Investigaciones en Europa y Estados Unidos permiten estimar que uno de cada cien niños presenta Trastorno del Espectro Autista (TEA). En Chile no hay estudios que permitan tener cifras confiables, pero deberían ser similares y seguramente han registrado el mismo crecimiento explosivo que en el resto del mundo.
Incluso el diagnóstico de esta condición es deficiente en nuestro país, por lo que aumentan los casos que son detectados por los docentes universitarios, además del creciente número de estudiantes que ya llegan a la educación superior con el diagnóstico.
En este marco, cobra especial importancia la iniciativa que por segundo año consecutivo está realizando el Consejo de Rectores de Valparaíso (CRUV). A través de su Comisión de Inclusión, desarrolla el programa “Hablemos de Inclusión Educativa en educación superior. Aprendizaje de estudiantes TEA”, que consiste en la capacitación de académicos en las universidades de Playa Ancha, de Valparaíso, Santa María y Católica de Valparaíso.
María José Maturana, encargada de la Unidad de Inclusión de la UPLA, explicó que esta capacitación va dirigida especialmente a los profesores de carreras que tienen estudiantes con TEA, tras detectarse que su número va en aumento y que los propios profesores manifiestan la necesidad de contar con mejores herramientas para tratar con estos estudiantes.
Capacitación teórico-práctica
Este año, la capacitación está cargo de Vanessa Kreisel Vera, académica de la Universidad de Valparaíso especializada en Trastornos del Espectro Autista, quien agrega que a veces son los propios estudiantes quienes se dan cuenta de su condición y quieren saber más.
“Nosotros les estamos dando a conocer en qué consiste esta condición, para que así ellos puedan tener más ideas de todas las aristas que implica tenerla, cuáles son las características principales y también algunos instrumentos de screening que ellos pueden conocer como docentes para derivar y para saber también hacia dónde derivar, porque no pueden derivar a cualquier profesional. Tiene que ser a un equipo interdisciplinario especializado en el tema, que aplique ciertas pruebas estandarizadas también”, planteó la profesional.
La actividad ya se desarrolló en la Universidad Técnica Federico Santa María y hoy en la Universidad de Playa Ancha, antes de continuar durante las próximas semanas en las otras universidades del CRUV.
En todos los casos, se inicia con una parte “teórica con diálogo reflexivo”, según Vanessa Kreisel. Luego, un taller permite analizar un caso y, en conjunto, sugerir adecuaciones o apoyos a un estudiante ficticio.
Pero cada encuentro es distinto. La experta en Trastornos del Espectro Autista mencionó que, en el caso de la Universidad de Playa Ancha, uno de los participantes fue una persona con esa condición. “Ha sido muy interesante, porque iba apoyando lo que yo contaba y dando ejemplos de su propia experiencia. Ha sido maravilloso; no había pasado antes”, destacó.
Según la ONG Apoyo Autismo Chile, el Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y se traduce en cómo una persona se comporta, interactúa, se comunica y aprende. Es decir, no es una enfermedad sino que las personas con autismo tratan las informaciones de manera diferente (piensan diferente).
Se habla del “espectro autista”, pues incluye una variedad de casos, desde gente con una deficiencia mental severa a personas que tienen una inteligencia muy elevada, pero hay tres factores que se encuentran en todas las personas con autismo: dificultades para la comprensión social, problemas relativos a la comunicación y el lenguaje y una imaginación diferente.
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