Dr. Juan Pablo Reyes reflexiona en torno al lenguaje insidioso y belicoso de estos tiempos

«En el actuar panorama lingüístico, hay varias palabras y expresiones que podrían ser consideradas ofensivas, o claramente insidiosas, provocadoras y belicosas. Sin embargo, no hay conciencia plena de ello y solo nos hemos detenido a pensar en ciertos usos de los géneros en las actividades, oficios y profesiones, como poeta/ poetisa, así como en el uso de los tres pronombres lo, la, le y los tres artículos singular y plural, las, los, les, para no ofender ni discriminar ni maltratar a nadie. Por lo tanto, nos deberíamos ocupar, también, de refranes o expresiones metafóricas que las tenemos incorporadas en nuestro acervo socio y etnolingüístico y que están adquiriendo un nuevo sentido en los paradigmas generales de la humanidad del presente siglo. Ejemplos de lo presentado son estas expresiones, apretar el coyote, hacer sancadillas, matar a dos pájaros de un tiro, disparar a la bandada, dar con la punta del pie, como patada en la guata, dar la patada, aserruchar el piso, apuñalar o atacar por la espalda, mandar a freír mono, carne de cañón, cría cuervos y te sacarán los ojos, casería de brujas, ojo por ojo, diente por diente, sacar un ojo de la cara, meter el dedo en la boca.

Podemos agregar, desde esta perspectiva y, con un sentido más violento aún, un grupo de expresiones coprolálicas referidas a los órganos y los hábitos sexuales que van desde lo ofensivo hasta lo humorístico. Se suman a estas redes de significaciones, el color de la piel, edad del cuerpo, el tipo de cuerpo, tipo de pelo, estatura, peso, tipos de ojos, boca, oreja, nariz, que van asociadas a algún enunciado y palabra presentes en su uso más frecuente del habla cotidiana y generalizada.

Y más delicado y cuidado debe ser el examen del empleo de ciertas formas de nuestra lengua española chilena, y que desde hace poco tiempo, han dado que hablar y escribir, referidas a la condición mental de las personas. Los casos de lo indicado son asociados a la locura, la histeria, la idiotez. Para mayor ilustración se pueden señalar estúpido, se le pegan los platinos y le patina, se le corre una teja, le faltan palos para el puente, hiperventilado, deschavetado.

Se vienen a acumular a esta lista los términos que designan a los distintos grupos humanos, sus nombres técnicos son etnónimos y exónimos, que vendría a ser una especie de apodo y también un caso de gentilicio con grados de ironía y sarcasmo referidos a conjunto de personas de una misma manera de una misma visión de mundo o grupo racial. Ejemplo, los cholos por peruano, los rotos, por chilenos, los che o fantoches por argentinos, los Bean (porotos) por mexicanos en Estados Unidos. Otros casos más difundidos son sodomitas, fariseos, cretinos, bárbaros, indio, gringo, yankee, que fueron adquiriendo connotaciones negativas a lo largo del tiempo.

A consecuencia de los actuales contextos y situaciones comunicativas que están incentivando al uso del lenguaje inclusivo, respetuoso, no discriminatorio y, por lo tanto, carente de contenidos de violencias animalistas, sexistas, racista y clasista, deberíamos replantearnos su uso y, por cierto, su abuso.

A veces, en esta misión lingüística de llamar la atención y observar haciendo reparos en aquellas manifestaciones idiomáticas que dan cuenta de nuestros imaginarios y representaciones socioculturales y, por lo tanto, son reflejo de nuestra forma de ver y entender el mundo, generan risas y burlas, y eso me da pena, me produce incertidumbres verbales y, por lo mismo, sociales y culturales que dan cuenta de que avanzamos pero poco y lento, en superar etapas anteriores».

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A su vez, en la solemne ceremonia, se honró el legado de seis académicos que se acogieron a retiro: Gonzalo Bustillos Portales, Ramón Donoso Alfaro, Eduardo Faivovich Bortnik, Luis Faúndez Fuentes, José Meza Guzmán y Miguel Vásquez Vicencio.