La estética de la bella Potosí

«Han pasado los siglos y el tiempo en su inefable transcurrir provoca, por lo general, deterioros en las obras u otros elementos de ornamento de las fachadas e interiores que, al estar expuestas a variados elementos naturales y humanos, pierden muchos de sus atributos propios del realce que sus autores proyectaron, modelaron y construyeron, en función del uso que se haría de estas edificaciones. Para el caso de Potosí, desde su creación (1 de abril de 1545) y dos años más tarde (28 de enero de 1547), al concedérsele el título de Villa Imperial, las primeras construcciones fueron propias de un asentamiento minero y es probable que la espontaneidad del matérico usase de forma poco elaborada los recursos locales y que, por lo mismo, diese figuración a una espacialización de un estrato matérico sociourbano de reducido confort y toscos matices en sus fachadas, y que las plantas libres de sus adentros cobijasen un sencillo equipamiento que respondía a las necesidades de sus moradores.

Sin embargo, con el paso de algunas décadas y lo exulto de la riqueza argentífera que se extraía del “Sumaq Urqu” o “Cerro Rico”, se inició tanto un proceso de cambio que fue ennobleciendo la imagen de la floreciente y dinámica ciudad minera y de servicios asociados que la equipararon y, además,  superó en progreso a las urbes europeas contemporáneas no solo en población, sino que en su apariencia, tal cual se observa con delicado detalle en la excelsa obra pictórica “Descripción del Cerro Rico e Imperial Villa de Potosí, (1758)”, del gran maestro potosino Gaspar Miguel de Berrío (1706 – 1762). En dicho cuadro que, en palabras de este columnista (6 de noviembre de 2021) mencionó que “acerca de las particularidades que revela el paisaje pintado,  se observa una mixtura natural y urbana, siendo en este paraje  donde el autor en cuestión resalta la estructura social de la comunidad de ese entonces. Es así como el enfoque sectorial por áreas del plano citadino permite identificar el casco histórico, lugar que era habitado por  el conquistador  y centro de la actividad social, político administrativa, religiosa, comercial y habitacional de la época, cuyos edificios estaban construidos con mayor calidad (tejas cerámico-coloniales, miradores, patios, soportales y otros detalles que dan belleza al conjunto arquitectónico en cuestión)”.

Pero la imaginación de don Gaspar trascendió hasta el presente y los considerandos de las representaciones que exhiben los frontis y sus delicados
detalles, hacen que la observación de estos precise un largo tiempo de admiración y análisis acerca del mensaje que los creadores de estas obras de arte inmortalizaron con sus diestras manos.

Recorrer el casco histórico de la noble ciudad es un momento de goce al estar frente a una exposición pública de obras de arte en que la calle se transforma en el pasillo de un museo al aire libre y, al avanzar por estos portales, no solo se transporta en el tiempo, sino que la imaginación del espectador lo sitúa y cuestiona en cómo se pudieron hacer tales magnificencias y los volúmenes de las mismas, todo ello en un conjunto de gran realce que como un coristado cantan una cautivadora letanía que envuelve al público.

Por su parte, la plaza 10 de Noviembre no solo por su expansión envolvente y significativa escultórica, y ser además el punto cero de Potosí, se convierte asimismo en una plataforma que flanqueada por muros, cual fortaleza, pero que a distingo de una orgánica militar, los muros perimetrales son nobles y atesorables testimonios de una rica arquitectura con facies distinguidos por las competencias que se le atribuía y atribuye a estos elementos constructivos.

Así las cosas, cuesta entender como este digno paisaje citadino fue entendido y erigido por sus anteriores ocupantes que, en un sino del destino, quisieron levantar un plantel urbano, que sin quererlo, sería el disfrute de venideras generaciones surgiendo, de esa manera, el turismo como una veta insaciable de flujos de visitantes que hacen de la estadía en la muy ilustre ciudad, una pasantía de cultura que se mezcla con la calidez de las y los potosinos, consolidando así un inolvidable e interesante recuerdo».

***Gastón Gaete Coddou,  geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.

Columna de opinión publicada en diario El Potosí, el martes 14 de junio de 2022

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