«La anexión y soberanía de Chile en isla Rapa Nui data desde el 9 de septiembre de 1888, fecha desde la cual y muy fragmentariamente se fue entendiendo el legado cultural isleño, lo que se ejemplifica que solo en 1973 se firmó el decreto de construcción del Museo Antropológico Padre Sebastián Englert (MAPSE), en reconocimiento del sacerdote capuchino Sebastián Englert. Dicho religioso arribó a Pascua en 1935 donde vivió hasta su muerte allí en 1969, intervalo de tiempo en que este hombre de fe no solo ejerció una obra misionera sino que, a la vez, desarrolló un valioso e interesante trabajo investigativo orientado al conocimiento de la cultura isleña en diversos ámbitos entre los que destacan el estudio de la lengua, tradiciones orales y patrimonio arqueológico.
Ahora bien, en cuanto a los elementos patrimoniales tangible mueble más representativos de Rapa Nui están, sin lugar a duda, los Moais, monumentales figuraciones pétreas trabajadas de manera artesanal en varios centenares y en diversos tipos de rocas volcánicas como son el basalto (10), toba lapilli (800), la escoria roja (18) y traquita blanca (22), materiales de origen volcánico que en sí son el principal constitutivo territorial de esta posición insular.
Acerca del significado de estos hitos y en palabras de los autores del libro Rescatando el Patrimonio Cultural Material Rapa Nui (2016) indican que «de acuerdo con la tradición oral los Moais son un todo, un pasado y un futuro, representa la energía, la “cara viviente” de sus antepasados, cuyo valor no se encuentra en la figura misma, sino en la conexión simbólica y en el legado de su historia».
En cuanto al número de estas esculturas, se han registrado unos 900 moais y de ellos cuatrocientos se encuentran en la cantera de Rano Raraku, 288 asociados a los Ahu, y el resto dispersos en distintos puntos de la isla, probablemente abandonados en la ruta hacia algún Ahu que fueron plataformas ceremoniales sobre las que se «colocaban varios moai o estatuas que representaban a los ancestros de cada grupo familiar» (imaginariorapui.com).
Pese a este maravilla y único patrimonio hay un hecho que se ha soslayado de manera consciente. En lo diplomáticamente se conoce como el Extrativismo cultural, hecho que tuvo sus inicios en 1864 (colonialismo de las grandes potencias) y se proyectó hasta la década de los 50’ del siglo pasado, en que desde 1888 hasta el presente se estableció en palabras de Núñez y otros el neocolonialismo interno, que se evidencia con la relación de Rapa Nui con el Estado de Chile. Desafortunadamente, en ese interludio fueron desarraigados 12 Moais que se encuentran repartidos en museos de Inglaterra, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Francia, Bélgica y Chile (La Serena y Viña del Mar).
Todas estas obras hasta la fecha, a pesar de estar debidamente datadas su ubicación, no han sido devueltas a su hogar cultural, con lo cual no solo hay una deuda cultural sino que un acto de indiferencia respecto de la cultura rapanui y, lo que es más punzante, es que ni siquiera ha existido la intención cierta y materializada que desde nuestro país no se halla hecho la devolución de los Moais extraídos y que, sin duda, de ser efectivo este acto reparatorio sería un ejemplo que tendería quizá a otros países a seguir con este ejemplo y generar una política de devolución de un patrimonio que perfectamente pueden seguir exponiéndose bajo el formato de piezas copia, a partir de estos majestuosas monumentalidades pétreas.
Así las cosas, queda en evidencia que la cultura local y, en este caso la de Rapa Nui, no ha sido debidamente gestionada por el Estado central, que más bien mira al Chile sudamericano olvidando incluso en esta área el valor incalculable de muchas etnias ya desaparecidas, pero que dejaron una huella de ocupación, creencias y costumbres que, desafortunadamente, por una visión sesgada y monocultural no han ni tienen el debido reconocimiento oficial».
***Gastón Gaete Coddou, geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.
Columna de opinión publicada en diario El Trabajo de San Felipe, el miércoles 13 de julio de 2022