La historia de la UPLA se sigue escribiendo

Hablar de la historia de la Universidad de Playa Ancha es hablar de cómo un incipiente Instituto Pedagógico saltó a la complejidad de una universidad multidisciplinaria y de alto impacto en su entorno regional. Pero más importante aún, es hablar de las personas y los hitos que hicieron posible que hoy celebremos 70 años.

Para ello, recordaremos lo que Noemí Lucares Robledo, Julia Pastén Núñez y Héctor Reyes Gaete, académicos de esta institución, escribieron hace cuatro décadas:

“30 años han transcurrido desde aquel día en que una vieja casona de la calle Colón, cobijara, por vez primera, al naciente Instituto Pedagógico, hoy Facultad de Educación y Letras de la Universidad de Chile, sede Valparaíso.

(…) En aquellos primeros tiempos, verdaderamente heroicos, en que un grupo de educadores bajo la inspiración y dirección de un espíritu visionario (…), logró poner en marcha el primer Instituto formador de educadores de Valparaíso.

Desde hacía largos años se había hecho sentir en Valparaíso la urgente y premiosa necesidad de crear un Instituto Pedagógico destinado, no solo a constituir un centro cultural para el puerto, sino también para abrir nuevos horizontes a la juventud estudiosa y remediar el problema de la escasez de profesores que se había notado dentro del servicio educacional.

Aprovechando la estada en Valparaíso del Señor decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, don Juan Gómez Millas, a principios del mes de febrero de 1948, don Óscar Guzmán Escobar y don Emilio Muñoz Mena, se entrevistaron con él, le expusieron sus propósitos y encontraron la más amplia y cordial acogida y, previa consulta que hizo a los jefes de Departamento que se encontraban también en este puerto, los autorizó verbalmente para crear un Instituto Pedagógico, con las cátedras de idiomas Castellano, Inglés y Francés. En 1955 el Instituto Pedagógico de Valparaíso comienza a funcionar como dependiente de la Universidad de Chile gracias a la gestión de su director don Óscar Guzmán”.

Sin duda, en este relato, se logra traspasar el sentido de urgencia y necesidad de abrir aquí nuevos espacios para el saber. Queda claro que a partir de 1948, esta casa de estudios ha vivido distintos períodos, varios de los cuales han estado marcados por hechos que afectaron su marcha institucional. Por ejemplo: tal como recordaran los académicos, en 1955 se transforma en Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile; posteriormente en el Área de Humanidades (1968). En 1973 se produce un Golpe de Estado, intervención que derivó en detenciones masivas de estudiantes, académicos y funcionarios (además de exoneraciones). Ese año se constituye la Facultad de Educación y Letras, sede Valparaíso de la Universidad de Chile. En 1981 asume el nombre de Academia Superior de Ciencias Pedagógicas; finalmente, desde 1985, esta institución pasa a constituir la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación.

Cinco años más tarde, recuperada la democracia en el país, se vivió un nuevo proceso de autonomía que tuvo su corolario en la elección de rector por votación directa de los académicos, siendo elegido en esa ocasión el profesor Pedro Norman Cortés Larrieu. En 1991 inició sus funciones el campus San Felipe.

El faro orientador

Claramente, estos hitos marcaron el desarrollo de la Universidad de Playa Ancha, que también logró importante avances en temas de gestión, como la aprobación de un nuevo Plan de Desarrollo Estratégico institucional 2016-2025, constituyendo la primera planificación corporativa que considera proyecciones por un periodo de un decenio.

La aplicación del mencionado plan exige a la universidad un funcionamiento estratégico, es decir, la aplicación de perfiles unificados de decisiones que dan sentido sistemático a las acciones que operan en los distintos niveles organizacionales y en los distintos tiempos.

En esta planificación se plasman, además, los focos que guardan estrecha relación con su misión institucional y que se centran especialmente en los alumnos, en el capital humano, la vinculación con el medio, la responsabilidad social universitaria y la sustentabilidad. En este contexto, la Institución creó la Dirección General de Desarrollo Estudiantil, la Dirección General de Vinculación con el Medio y la Dirección General de Pregrado, todas al alero de la Vicerrectoría Académica, además de la Vicerrectoría de Desarrollo, que en conjunto pretenden impulsar coordinadamente los planes de mejora y los objetivos estratégicos de la institución.

Por otra parte, esta casa de estudios –en su calidad de universidad compleja- resolvió potenciar la investigación y la actividad científica, a través de la creación de la Vicerrectoría de Investigación, Postgrado e Innovación, entendiendo que es la dirección correcta que consolidará su quehacer. Tal como lo ha expresado en reiteradas ocasiones nuestro rector, Patricio Sanhueza, “ya no somos una universidad docente, sino una universidad de investigación y doctorado selectivo, lo que significa que estamos en otro rango”.

En este nuevo contexto, es imposible no mencionar el Centro Internacional de Postgrado e Innovación Pública, que funcionará en el edificio de los Padres Franceses el cual, después de muchas gestiones, finalmente será adquirido gracias a la colaboración de instancias como el Ministerio de Obras Públicas, la Subsecretaría de Desarrollo Regional, y el gobierno regional de Valparaíso.

Tal como decíamos, allí funcionará el Centro Internacional de Postgrado, que tiene dos componentes: en primer lugar, la internacionalización de la universidad, particularmente a través de la Asociación de Universidades del Grupo de Montevideo (AUGM), lo que significa que nos abrimos a este conjunto de instituciones (32). En la práctica, implica, por ejemplo, una movilidad estudiantil mucho más grande de la que hemos tenido hasta ahora, (con estudiantes de postgrado). En segundo lugar, permite focalizarnos en temas muy relevantes para Chile y el continente, como la educación, la cultura y el patrimonio, cuestión que hacemos desde una ciudad patrimonial y desde la educación pública.

En síntesis, mencionar estos distintos temas es necesario, porque dan cuenta de una universidad que crece, que se desarrolla y que avanza, a pesar de las dificultades que puedan surgir. Por ello, tras 70 años, claro que vale la pena recordar el camino andado, porque nos recuerda a todos desde donde venimos y nos permite, además, valorar el esfuerzo, compromiso y visión de quienes nos antecedieron. Estos son nuestros primeros 70 años, ahora vamos por más.

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A su vez, en la solemne ceremonia, se honró el legado de seis académicos que se acogieron a retiro: Gonzalo Bustillos Portales, Ramón Donoso Alfaro, Eduardo Faivovich Bortnik, Luis Faúndez Fuentes, José Meza Guzmán y Miguel Vásquez Vicencio.