
La necesidad de integrar al currículum escolar la historia antártica nacional, de manera que los futuros ciudadanos tomen decisiones más acertadas sobre el continente antártico y del propio Territorio Antártico Chileno, planteó el Dr. Mauricio Jara, quien recientemente recibió un reconocimiento de la Academia Chilena de Historia. Ello, por su meritoria labor docente e investigativa respecto del extremo sur de Chile, el Océano Pacífico y, particularmente, la Antártica, y por la presencia de nuestro país en ella.
Esta designación obedece no solo a su labor académica, sino también a la ejecución de diversos proyectos de investigación (internos y externos), actividades de vinculación con el medio, de extensión y conexiones con investigadores de otros países en los temas australes, americanos y chilenos, contexto en el cual destacan sus aportes a la historia de la Antártica, tema del que se ocupa de forma preferente desde 1985.
Reconocimiento
—¿Qué significa para usted recibir esta designación de parte de la Academia Chilena de Historia?
—Sin duda, es muy gratificante y un verdadero honor, pues se trata de formar parte de una entidad de reconocidos académicos y especialistas en una de las ciencias del Instituto de Chile, como es la Academia Chilena de la Historia y que, en mi caso, el nombramiento ha sido el de académico correspondiente en Valparaíso.
—¿Le tomó por sorpresa la denominación?
—La verdad de las cosas es que no esperaba que esto ocurriera, pero sin duda me ha alegrado mucho y ha sido muy estimulante para seguir con mi trabajo y respaldar con ello lo que desde tantos años hace la Academia Chilena de la Historia. Cuando me comunicaron el nombramiento, mi impresión fue que se trataba de un reconocimiento a lo que uno ha hecho como investigador en áreas que todavía son poco conocidas y que no estaban específicamente integradas en la academia. Esa habría sido a mi entender la principal razón de la nominación y por cierto, de la cual me siento muy honrado y con gran responsabilidad futura.
—Y en la práctica, ¿cuál será su rol en esta instancia?
—La Academia realiza reuniones periódicas durante el año para tratar diferentes materias que coinciden plenamente con lo que ha sido mi quehacer y por lo mismo continuaré con investigaciones y en la promoción de los resultados alcanzados a nivel universitario, de la política educacional y gubernamentales, como también seguiré participando y articulando distintas conexiones académicas con el resto de los países americanos, de Europa, Asia, Oceanía y África, a través de los encuentros de historiadores antárticos.
Tema antártico
—En relación a su especialidad: el tema antártico ¿cuál es la evaluación que hace respecto a la política que ha implementado nuestro país? ¿Ha habido diferencias entre los gobiernos?
—La política que Chile ha tenido con la Antártica ha sido el de una política de presencia y ocupación permanente e ininterrumpida, a contar de febrero de 1947, año en que se instaló la primera base en una de las islas Shetland del Sur, hasta la última instalación, la Base Glaciar Unión, a 1080 kilómetros del Polo Sur e inaugurada el 4 de enero de 2014. Me parece que ha sido una política correcta y concordante con los recursos financieros que el país ha podido disponer, incluyendo la reciente botadura al mar del rompehielos Almirante Viel, acompañada del buen desempeño que han tenido los operadores antárticos nacionales, que son las fuerzas armadas, particularmente la Armada de Chile, la Fuerza Aérea de Chile y el Ejército de Chile, el cual tiene a su cargo una base desde febrero de 1948 y ubicada en la parte más al norte de la península Antártica.
—¿Y respecto a las investigaciones…?
—Las variadas labores desplegadas por el INACH desde los años sesenta y el traslado y apoyo logístico al personal que efectúa investigaciones e inverna en las bases son vitales y por eso me parece que la política chilena en este sentido ha sido muy positiva durante estos setenta y cinco años, aunque si miramos como el resto de los países presentes en la Antártica han asumido ese desafío, pudiera quedarnos la idea que siempre pudo haberse hecho mejor.
—Y a su juicio, ¿es una política de Estado suficiente?
—Diría que es una política que se ha ido consolidando y abriéndose paso con el tiempo. Inicialmente no se contaba con muchos especialistas y recursos como es ahora, pero hacer presente que, nadie puede pretender ir o permanecer en esas latitudes sin los apoyos y resguardos debidos. Y siendo Chile un país gestor del Tratado Antártico y presente en todas las reuniones de consulta que se han realizado desde 1961, podemos admitir que todos los gobiernos desde los presidentes Pedro Aguirre Cerda, Gabriel González Videla y todos los siguientes, han intentado y puesto sus mayores esfuerzos y energías y, en aquello, nadie pareciera perderse.
Alto interés internacional
—Especialmente, si se considera el gran interés que esa zona genera a nivel internacional…
—Por cierto que existe un alto interés de otros países por la Antártica, pero Chile, como también Argentina, han estado presentes desde mucho antes del Tratado Antártico de 1959 y su posterior ratificación en 1961 y, por lo tanto, tienen una gran responsabilidad en el destino de esta maravillosa zona del mundo. De ahí entonces que se hace necesario que nuestro país insista en una renovada forma de integrar al curriculum escolar la historia antártica nacional, de manera que los futuros ciudadanos puedan llegar a tomar decisiones más acertadas sobre el continente antártico y del propio Territorio Antártico Chileno. No olvidar que, entre otras relevantes materias, los profesores de historia y geografía, estamos llamados a «educar para apreciar y para saber defender» nuestro patrimonio territorial, en este caso el polar. Sin duda, Chile tiene una deuda con la educación escolar sobre el territorio Antártico.
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