Andrés Jil: El académico que redefine la inclusión en la UPLA y más allá

Andrés Jil: El académico que redefine la inclusión en la UPLA y más alláEn el corazón del campus San Felipe de la Universidad de Playa Ancha, el académico Andrés Jil Gálvez lidera iniciativas que buscan transformar el panorama de la educación inclusiva en Chile. Desde su rol en la carrera de Pedagogía en Educación Diferencial, su mirada se extiende más allá de las aulas convencionales, centrándose en estudiantes que enfrentan desafíos de salud, especialmente en el ámbito de la salud mental. Su trabajo no solo impacta a estudiantes en escuelas hospitalarias, sino que también sienta las bases para un cambio paradigmático en la educación superior.

El doctorando en Estudios Humanísticos en la Universitat Rovira i Virgili (España) , con una trayectoria que combina la docencia con la investigación aplicada, es un firme defensor de que el derecho a la educación no debe ser interrumpido por una enfermedad. Su enfoque va más allá de las adaptaciones tradicionales, buscando crear modelos pedagógicos innovadores que garanticen la continuidad académica y el bienestar socioemocional de los estudiantes universitarios. A través de proyectos colaborativos y una visión audaz, su labor representa un faro de esperanza para un sistema educativo más equitativo y comprensivo.

La antesala para este proyecto, que recién se presentó ante el ANID, en conjunto con la Universidad del Bío Bío, la Universidad de Chile y la UPLA, fue una iniciativa que desarrolló el profesor Jil en tres escuelas hospitalarias del valle de Aconcagua, entre agosto y diciembre pasado.

Metodología

-¿Cuál fue el objetivo de este proyecto inicial?

“Fue justamente aplicar la metodología del Aula Invertida, una forma de trabajo activo en la que los estudiantes asumen la responsabilidad de su propio proceso de aprendizaje. Esta metodología fue especialmente relevante para los estudiantes con diagnósticos de salud mental, ya que les ayudó a fortalecer su autonomía, que era una de sus principales debilidades”.

– ¿Cómo funcionaba exactamente el Aula Invertida en este contexto?

“El método se dividió en tres momentos: antes de la clase, los estudiantes debían preparar el material de forma autónoma: durante la clase, el profesor les asignaba un juego de roles para aplicar lo aprendido, y después de la clase, se les dejaba una tarea para asegurar la continuidad de su trabajo para la sesión siguiente. Además, esta metodología se integró con otra estrategia utilizada en las escuelas hospitalarias: el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), lo que potenció aún más los resultados”.

– ¿A cuántos estudiantes benefició y por qué se enfocaron en el diagnóstico de salud mental?

“El trabajo se orientó a 33 estudiantes de 7° Año Básico a 4° Año Medio de tres escuelas hospitalarias: San Francisco de Llay llay; San Camilo, de San Felipe; y San Juan de Dios, de Los Andes. Nos enfocamos en la salud mental porque, en postpandemia (entre 2021 y 2022), hubo un aumento significativo en las derivaciones de estudiantes con estos diagnósticos, lo que generó dos grandes problemas: los profesores no tenían las competencias para atenderlos y el aprendizaje de los estudiantes no era significativo debido al ausentismo”.

-¿Cuál fue la principal conclusión del proyecto?

“Los análisis que realizamos mostraron que el aula invertida fue más eficiente en la Escuela Hospitalaria de San Camilo de San Felipe. Los estudiantes de este establecimiento demostraron avances significativos en tres aspectos clave. En primer lugar, se logró una conexión socioemocional entre la profesora y los estudiantes, lo que redujo el ausentismo. En segundo lugar, mostraron avances significativos en las evaluaciones de proceso, manteniendo sus resultados en una media favorable. Y, por último, lograron una mayor autonomía en su aprendizaje, evidenciando la transferencia de elementos teóricos a la práctica”.

-¿A qué atribuyen el éxito en la Escuela Hospitalaria San Camilo?

“Identificamos dos factores fundamentales, por una parte el compromiso de las familias, ya que la mayoría de los apoderados de San Camilo acompañaban a sus hijos durante las clases, a diferencia de las otras dos escuelas. El segundo factor fue la conexión socioemocional que logró la profesora, quien utilizó herramientas como WhatsApp para hacer un seguimiento constante de los estudiantes. Además, el uso de aplicaciones como Nearpod, Canva y Genially, permitió al profesorado monitorear el aprendizaje online y offline de los estudiantes en sus diferentes contextos. permitió a los estudiantes avanzar en sus tareas incluso fuera del aula, lo que facilitó el monitoreo del profesor”.

-¿Participaron estudiantes y exalumnos de la UPLA en este proyecto?

“Así es, y fue muy valiosa. Para los estudiantes en formación, significó expandir el campo de la educación diferencial a la pedagogía hospitalaria, un área poco explorada. Nos dimos cuenta de que esta especialidad no debería limitarse a la educación especial, sino que debería ser parte de la formación de todas las carreras de pedagogía. De hecho, una estudiante de Pedagogía en Castellano que participó en el proyecto, ahora trabaja como profesora en la Escuela Hospitalaria, y una de las estudiantes de Educación Diferencial fue contratada como educadora”.

Un paso más allá

– ¿Cómo se enlanza entonces, este trabajo con el proyecto que vincula a los estudiantes universitarios?

“Actualmente, participo como coinvestigador de una propuesta de proyecto Fondecyt Regular que lidera la universidad del Bío-Bío, en colaboración con la Universidad de Chile y que ha avanzado la etapa de factibilidad en ANID, la propuesta lleva por nombre «Pedagogía Hospitalaria en la Educación Superior en Chile: Implementación de un modelo inclusivo para la continuidad académica de estudiantes en situación de hospitalización». Su objetivo general es implementar un programa inclusivo para favorecer la equidad y la continuidad académica de estudiantes en situación de hospitalización en cuatro universidades chilenas, con un primer pilotaje en las regiones de Ñuble, Bío Bío, Valparaíso y Metropolitana”.

-¿Cómo podría este proyecto impactar en la formación de los profesionales y en las universidades chilenas?

“A través de esta iniciativa, buscamos ser las primeras universidades en construir un modelo de pedagogía hospitalaria para estudiantes universitarios. El primer impacto sería la reformulación del reglamento del estudiante, ya que, actualmente, por cualquier situación de enfermedad, un estudiante tiene que postergar sus estudios. Se está vulnerando el derecho a la educación de una persona que está enferma en la educación superior. La universidad los discrimina, obligándolos a suspender sus estudios y volver cuando se recuperen”.

-¿Qué busca cambiar este modelo en el concepto de inclusión?

“La idea es que las escuelas hospitalarias amplíen su mirada y atiendan no solo a estudiantes de básica y media, sino también a los futuros profesionales. Es decir, a los estudiantes de la educación superior”.

-¿Y qué considera este proyecto, en concreto?

“La elaboración de lineamientos para políticas públicas y el fortalecimiento de una red intrauniversitaria. En síntesis, el proyecto busca reconocer la diversidad bajo un parámetro más equitativo en la educación superior, dándole un carácter más democrático y despojándolo un poco de su carácter de exigencia.

-¿Mencionó un cambio de reglamento universitario?

“Así es. Si este proyecto se aprueba, implicará un cambio de reglamento en las universidades, impactando en el derecho a la educación, el derecho a la inclusión y la necesidad de ajustes significativos en la educación superior. Aquí en nuestra Universidad, que tiene la inclusión como uno de sus principios, este proyecto sería un paso importante hacia una verdadera inclusión, reconociendo el derecho a la continuidad académica para estudiantes que enfrentan problemas de salud”.

El trabajo del académico Andrés Jil y su equipo en la UPLA, es un testimonio de que la verdadera inclusión va más allá de las políticas y normativas. Es un acto de profunda empatía y compromiso con el derecho a la educación de cada persona, sin importar las barreras que la vida les ponga enfrente. Con la mira puesta en el proyecto Fondecyt, están abriendo un camino pionero en Chile, demostrando que la universidad del futuro no solo forma profesionales, sino que también abraza a sus estudiantes en sus momentos más vulnerables, construyendo una sociedad más justa e equitativa.

Pruebe también

Campus San Felipe: Estudiantes de Pedagogía en Castellano reciben reflexiva charla sobre enseñanza de la literatura

Durante la semana de la carrera, el Dr. Sergio Mansilla Torres presentó su libro "t;La enseñanza de la literatura como práctica de liberación”.