El cuidado nos une, eso quedó de manifiesto en el conversatorio «Cuidar a quienes cuidan», que abordó el proyecto de ley que reconoce este derecho y crea el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados.
La cita fue moderada por la senadora universitaria Maite Henríquez Pizarro y contó con las exposiciones de la diputada por la Región de Valparaíso, María Francisca Bello Campos; la seremi de Desarrollo Social y Familia, Claudia Espinoza Carramiñana; y la coordinadora del Observatorio Psicosocial en situaciones de emergencia (OPSE) y académica de la Universidad de Playa Ancha, Marlen Figueroa Varela.
La académica de la carrera de Psicología de la UPLA dio cuenta de las aristas del cuidado, considerando distintas dimensiones, incluso la biológica, que define a los seres humanos como muy dependientes de otros y de las interacciones que tienen con el entorno.
Desde esa perspectiva planteó que los cuidados son fundamentales para el bienestar individual, la reproducción social y la sostenibilidad del sistema económico. Sin embargo, dijo, y pese a su importancia ha sido constantemente invisibilizado, puesto que está relegado al ámbito privado como una obligación social y de género, que recae principalmente en las mujeres.
La especialista compartió cifras del Senadis de 2019, en que unas de las principales razones por las que niñas, adolescentes y mujeres chilenas, desde los 15 años en adelante, no participan del mundo del trabajo o la educación, es por el trabajo doméstico o por estar a cargo del cuidado de otra persona.
“Sabemos que el sistema de cuidado se constituye, principalmente, de manera informal, es decir, no es remunerado, y que quienes cuidan no han sido formadas ni entrenadas. Eso es relevante porque el no contar con apoyos impacta en el bienestar de las personas cuidadoras. Este rol habitualmente es desempeñado por algún familiar, representando un 94%, y de ese porcentaje el 80% son mujeres”, ejemplificó la coordinadora del OPSE de la UPLA.
Para complementar, que el 67% de las cuidadoras de personas con discapacidad en Chile, según el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, presenta una percepción de sobrecarga intensa, que se traduce en altos niveles de estrés, tensión emocional y física, hipertensión arterial, colesterol alto, gastritis, ansiedad, agotamiento emocional, síndrome de Burnout (estrés asociado al ámbito laboral), entre otros.

“Este impacto no tan solo afecta a la persona que cuida, sino también a la persona que es cuidada. La probabilidad de que ésta, reproduzca la sintomatología de su cuidador/a, también es alta. En cambio, cuando yo enfrento una situación difícil acompañada, el estrés es menor a que si estoy sola”, enfatizó la profesional.
“Nosotros vivimos este proceso en absoluta soledad. Llevamos 34, 36 años cuidando a nuestros hijos y hoy se suman nuestros esposos y nuestras madres. Hay una soledad absoluta, si entre nosotras no hacemos redes, no hay nada”, comentó Carmen Tapia Beroiza, de la Agrupación “Cuidando con esperanza” de Quillota.
Valor del proyecto
Esta propuesta de ley pone al cuidado al servicio de las personas desde el Estado, por tanto sale del espacio íntimo para situarse en un espacio de derechos. Así lo calificó la diputada María Francisca Bello, quien recalcó que es una política pública transversal atingente, contingente y necesaria, por cuanto busca avanzar como sociedades modernas en el bienestar de todos y todas.
“El cuidado se trata de amor, pero eso no es suficiente. Todos fuimos cuidados, y vamos a necesitar que nos cuiden, porque nadie se escapa de los cuidados. Esta política pública no solo viene a reconocer, visibilizar y repartir el trabajo de cuidados, sino lo que nos dice es que si no generamos corresponsabilidad entre la familia, la sociedad y el Estado, lo que va a suceder es que vamos a tener mujeres solo en las casas y en su mayoría varones siguiendo en la toma de decisiones”, alertó la parlamentaria.
Para la seremi de Desarrollo Social y Familia, Claudia Espinoza Carramiñana, esta propuesta enfatiza en el derecho al cuidado de todos y todas, no solo en las etapas necesarias (nacimiento o vejez, por ejemplo) sino que haya una conciliación entre la vida laboral y personal, por tanto “las instituciones y la sociedad deben adaptarse, y tomar conciencia de que es necesario cuidar a quienes cuidan, apoyarles”, enfatizó.
Sobre todo “cuando el 76 por ciento de las personas cuidadoras están en el 40 por ciento más vulnerable, por lo tanto, cuidar empobrece. Por supuesto que ahí hay algo de que hacerse cargo”, agregó la seremi.
A ese respecto, explicó que actualmente hay tres centros comunitarios de cuidado en construcción y otros tres en gestión con distintos municipios de la Región de Valparaíso para brindar, no solo una atención especializada, sino que además ejecutar en sus instalaciones programas relacionados con los ámbitos del trabajo, salud, educación, deporte y cultura, en el entendido que son necesarias las redes de colaboración y propiciar espacios y acciones para que las personas cuidadoras reanuden sus estudios, se inserten en el mundo laboral o simplemente vuelvan a la esfera de lo público.
El rector de la Universidad de Playa Ancha, Carlos González Morales, también estuvo presente en este evento y dio cuenta de la importancia de abordar esta temática en nuestra institución en el siguiente reels:
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