“Donar células madres puede ser la única oportunidad de vida para quienes enfrentan el cáncer de sangre”

Probablemente, el principal antídoto para erradicar los fenómenos de violencia que marcan los tiempos locales y globales del mundo sea la solidaridad que, en nuestra condición de seres humanos y sociales, nos podamos manifestar en los momentos difíciles y complejos de la vida. En particular, cuando enfermedades como el cáncer fragilizan nuestra existencia y hacen que nuestro mundo cambie para bien o para mal.

En ese marco, la Dirección General de Desarrollo Estudiantil de la Universidad de Playa Ancha se encuentra apoyando la campaña de concientización sobre la donación de células, en cuyo contexto una de sus asistentes sociales, la profesional Ximena Urrea Vicencio, dialogó con Catalina Beatriz Palacios Bezama, académica del Departamento de Matemática y Física de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas.

Catalina, de 26 años, es un ejemplo de generosidad y compromiso con la salud de otros, ya que en agosto de este 2024 donó células madre para salvar la vida de una paciente en el extranjero. La académica conoció DKMS en 2020 (https://www.dkms.cl/), al inicio de la pandemia, a través de una amiga que había solicitado el kit de donación. «Me llamó mucho la atención el proceso y decidí intentarlo, aunque ya había sido rechazada como donante de óvulos por mi asma y peso». A pesar de estas experiencias, decidió inscribirse en la base de datos de DKMS, atraída por la posibilidad de salvar una vida. «Aunque la probabilidad de ser compatible con alguien es muy baja, pensé que valía la pena intentarlo», explica.

El proceso comenzó con un simple kit enviado a su casa, en el que solo tenía que frotar un hisopo en su boca y enviarlo de vuelta a los laboratorios en Alemania. Meses después, Catalina fue notificada de que estaba en la base de datos, pero no fue hasta este año cuando recibió una llamada inesperada: «Me llamaron justo cuando estaba entrando a una reunión de tesis. Sentí mucha alegría al saber que podía ayudar a alguien», recuerda. A partir de ahí, la académica UPLA fue sometida a una serie de exámenes médicos para confirmar su compatibilidad y estado de salud. Finalmente, le informaron que su donación sería mediante la extracción de médula ósea, un procedimiento más invasivo que la donación periférica, pero que Catalina aceptó con valentía.

La donación se realizó el 29 de agosto de 2024. Ella estuvo 14 días en recuperación. «Despertar después de la operación fue doloroso, como un lumbago constante, pero fue un proceso que valió totalmente la pena», afirma. Durante todo el proceso, DKMS cubrió los gastos médicos y de transporte, lo que le permitió concentrarse en su recuperación y en continuar con sus actividades académicas.

«Es importante pensar en cómo nos sentiríamos si fuera un ser querido quien necesitara ayuda». Esta encrucijada, planteada por la joven académica, vale la pena ejercerla, aunque, según aclara, estar en la base de datos no garantiza que seas llamado, debido a la baja probabilidad de compatibilidad. «Pero, si sucede, tienes la oportunidad de salvar una vida, no solo la de una persona, sino también la de su familia».

Finalmente, para Catalina, la donación de células madre es un acto de comunidad y de apoyo mutuo. «En un mundo donde el cáncer sigue siendo una de las principales causas de muerte, es fundamental que más personas se sumen a esta causa. Donar células madre puede ser la única oportunidad de vida para quienes enfrentan el cáncer de sangre».

(Boris González López/ Ximena Urrea Vicencio)

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