Gabriel Salazar Vergara: “Durante 2 siglos hemos sido ciudadanos peticionistas y no soberanos”

El Premio de Historia Nacional 2006, Gabriel Salazar Vergara, en medio de su nutrida agenda de charlas por el país, recaló en la Universidad de Playa Ancha para participar en las XXI Jornadas de Historia Dr. Luis Carreño Silva, desarrolladas por los estudiantes de cuarto año de Pedagogía en Historia y Geografía.

El historiador, sociólogo y académico de la Universidad de Chile, fundador de la Nueva Historia Social, se refirió a la “Crisis de representación política y construcción de Estado: el rol de los movimientos sociales”.

Sin perder la esperanza en el poder soberano de la ciudadanía, reconoce que nos hemos quedado en marchas, protestas callejeras y pliegos de peticiones, sin decidir nada ni levantar propuestas.

La única forma de generar un cambio, afirma Salazar, es que las comunidades se autoeduquen en la formación ciudadana, acción que debe hacerse ya.

El historiador sostiene que la pérdida de confianza de la ciudadanía en sus representantes, aparte de ser evidente es muy grave, “porque implica que los representantes se han autonomizado de sus bases, dado que estas últimas no les han entregado un mandato para que lo ejecuten y cumplan, ni les han impuesto un compromiso de que si no cumplen se les revoca el cargo”.

Lo que ha pasado en Chile por dos siglos – continúa- es que elegimos representantes sin un mandato de parte nuestra, es como una carta blanca para hacer lo que quieren. Al hacer lo que quieren no siempre responden a las necesidades de las bases, las que dejan de creer en ellos y ahí se produce la crisis. Es grave esta situación e implica que hay necesidad de cambiar todo el sistema.

Asambleas abiertas

Para el académico de la Universidad de Chile en una democracia los ciudadanos debieran por sí mismos deliberar en asambleas abiertas acerca de los problemas que los afectan. Encontrada la solución a sus necesidades, debiera expresarse en un mandato ciudadano y, luego, elegir a las personas para que ejecuten dicho mandato.

“Es decir, nuestros diputados y senadores debieran ser ejecutantes de mandatos nuestros. Si no cumplen cuando los elegimos, entonces está el poder revocatorio de quitar el cargo y debiéramos aplicar lo que existía en Chile en el período colonial, juzgarlos y condenarlos si fuera necesario”, precisa.

Salazar recuerda que después de la dictadura de O’Higgins, las comunidades declararon que había traicionado la voluntad soberana, por eso le ordenaron a Ramón Freire que lo tomara preso y le exigiera el Juicio de Residencia. Y Freire para evitar un desorden interno lo envió al exilio.

“A la llegada de Portales se elimina la instancia donde el pueblo podía deliberar. Desde esa época que el pueblo no delibera, no otorga mandatos, simplemente elige a los que les hacen promesas. En eso estamos todavía”.

-¿Y en 27 años de democracia no se avanzó en este poder ciudadano?

“Es un problema endémico en Chile que ocurre desde Portales en adelante, y ha llegado hasta hoy a un extremo grotesco, por eso es que la ciudadanía ha estado planteando un movimiento hace dos años, de llamar a una Asamblea Constituyente. Los políticos le temen a ella, porque van a quedar con una pega muy controlada, no les gusta. Luego, la clase política a través de la Presidenta manejó el proceso constituyente, serán ellos mismos en el Congreso los que decidan sobre este proceso”.

-¿Entonces, el poder ciudadano no pesa mucho?

“La ciudadanía tiene toda la soberanía, pero no somos conscientes de que somos soberanos y eso es un problema histórico de fondo. Tenemos que aprender a ser ciudadanos soberanos, lo cual es ir a contracorriente, porque durante 200 años hemos sido ciudadanos peticionistas. Puros pliegos de peticiones, demandas, protestas callejeras. No estamos decidiendo nada. En la Reforma Educacional no han participado los profesores, ni los alumnos, ni los trabajadores. Lo mismo ocurre en la Reforma Tributaria”.

-¿Y qué fue lo que nos ocurrió?

“En la democracia de 1932 a 1973 se nos inculcó que somos ciudadanos masa, esto es que depositamos un voto individual de acuerdo a la promesa que nos hacen, pero no implica deliberación colectiva. Y, según la constitución, solo tenemos acceso al derecho a petición. Hemos vivido la democracia marchando, pidiendo sin levantar propuestas ni mandatos.

-¿Qué es lo que como ciudadanos debemos hacer?

“Que la ciudadanía sea capaz de autoeducarse como ciudadanía soberana. Por eso el Ministerio de Educación se vio en la obligación de imponer en la malla curricular de tercero y cuarto medio la asignatura de “Formación ciudadana”. Por esa vía quieren manejar la formación ciudadana, pero es más de lo mismo, porque yo conocí el programa. De allí que es importante controlar esos cursos mediante la creación de cursos de formación ciudadana independientes de lo que dice el MINEDUC y la clase política, con el objetivo de influir en establecimientos educacionales y universidades, para que nos formemos realmente como ciudadanos integrales y no en ciudadanos limosneros”.

-¿Existen registros de autoeducación en nuestra historia?

“En Chile, entre 1915 y 1925 la ciudadanía se autoeducó para para ser soberanos, a través de las sociedades mutuales, de las conferencias educativas de Luis Emilio Recabarren, por ejemplo. Toda esa cultura se olvidó. No sabemos entonces convocar a una Asamblea Constituyente, dictar un Código del Trabajo que responda las necesidades de los trabajadores, ni tampoco una Reforma Educacional. Luego, somos nosotros los que tenemos que autoeducarnos. Ése es nuestro desafío”.

¿Le tiene fe a la ciudadanía?

“Por un lado sí, porque en tiempos pasados se hizo, y por muchas razones se olvidó. Ahora, la ciudadanía se tiene más confianza, pero no ha aprendido a hacerlo, esto es nuevo para ella. Yo creo que vamos bien con lo que se está haciendo. Hay mucha actividad de reflexión colectiva en Chile, pero, por sobre todo, tenemos que ser creativos para avanzar y no quedarnos en el descontento y en el cómo lo hacemos”.

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