Reflexiones patrimoniales

«El asolador ritmo de la sociedad ha incitado a un desequilibrante panorama donde la artificialización del mismo y la pérdida de antecedentes antiguos, han reconstruido los códigos de vida, consolidando la confrontación de mundos vivenciales, que en sí han desperfilado el sentir patrimonial al tratar los unos y los otros por hacer válida su postura existencial, desentonando con esta perspectiva, el sentido de la herencia y poniendo en riesgo la trascendencia del legado.

Desde la perspectiva de la puesta en escena del patrimonio, el ser humano es quien desde diversas evaluaciones va descubriendo y evaluando aquellos recursos que tienen a su juicio esa condición, la que una vez alcanzada, debe estar regida por ciertos estándares que permitan su preservación y conservación en pos de un conocimiento y disfrute para la posterioridad. Lo anterior, para que no se pierda el nexo con ese referente que  en creación se encuentra inserto en su creación en época pasada, la cual fue dando paso a otros estadios espacio temporales, que en sí consideraron, o bien acabaron con lo vestigios previos, delineando y describiendo nuevas figuraciones, las cuales concurrieron con sus representaciones a nuevas panorámicas de un efímero presente, que es señal pretérita casi  inmediata debido a la celeridad de los acontecimientos.

En consideración de lo expuesto, el acervo sociocultural es una plataforma de acciones y actitudes que van mutando acorde a los modelos sociales y los efectos del medio en los registros tangibles o no. Aquello repercute en que parte de esos signos sobrevivan y se vayan incorporando  a la  sustancia civilizadora,  que determina la esencia del pasar transfigurativo, el que de tendrá diversos signos e impresiones registrables, dependiendo del grado cultural del ser individual o  colectivo que esté interviniendo ambientalmente.

Es evidente que la citada correspondencia de  manifestaciones frente a sus causantes, enlazará una imagen cuya simbolización en los diversos estadios sociales dará paso a una identificación, que tendrá un gradual reconocimiento dependiendo eso sí de la participación en su germinación y evolución. En este sentido, se puede considerar que esa forjación será el resultado tanto como de un testimonio propio, o bien de la intromisión en la conciencia de una pauta exterior de enunciados, lo que trascenderá en el purismo del hecho o costumbre y, por lo mismo, en el grado de permeabilidad de sus causantes, lo que es correspondiente con lo mundano de su quehacer.

Por otra parte, si hay una sinonimia entre las personas y su entorno es indicativo del arraigo, es decir, de una asertiva radicación y posicionamiento con el  entorno, instancia que sustenta un oscilante concierto de resistencia a los cambios propiciados por el postmodernismo. Esta coyuntura modelara un hábitat con adaptaciones orientadas a la promoción de la mejor estabilidad entre los requerimientos humanos respecto de la periferia y, con ello se logrará un paisaje más cercano a lo natural, instancia que es uno de los aspectos mas requeridos por aquellos que se han revelado ante el antivalórico código sistémico, que en el presente domina a la sociedad y ,que por lo mismo, se hallan inmersos en una búsqueda intensa de sus raíces ancestrales. Esto último ha determinado un proceso de valorar todas las manifestaciones más auténticas, con lo que se ha reposicionado en la agenda social la puesta en escena de los vestigios del pasado, a los que una nueva postura de análisis y estimación ha evitado su  destrucción en pos de la consabida innovación.

En relación a lo expuesto, surge entonces la restauración como una de las máximas patrimoniales, aunque con las debidas consideraciones de respeto hacia las comunidades, ya que el reestablecimiento del pretérito requiere indudablemente de una expertiz no solo en lo matérico, sino que el intercambio de pensares entre la teoría científica y el pensar de la localía residente, en la cual está medularmente el sentido de pertenencia. Dicho aspecto, que indudablemente le otorga a esa gente cierta apropiación respecto de la señal que se desea recuperar y que al no ser considerada dentro de los estimados restaurativos, puede ocasionar tiranteces sociales y la consiguiente  ruptura de un proceso que potencialmente iría en beneficio del desarrollo local.

Conclusiones

El Patrimonio debe ser entendido como una aportación de nuestros antepasados en pro de entender sus saberes y necesidades, que alzaron una organización de la que persisten muchos aspectos que están empotrados en la conciencia, lo que ha determinado que ha pesar de la concepción radical cambista del mundo actual, se revierta este proceso a partir del cuestionamiento del mismo.

La respuesta a las ansías de revivir lo transitado ha despertado un arco de alternativas exploratorias, que han revertido la negación de la historia del ser humano reformulando su estadía temporal en esta terrenal plataforma, haciendo de su coexistencia un proceso de readaptación que, posiblemente, lo lleve a reencantarse con la sencillez de las cosas y, por ende, logre hacerle un ser más feliz».

 

** Por Gastón Gaete Coddou, geógrafo y profesor de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Playa Ancha. Magíster en Humanidades. Diplomado en Restauración Patrimonial de Centros Históricos.

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