Los íconos patrimoniales del Valle del Aconcagua. Primera parte: De la cordillera andina al valle

«El patrimonio se concibe como la herencia social de diversos antecedentes, rasgos, hechos u otras circunstancias, ya sean obra de la naturaleza o del ser humano. Con relación a la sostenibilidad y sustentabilidad de estos precedentes, dependerán en gran medida de las acciones y actitudes de las personas en lo individual o colectivo hacia su entorno.

En cuanto al valle del Aconcagua y ad portas de celebrar nuevamente el día del patrimonio es interesante resaltar y reconocer algunos sucesos, que son parte del legado aconcagüino, los que en consideración de esta columna de opinión, resaltan desde el oriente al poniente, por la grandiosidad de la cordillera de Los Andes. Tronco madre en el que destacan cumbre, valles y espejos de agua entre otros aspectos físicos, entre los que destaca la laguna del Inca que, con un diámetro y profundidad aproximados de 2800 y 180 metros, respectivamente, debe su nombre a una leyenda que se  fundamenta en el inca Illi Yupanqui, quien deseaba contraer matrimonio con la princesa Kora-llé, la que según se cuenta era una bella mujer, tal vez la más hermosa del imperio. Pese a toda la felicidad, un infausto accidente hizo caer desde la altura la dama cortejada, falleciendo en el acto. El Inca, atormentado, determinó que el sepulcro de ella sería el fondo lagunar y se cree que, ocurrido el funeral, el color esmeralda de su agua es el reflejo el de los ojos de la hermosa Kora-llé.

En el caso de los registros culturales andinos, sobresalen varios hechos de indudable valor estético, arquitectónico, ingenieril y de significados que han marcado el pulso espacio temporal de este sector. De este modo, se distingue la escultura del Cristo Redentor, inaugurada el 13 de marzo de 1904, en presencia de los ministros de Relaciones Exteriores de Argentina y Chile, aparte de otras autoridades que dejaron para la posteridad esta santa figura. En la base de esta escultura reza la inscripción: “Se desplomarán primero estas montañas antes que chilenos y argentinos rompan la paz jurada al pie del Cristo Redentor”. Pese a los buenos sentimientos que inspiraron este mensaje, las relaciones inter-Estados, no siempre han tenido buenos momentos, aunque a pesar de las dificultades ha primado un espíritu de concordia entre ambas naciones.

Profesor Gastón Gaete Coddou.

Otros dignos indicativos por resaltar son la línea del ferrocarril transandino (inaugurado el 5 de abril de 1910), proeza que, con gran sacrificio por parte de sus constructores, permitió vencer la altura convirtiéndose en una de las más extraordinarias obras de ingeniería de nivel mundial comparándose, según los entendidos, con el ferrocarril transatlántico norteamericano y el Canal de Panamá. Un segundo acervo cultural en la ruta patrimonial andina, es la presencia del refugio de correos (8, construidos entre 1766 y 1772), que eran matéricos funcionales cuyo objetivo fue dar cobijo al menos a 15 personas y resguardar el continuo e importante intercambio del servicio de documentos entre Chile y allende los Andes. Por este motivo, en 1984 este símbolo testimonial de la historia del transporte y las comunicaciones fue declarado por el Consejo de Monumentos Nacionales como “Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico”.

Descendiendo hacia el poniente se abre a la vista y admiración el Salto del Soldado, garganta propia de la acción geológica y erosión de fondo, que perfiló un estrecho paso de nueve metros de ancho y agudas paredes rocosas en el que, según cuenta la historia, fue vencido por el salto a caballo de un soldado patriota, que decidió en acción voluntaria distraer a una partida de soldadesca realista, quienes al ver esta hazaña extrema, desistieron de su persecución.

Por último, en este viaje desde las alturas en dirección al fondo del valle, aparecen entre otros atrayentes testimonios patrimoniales, la Escuela de Montaña del ejército (1954) y su museo temático, la piscicultura de río Blanco (1905) y diversas estaciones del tren transandino, obras que, en su conjunto, matizan un relevante escenario cultural y natural digno de conocerse y entender la relevancia que tuvieron y tienen en la realidad del Valle y del país».

 

***Gastón Gaete Coddou,  geógrafo y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, Universidad de Playa Ancha.

Columna de opinión publicada en diario El Trabajo de San Felipe, el miércoles  19 de mayo de 2021.

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