Adscrita la Bibliotecología Social o Progresista, entendiendo a las bibliotecas como espacios de descolonización, democratización del conocimiento y participación ciudadana. Tiene un compromiso social desde el momento en que vive en un barrio, en una ciudad (Valparaíso), y no logra abstraerse de las problemáticas de su contexto y, por tanto, no puede tener una postura “neutra” como lo indica la Bibliotecología tradicional.
Se trata de Ghislaine Barría González, magíster en Bibliotecología e información y magíster en Educación, mención liderazgo y gestión, académica de la Facultad de Ciencias Sociales, quien recientemente recibió un reconocimiento en la FILSA (Feria Internacional del Libro de Santiago), otorgado la Cámara Chilena del Libro por su labor en el ámbito bibliotecario.
-¿Qué significó este reconocimiento para usted?
“Es muy importante, ya que son 30 años de trayectoria profesional en el ámbito universitario y 12 años dedicada en forma paralela al trabajo comunitario a través de la Red de Bibliotecas Populares del Gran Valparaíso y este reconocimiento es muy significativo, ya que es un respaldo a todos quienes creemos que las transformaciones son posibles. Estoy convencida que tengo una responsabilidad social, sobre todo porque tengo el privilegio de ser académica y eso se traduce en el accionar en el territorio y en las aulas”.
-Entiendo que realiza innumerables actividades sin fines de lucro y que trabaja como voluntaria desde las comunidades y sus territorios. ¿Qué es lo que hace concretamente y qué la motiva a hacerlo?
“En la actualidad soy voluntaria de la Biblioteca Contenedor Guillermo López, que se ubica en Caleta Portales. El foco de esta biblioteca son las y los niños de 3 a 12 años, hijos de Trabajadores de Tierra o Encarnadores. Tenemos una colección de libros aproximado de cinco mil ejemplares y entre las actividades más relevantes que realizo se encuentra el fomento lector con perspectiva de género y el reconocimiento de especies marinas in situ. En este lugar en el que habito, los días sábados hay vínculos de cariño y amistad, aunque no tengamos recursos económicos, sin embargo, estos pequeños usuarios apenas ven que se abren las puertas de la biblioteca corren al encuentro y es el lugar preferido para sentarse a conversar, jugar y crear. Creo que soñar con que ellxs tienen un futuro mejor es lo que me motiva semana a semana, ya que significa que también lo será para mi”.
CUALIDAD ÚNICA
-En un mundo cada vez más digital y audiovisual ¿Cuál es el rol que tiene el libro hoy?
“Si bien nos encontramos inmersos en una sociedad en que los aparatos celulares, tabletas y notebooks son los soportes más utilizados para consumir y generar datos e información, los libros impresos tienen la cualidad que pueden presentarse en distintos formatos, tamaños y texturas (de tela, plástico, cartón, etc), por lo que será la primera aproximación que un bebé o un niño o niña puede tener con la lectura. Podrán escuchar a sus padres contarles un cuento, seguir una lectura guiada en el colegio, jugar, tocar, oler y reír con él y evocarán, cuando sean adultos esos gratos recuerdos que tuvieron en sus primeros años. El libro, entonces es esencial no solo para aprender a aprender, sino para fortalecer las relaciones humanas, los lazos afectivos. Por otra parte, la comodidad y ductilidad del libro, siempre nos invita a disfrutar de un buen momento en la casa, en el campo, en la playa, en el metro, incluso nos puede consolar si estamos tristes o solos”.
-Actualmente ya no es necesario acudir físicamente a una biblioteca para tener acceso a la información ¿Considera que internet le ha quitado la posición de privilegio que ha tenido el libro?
“Creo que Internet es una herramienta poderosa, que llegó para facilitarnos la vida, pero es un complemento, ya que los sitios web, redes sociales y catálogos electrónicos de una biblioteca popular, pública, especializada o universitaria se utilizan para visibilizar las actividades, servicios y recursos con los que cuentan éstas. No todos los libros se encuentran en formato pdf en la Red, eso es un mito. Eso sí, es más fácil encontrar libros especializados en inglés a través de la red que libros de literatura de ficción. También hay que considerar el factor económico, ya que un grupo no menor de la población no tiene acceso a Internet y son quienes acuden a las bibliotecas públicas o populares para solicitar libros. Por otra parte, creo que los jóvenes son quienes consumen libros en tabletas, pero las personas de 60 o más son lectores de libros impresos (de letras grandes)”.
-Dentro de la bibliotecología, cuál es el área de su interés y por qué?
Adscribo a la Bibliotecología Social o Progresista, entendiendo a las bibliotecas como espacios de descolonización, democratización del conocimiento y participación ciudadana. Tengo un compromiso social desde el momento en que vivo en un barrio, en una ciudad (Valparaíso), y no puedo abstraerme de las problemáticas de mi contexto y por tanto no puedo tener una postura “neutra” como lo indica la Bibliotecología tradicional.
– Usted es presidenta de las Bibliotecas Populares del Gran Valparaíso ¿qué la motiva a trabajar allí como voluntaria y cuáles han sido sus principales desafíos?
La Red de Bibliotecas Populares del Gran Valparaíso es una organización sin fines de lucro, con personalidad jurídica que ya tiene 10 años de trayectoria. Fui parte de quienes fundaron esta organización y mi interés fundamental es la reconstrucción del tejido social de la región a partir de estos espacios levantados democráticamente por y para las y los vecinos de cerros, tomas de terreno, barrios y poblaciones. Hemos hecho activismo bibliotecario, enseñando y educando en catalogación, clasificación, digitalización y conservación de libros, siempre utilizando un lenguaje sencillo, para que sean los propios pobladores los protagonistas de levantar su información de manera adecuada”.
-Su voluntariado es muy amplio…
“Sí. Se han realizado cuatro Escuelas de Invierno en donde las temáticas han sido diversas: Derechos Humanos, Género, Encuadernación, Medio Ambiente, Fomento Lector, Archivo Popular, Teatro, Música entre otras. Hemos logrado adjudicarnos varios proyectos del Fondo del Libro del Ministerio de las Culturas y las Artes para alimentar a estas bibliotecas con material diverso y actualizado. También Hemos participado de la mesa del Plan Lector de la Región. En Pandemia levantamos más de 20 conversatorios de las problemáticas que aquejaban a los territorios. Entre los desafíos inmediatos se encuentran avanzar en el reconocimiento de este tipo de bibliotecas que ya tienen más de 50 años de historia en Chile, pero que formalmente no son reconocidas por el Estado, que están realizando el trabajo que le corresponde a las bibliotecas públicas, pero sin presupuesto”.
ROL DE LAS HISTORIAS LOCALES
-Distintas encuestas han revelado que la población escolar tiene una baja comprensión lectora ¿A qué cree que se debe esto y cómo deberíamos abordarlo como país?
“El Plan Nacional de Lectura no conversa con los actores principales que son los Docentes. Debería haber una política cuya estrategia se centre en lecturas situadas, con literatura de interés, en donde las y los estudiantes se vean reflejados. Me parece que las historias locales debiesen ser el primer foco de interés, pero también creo que asignaturas como filosofía, sociología, métodos de investigación debiesen incorporarse partir en la educación básica. Hay que incentivar a las y los niños a escribir sus propias historias, a debatir, a jugar con las matemáticas, a crear sus propios experimentos, pero también hay que considerar los contextos, los problemas socioeconómicos a los cuales se enfrentan a diario estos escolares”.
-Dentro de su perfil aparece que usted es especialista en organización del conocimiento. En términos simples ¿en qué consiste esto?
“Los datos, la información deben ser representados de una manera lógica y estandarizada para poder ser recuperada por las personas a través de estanterías abiertas, repositorios, catálogos, archivos, sitios web, redes sociales, entre otros. Para esto se emplean normas, metadatos, clasificaciones, respetando los aspectos éticos y garantías culturales de todas y todos. De eso se trata”.
-¿Cuál fue el último libro que leyó y qué sensación le dejó?
Hace poco leí “Botas de lluvia suecas” de Henning Mankell, el que hizo que me transportara a otras tierras, con otras costumbres, en donde el protagonista es un hombre de tercera edad, profesional, que lo ha perdido todo en un incendio y que se da cuenta que el problema central no es esa carencia, sino los conflictos personales que arrastra. La novela, además de entretenerme, me hizo reflexionar sobre quienes transitaremos en un futuro próximo a ser parte de la tercera edad y los roles que nos ha impuesto la sociedad. Ya tengo en mi velador “La viuda” de Saramago, la otra cara de la moneda…Debo decir que la lectura me saca de la rutina y es una de mis herramientas preferidas para desestresarme”.
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