En el Día Internacional de la Mujer invitamos a la comunidad universitaria a honrar a las mujeres obreras que han sido históricamente reprimidas y gravemente violentadas al luchar por el trabajo digno.
Nos parece importante no perder de vista que el 8 de marzo es un día para detenernos en esos momentos de la historia, en los que se ha luchado por el reconocimiento de nuestro derecho a la autonomía económica; al desarrollo profesional; a la educación; a la participación política; al trabajo decente; a una vida libre de violencia. También, sentimos la necesidad de visibilizar que al día de hoy son demasiadas las mujeres y niñas que están lejos de poder ejercer sus derechos, de ser respetadas y felices. Tenemos mucho, muchísimo, trabajo por delante.
No obstante, comprendemos y compartimos la emoción que se siente en este día, pues sabemos que cada avance ha costado. Nos merecemos encontrarnos con las redes de afecto que hemos ido construyendo, pensamos que son la base y fuerza política más valiosa del proceso de transformación social que buscamos.
Como Dirección de Equidad e Igualdad de Género, nos reconocemos como mujeres trabajadoras y en la lucha permanente por una vida digna y libre de violencia. Por ello, hoy saludamos, especialmente, a las mujeres y a todas las personas que integran nuestra comunidad UPLA que se reúnen en distintos espacios: en los barrios, en las poblaciones, en las calles, respondiendo al llamado de hacer memoria, a reflexionar sobre esa historia que nos une y ese mundo que queremos construir.
Les invitamos a percibir con claridad, que ya no es solo el movimiento social el que exige justicia social y reconocimiento en equidad para las mujeres. Hoy también es el parlamento a través de leyes, el Ejecutivo con sus políticas públicas y el Poder Judicial, quienes nos están indicando una y otra vez que el pacto de silencio ante la violencia patriarcal debe terminar y que el Estado tiene obligaciones robustas respecto de la eliminación de toda manifestación de inferioridad de las mujeres. Los marcos normativos e institucionales nos exigen como universidad “hacernos cargo” de las injusticias asociadas a brechas de género.
Nos sentimos orgullosas de trabajar responsablemente para que la UPLA esté a la altura de este proceso y es por ello que hoy reafirmamos nuestro compromiso por construir una comunidad universitaria que plantee tolerancia cero ante la violencia y la discriminación, abandone la cultura de la impunidad patriarcal de forma activa y eficiente; prevenga a través de la educación y repare. Finalmente, a trabajar con la convicción de que el buen trato, el respeto y la ética del cuidado deben y pueden orientar el ejercicio de nuestras funciones.