Teoría y práctica de las alternativas económicas solidarias

Una exitosa experiencia económica se desarrolla desde hace años en el valle del Marga Marga, donde pequeños vitivinicultores se unieron en una cooperativa que hoy vende sus vinos en el extranjero y es el centro de una activa vida social en su territorio.

Se trata también de un ejemplo concreto de economía solidaria y agroecología. Por este motivo, tuvo un espacio destacado en la sesión abierta «Cooperación y experiencias económicas solidarias. Construyendo nuevas territorialidades», que dio inicio al tercer módulo del diplomado de extensión «Construcción de territorios para el Buen Vivir», que desarrolla la Facultad de Ciencias Sociales gracias a la organización de su Observatorio de Participación Social y Territorio.

El encuentro virtual se desarrolló con una alta asistencia, incluso desde el extranjero. En su parte central, Carolina Alvarado Aspilaga, ingeniera agrónoma y socia fundadora de la Cooperativa Vitivinícola Valle Marga Marga, describió la historia y objetivos de esta agrupación, cuyos inicios se remontan a casi una década, aunque recién pudo formalizarse tras un cambio de la legislación sobre cooperativas en 2015. Pequeños productores de la zona de Quilpué se unieron para producir vinos con una característica muy especial: son totalmente naturales.

«El vino natural es un vino sin intervención, que tiene uvas orgánicas y procesos sin químicos de ningún tipo. Muchos dirán ‘Qué extraño, yo creía que todos los vinos eran naturales, sanos’, pero no es así. Hay vinos que están absolutamente intervenidos, vinos que son una mezcla química de elementos, pero no uvas», aclaró Carolina.

Enfrentada a los grandes productores nacionales y con escaso acceso al sistema comercial, la cooperativa tuvo sus primeros éxitos en mercados internacionales. Pero no olvidó su raigambre territorial, por lo que desarrolla una serie de actividades con la comunidad de Quilpué, como catas sociales cada semana; el programa «Vinos de barrio», que permite a los vecinos transformar en vino las uvas de sus casas, la «Escuela del Vino» o la «Escuela de productos de baja demanda hídrica».

Ese punto de la eficiencia hídrica llamó bastante la atención, especialmente en contraste con la agricultura de paltos en esta misma región, a la cual se acusa de malgastar agua. Hablando en primera persona, pero en nombre de todos esos pequeños productores, Carolina Alvarado mencionó uno de los principios detrás de su labor agroecológica: «No puedo pasar por encima del bosque nativo, no puede pasar por encima de la cantidad de agua con que contamos en Colliguay, donde escasea absolutamente», aunque eso le reste competitividad a la cooperativa.

La solución a ese dilema pasaría por la creación de redes, en que consumidores responsables y conscientes se sumen a los productores agroecológicos.

Aporte académico

La exposición de Carolina Alvarado ocurrió tras una primera parte en la sesión abierta, de tipo académico y a cargo del sociólogo Pablo Saravia, miembro del Observatorio y uno de los responsables del tercer módulo del diplomado, «Redes de cooperación: experiencias regionales».

Dicho módulo, explicó el académico, abordará «cuestiones vinculadas con la soberanía alimentaria, desde la perspectiva de la articulación, que es un gran desafío, porque es una de las dimensiones de trabajo más débiles cuando queremos avanzar hacia la construcción de nuevos caminos ante los desafíos que nos plantean el neoliberalismo y el capitalismo a escala global».

En este marco, Saravia presentó una apretada síntesis de estrategias y fundamentos teóricos de las alternativas que existen a ese capitalismo global. No los planteó como «recetas» sino como aportes a posibilidades de desarrollo alternativo que dependerán del contexto.

Así, mencionó una relación instrumental con el Estado, sin enfrentarlo ni legitimarlo, pero defendiendo la autogestión; la recuperación del concepto de diversidad (o heterogeneidad) económica; el profundo sentido territorial o local de las economías alternativas; y la necesidad del trabajo articulado en red.

En cuanto a principios o fundamentos para las economías alternativas, mencionó: el anticapitalismo, que se plantee el reemplazo del sistema actual como «horizonte utópico político»; el reemplazo de la búsqueda de ganancias por la construcción de relaciones de solidaridad y reciprocidad; el reemplazo de la lógica de lo único por la lógica de lo diverso; la corresponsabilidad, en que la economía deja de ser externa a la persona, que por lo tanto pasa a ser responsable de sus aciertos y fracasos; y pasar de proyectos políticos que fomentan la muerte (del ecosistema, del agua, de nuestros saberes..) a una economía que defienda la vida.

Sus planteamientos teóricos serían confirmados en la segunda parte por el relato de la experiencia de la Cooperativa Vitivinícola Valle Marga Marga. Finalmente, la sesión incluyó un diálogo, en que ambos expositores recibieron varias preguntas de los asistentes, tanto participantes en el diplomado como interesados que se sumaron a esta sesión abierta. El video completo del encuentro (cerca de dos horas) se puede revisar en este enlace.

 

 

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