«La departamentalización es un enfoque integral para fortalecer las líneas prioritarias de desarrollo de las Facultades»

Han pasado 4 años desde que la Universidad de Playa Ancha inició un proceso de reestructuración de las diversas unidades académicas que la componen, derrotero establecido en el Plan de Desarrollo Estratégico Institucional (PDEI) 2016-2025, en el cual la departamentalización, es decir, la creación de unidades dependientes de las facultades ya comienza a tomar forma.

Los departamentos de facultad integrados por un cuerpo de académicos, académicas y ayudantes tendrán por finalidad el desarrollo de actividades disciplinares, interdisciplinares, multidisciplinares y transdisciplinares, así como de áreas profesionales específicas, debiendo contar con una masa crítica o claustro suficiente y estable, que permita efectuar las tareas de formación de pregrado y postgrado, investigación, creación artística, desarrollo e innovación (I+D+i) y vinculación con el medio.

Con el objetivo de describir y explicar este proceso, así como de aclarar dudas que surgen por el desconocimiento de las etapas en las que se encuentra, la vicerrectora académica, Violeta Acuña Collado, se refirió a este tema.

– ¿Por qué razón se resolvió realizar esta reestructuración de las unidades académicas de la Universidad, entre ellas, la departamentalización de las facultades?

Universidad de Playa Ancha– Dada la documentación que he tenido a la vista, podría señalar que la razón y diagnóstico que se realizó en esos años estuvo relacionado con la baja productividad y los costos económicos que las anteriores autoridades realizaron de la antigua estructura. Pero, lo que nos llevó actualmente a continuar con el proceso es la propuesta, más allá de los aspectos económicos. La posibilidad de vitalizar a las Facultades, integrar la docencia de pregrado y postgrado, Vinculación con el Medio, Investigación, Creación, Desarrollo e Innovación, así como el mejoramiento y el aseguramiento de la calidad en lo académico, que implica el cultivo del conocimiento en términos interdisciplinarios, multidisciplinarios y transdisciplinarios.

Sin embargo, se hace necesario aclarar que dicho proceso de departamentalización se inició,  aproximadamente, en 2017 con el diagnóstico. Al mismo tiempo, una vez que asumo la Vicerrectoría Académica en mayo de año 2019, comienza un trabajo de consolidación a partir de los cambios normativos necesarios para concretar el proceso que se buscaba, considerando la modificación del Reglamento General de Facultades, cuya revisión duró más de un año, transformándose en el hito que permitió respaldar las acciones y reestructuración de la departamentalización, impulsando así la presentación de las ocho Facultades ante la Junta Directiva.

– ¿Cuáles serán las modificaciones más relevantes para la Universidad?
– Entre las modificaciones más importantes está el “cambio estructural”, refiriéndome puntualmente a que, desde ahora, las facultades dejarán de tener departamentos disciplinarios. La departamentalización considera un enfoque distinto, con una perspectiva integral de departamento que permita el fortalecimiento de las líneas prioritarias de desarrollo, cuyo objetivo es potenciar actividades disciplinares, interdisciplinares, multidisciplinares y transdisciplinares. Esto, para la formación del pre y el posgrado, la investigación, creación artística, desarrollo e innovación y la vinculación con el medio. Incluso, hoy se está incluyendo la “e” de emprendimiento.

Tanto las carreras como los departamentos contarán con directores, responsables de llevar a cabo las atribuciones y funciones establecidas en el nuevo Reglamento de Facultades, las cuales también fueron analizadas y actualizadas. Sin duda, estos cambios también moverán otras normativas que están muy descontextualizadas, como el Reglamento de Ayudantes, que está pronto a tener una nueva propuesta que deberá ser validada por los académicos y académicas de las facultades, el Decreto de las comisiones curriculares. Existen además otras tareas que nos gustaría iniciar prontamente, como la revisión y actualización del Reglamento del Estudiante, de Postgrado, entre otros, los cuales deben alinearse a los escenarios actuales y a los dispositivos que nos regulan.

– ¿De qué manera este cambio contribuirá a la labor académica e investigativa que realiza nuestra Universidad, a nivel local y nacional?
– Las facultades ya tienen una labor académica reconocida y, con esto quiero decir, que tanto académicos como académicas tenemos integradas en nuestro quehacer  la docencia, investigación, creación y vinculación con el medio. El departamento y esta nueva estructura lo que hará es potenciar el desarrollo de las Facultades, integrar y coordinar las acciones que se realizan, generar planes coordinados para ir fortaleciendo las líneas de prioritarias de desarrollo que cada Facultad declaró, para incentivar la investigación. Estas líneas prioritarias de desarrollo que representan lo que los académicos y las académicas vienen haciendo hace tiempo en diversas áreas del conocimiento, permitirá apoyar desde los proyectos con financiamiento externo e interno, el avance transversal de la Universidad, y anclar las iniciativas que poseen una trayectoria avalada por los cuerpos académicos.

Lo que viene

– ¿Cuál es el cronograma del proceso?
– El cronograma se ha ido desarrollando en estos dos últimos años en forma planificada, y en la medida que hemos podido acelerar este cambio, se inició con la modificación y actualización del Reglamento de Facultades, que se aprobó a fines del año pasado (noviembre 2020). Luego, los decanos y las decanas realizaron la presentación ante el Consejo Académico (mayo-julio) y, finalmente, se contó con la aprobación en la Junta Directiva de la reestructuración de todas las Facultades, las que se terminaron de aprobar en la sesión ordinaria N°6 del 27 de julio pasado. Actualmente, estamos en proceso de elección de directoras o directores de carreras y de departamentos, para continuar con la etapa de organización interna e implementación de los nuevos departamentos. Esperamos prontamente iniciar un trabajo de coordinación con las nuevas directoras y los nuevos directores desde la Vicerrectoría Académica.

– ¿Qué mensaje enviaría a la comunidad universitaria al respecto de este cambio?
– Los cambios, en general, siempre producen incertidumbre e inseguridad, sin embargo, son necesarios y positivos porque permiten modificar las estructuras rígidas, y poner en concordancia el quehacer de la comunidad universitaria con el contexto nacional y mundial. Por otra parte, la intención de generar desde las facultades más energía propia y también sinergia entre las distintas unidades académicas, contribuye a un trabajo más proactivo, reconociendo las iniciativas que se generan al interior de las unidades en forma más coordinada, participativa y reconocidas por toda la comunidad.

El sentido del cambio de las facultades es potenciar la investigación desde una concepción más arraigada a la formación de las y los profesionales, que otorgue sentido e identidad en cuanto a la contribución nacional e internacional. Tenemos como Universidad mucho que aportar al territorio, al desarrollo de la sociedad y contribuir a solucionar los problemas que vivimos en la actualidad. No somos una universidad con multiplicidad de recursos, pero sí de ideas, que debemos canalizar, reconocer y destacar; solamente lograremos este objetivo si toda la comunidad universitaria, entendida como estudiantes, académicos/as y funcionarios/as, se sienta partícipe y protagonista de las iniciativas que se propongan y desarrollen.

 

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