Las chilenas los prefieren altos

Los caballeros las prefieren rubias, libro escrito por Anita Loos en 1926 y llevado al cine dos décadas más tarde por Howard Hawks (1953), estableció un estereotipo acerca de la predilección de los hombres por un rasgo específico de las mujeres, el que, en la cinta de Hawks, fue inmortalizado en la figura de Marilyn Monroe. Los cabellos dorados se transformaron, a partir del impacto de la belleza de Monroe, en un símbolo del deseo en occidente. Más allá de la penetración cultural de este símbolo, resulta interesante preguntarse si este u otros patrones biológicos permiten explicar el atractivo y la competencia en los seres humanos.

“Competición intrasexual y altura en adolescentes y adultos”, artículo publicado recientemente en la revista Evolutionary Pshchology, intenta responder una de esas variables.

Dr. José Antonio Muñoz.

El Dr. José Antonio Muñoz, académico del Laboratorio de Comportamiento Animal y Humano de la Universidad de Playa Ancha, lideró un equipo de investigadores nacionales y extranjeros que estudió la altura como un rasgo que explica, en alguna medida, la diferenciación sexual y la competencia intrasexual.

Para Muñoz, se trata de una investigación que contribuye a “mejorar nuestra comprensión en torno a la manera en que los seres humanos intentamos movernos en ambientes sociales, tomando en cuenta no solo aspectos relacionados únicamente con nuestra psicología, sino que más bien el vínculo que existe entre nuestro comportamiento y la imagen física que proyectamos”.

A partir de la aplicación de cuestionarios, pruebas psicométricas y mediciones objetivas a la altura corporal de 593 adolescentes y 246 adultos de ambos géneros en Santiago y Valparaíso, se concluyó que las chilenas tienen preferencia por los hombres altos, quienes, “al ser más fuertes físicamente y mejores rivales en el combate físico”, según indica el estudio, son, en líneas generales, “más exitosos que los hombres bajos en la competencia por los recursos reproductivos”.

Dr. Pablo Polo.

No sucede lo mismo con los chilenos. Para los hombres resultan mucho más atractivas las mujeres de estatura media debido a que, tal como indica el Dr. Pablo Polo, investigador del Centro de Estudios Avanzados de la UPLA y coautor del artículo, “los hombres prefieren, en promedio, a mujeres un poco más bajas que ellos. Al ser los hombres en general más altos que las mujeres y, a su vez, estar la altura distribuida de manera normal en la población, es decir, a modo de campana de Gauss, obtenemos una preferencia general por mujeres de estaturas intermedias. También existe cierta evidencia que apunta a que las mujeres de estatura intermedia tendrían un éxito reproductivo mayor que las mujeres más altas y más bajas lo que podría proporcionar una explicación funcional de dicha preferencia”.

Sin embargo, no todo es tan negativo para los hombres de menor tamaño. La investigación demostró que estos sujetos, al percibir como más amenazante la interacción con personas del mismo sexo, se vuelven más competitivos con rivales del mismo sexo al momento de luchar por compañeras sexuales. Este fenómeno, que se conoce como competencia intrasexual, consiste, según sostiene el Dr. Muñoz, en los esfuerzos que despliegan las personas para “excluir rivales con el objetivo de acceder al sexo contrario”.

Adolescentes competitivos

El estudio arrojó, también, que los adolescentes son mucho más competitivos que los adultos, lo que, en la mirada de la investigadora Ana María Fernández, académica de la Universidad de Santiago y coautora del texto, se explica porque la adolescencia “es una etapa en la que el desarrollo cerebral aún no está optimizado en el control de impulsos y la autoregulación emocional, lo cual se suma a cambios endocrinos que a nivel cerebral motivan fuertemente la búsqueda activa de la sexualidad”.

En la perspectiva de la Dra. Fernández los adolescentes despliegan una intensa competencia por el acceso a parejas sexuales, lo que se ve acrecentado por una “psicología que aún no regula de forma estable al adolescente en formas menos competitivas y más estratégicas, como puede ser el cortejar y atraer deliberadamente al sexo opuesto”.

El estudio permite confirmar en Chile ciertos patrones encontrados en poblaciones de otras partes del mundo, los que, en la perspectiva de José Antonio Muñoz, “ayudan a proyectar una línea de investigación que estudie las bases biológicas del comportamiento humano desde una perspectiva intercultural”.

Esta apreciación es compartida por el Dr. Miguel Pita, genetista de la Universidad Autónoma de Madrid y autor de El ADN dictador, quien considera que este estudio constituye un aporte al conocimiento, ya que evidencia cómo “la evolución ha modelado muchos de los patrones de comportamiento que mostramos, de la misma manera que ha modelado el comportamiento en el resto de especies animales. Además, el estudio nos demuestra cómo un rasgo como la altura juega un papel relevante en la competencia intrasexual en nuestra especie, a pesar de que somos unos animales muy particulares que tienden a sobreponerse a los dictados biológicos añadiendo capas y capas de aprendizaje cultural”.

La ciencia guarda una estrecha relación con la cultura. También, con el cine. Si Los caballeros las prefieren rubias representa la predilección por las blondas, otras películas plasman la pasión por los hombres altos. Numerosas cintas de Hollywood han construido ese imaginario cultural, incluso alterando la realidad. Tal vez el ejemplo más notorio es Moulin Rouge, cinta donde Nicole Kidman, que es tres centímetros más alta que su co-estrella, Edward McGregor, aparece, en la mayoría de las escenas, como más baja que él. Los patrones genéticos penetran, en consecuencia, en el celuloide. Así, parece que los hombres altos no son solo del gusto mayoritario de las chilenas sino, también, de la mayoría de las mujeres del planeta.

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