contreras es clave estar atento a lo que sucede con cada estudiante en lo emocional y cognitivo, para detectar posibles dificultades. “Esto me sucedió con un alumno que no atendía. Lo comuniqué y fue derivado al equipo PIE (Programa de Integración Escolar). En dos semanas el estudiante cambió su actitud, participando en clases, preguntando y escribiendo su materia. Era un alumno con diagnóstico de la condición del espectro autista”.

 

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