Reforzar el aprendizaje y los hábitos de estudio de los niños del Hogar de Menores “Enrique Callejas Noemí” es el objetivo central del proyecto de Acción Valórica que las estudiantes universitarias Dalma Contreras y Gisselle Astargo están realizando en Quillota.
Las alumnas, que cursan segundo año de la carrera de Pedagogía en Química y Ciencias de la Universidad de Playa Ancha, contextualizan su trabajo en un proyecto académico mayor, cuyo fin es formar profesionales competentes, con responsabilidad social, capaces de insertarse en su comunidad desde una perspectiva de creciente y útil aporte en diversas materias.
Por eso, el programa Acciones Valóricas en el Medio, impulsado por la Universidad de Playa Ancha, que dirige la académica Patricia Madariaga, es un elemento clave en el desarrollo integral de los estudiantes de pedagogía que salen de las aulas para conectarse con su medio más próximo, aquel que no se explica en las salas, ni figura en los libros de clases.
Dalma Contreras y Gisselle Astargo llegaron hasta el Hogar de Menores “Enrique Callejas Noemí”, de la Corporación Madre de La Misericordia, ubicado en Quillota, con el firme propósito de ser un aporte en las difíciles vidas de los niños que allí viven.
¿Cómo se gesta el proyecto?
Dentro del ramo de Acción Valórica en el Medio elaboramos un proyecto denominado «Reforzamiento de Aprendizaje y Hábitos de estudio” y dirigido al apoyo en el aprendizaje escolar del hogar “Enrique Callejas Noemí». La idea de trabajar en dicha Corporación surge porque ambas somos de Quillota; por ello queríamos realizar una labor social que se adecuara a nuestra área de estudio y ayudar a mejorar la calidad de conocimientos de los niños que habitan en el Hogar.
¿En qué consiste vuestro trabajo?
Nosotras asistimos dos días a la semana. El lunes, entre 8 y 12, y el martes, entre las 16 y las 18 horas. La rutina comienza en la sala de estudio, donde revisamos sus cuadernos, les ayudamos a hacer las tareas, apoyándolos en las deficiencias y dificultades que tienen en los ramos. Además, hay un tiempo de recreación donde compartimos con los niños, los llevamos a la sala de computación, donde juegan y se divierten.
¿Cuáles han sido las mayores dificultades?
Los mayores problemas se dieron al comienzo, pues la mayoría de los voluntarios que asisten al Hogar tienen como fin la recreación. En cambio, nuestro objetivo también abarca la parte educacional, situación que los niños no entendían, pero con el tiempo ellos mismos nos fueron pidiendo ayuda y apoyo, logrando su respeto y atención. Además, dentro del Hogar hay niños que necesitan más atención y paciencia, debido a la dura infancia y problemas atencionales que presentan.
¿Cómo ha sido la experiencia?
Fue bastante complicada, pero una gran experiencia. Hemos puesto a prueba nuestra tolerancia y nos ayudó a reafirmar nuestra vocación. En ese sentido, estamos felices porque logramos entender y crecer más como personas, viendo más de cerca los problemas sociales que nos rodean. También tuvimos la posibilidad de fortalecernos a nosotras como ciudadanas y futuras profesionales.
Personalmente, ¿qué conclusión pueden obtener?
En el Hogar nos dimos cuenta lo que queremos y podemos hacer para cambiar esta realidad (ausencia de cariño de los padres), considerando que íbamos por el camino correcto: la educación. Así reforzamos las ganas de enseñar y adquirimos más entusiasmo de sacar la carrera adelante y ser profesionales enamoradas de lo que hacemos. La Upla nos entregó importantes herramientas, las cuales nos sirvieron para realizar nuestro trabajo en forma óptima y con el reconocimiento de nuestros superiores.
Podemos decir, que el Hogar es una familia que se basa en el amor y el cariño, una de las grandes enseñanzas que nos dejó este lugar, además que «nunca debemos olvidar que la comunicación es la base de todo entendimiento».
UPLA.cl
Noticias de la Universidad de Playa Ancha Dirección General de Comunicaciones
