El próximo año Latinoamérica conmemorará los 100 años de las primeras movilizaciones estudiantiles de que se tenga memoria. Luego de las de Córdoba Argentina en junio de 1918 (el Grito de Córdoba), se han sucedido muchas, algunas más dramáticas que otras, como la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco en México (2 de octubre de 1968). En ese mismo contexto se debe incluir a las movilizaciones chilenas de 2006 y 2011 que terminaron incluso con nuevas figuras políticas en el Congreso Nacional. Ciertamente hoy por hoy los movimientos estudiantiles, en Chile como en el continente, se mantienen algo calmos, tanto así que para algunos son como un gigante dormido pero que en cualquier momento podría despertar.
Aprovechando la reciente realización de un seminario organizado en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), precisamente en conmemoración del primer centenario de las movilizaciones estudiantiles en Latinoamérica, consultamos por esta característica a sociólogos e historiadores. Todos coinciden en que se trata de un movimiento que podría resurgir en cualquier momento, más aún tomando en cuenta las características particulares y culturales de los países del continente, y aprovechando las más diversas circunstancias que no necesariamente tienen que ver con la educación, desde la organización solidaria tras un terremoto (México) hasta la conformación de frentes contra políticos corruptos (todos los países).
Impugnadores por esencia
Roberto López, licenciado en Educación, magíster en Historia de Venezuela y doctor en Ciencia Política por la Universidad del Zulia. Profesor de la misma universidad desde 1994.
-“En los 60 hubo una rebelión estudiantil mundial, incluso, y en ese momento los estudiantes era impugnadores sobre todo del sistema capitalista occidental y sus expresiones subordinadas, en el caso latinoamericano, al mercado norteamericano. Actualmente, la realidad es más compleja y socialmente no solo protestan los estudiantes. Los estudiantes podrían ser un gigante dormido pero en todo caso, en la medida que despierten, van a hacerlo junto a otros grupos sociales que también son protagónicos en las últimas dos décadas de la lucha social latinoamericana».
-«El movimiento estudiantil en particular no es permanente, porque el periodo estudiantil es un periodo corto. No es lo mismo con los obreros porque ellos son obreros toda la vida, los campesinos lo son toda la vida, en cambio los estudiantes son generacionales. Y entonces hay generaciones que luchan y hay otras que tienen un declive en la lucha, y eso es relativamente normal. Es un sector social que está en constante renovación de sus integrantes. Desde ese punto de vista en la generación estudiantil del 2011 en Chile, pues estarán ya todos fuera de la Universidad porque ya todos se habrán graduados; algunos de ellos estarán en el Congreso. Y los que están ahora pues no tienen la experiencia de los que se fueron. Entonces no es necesario que haya un discurso, sino que tiene que haber investigaciones multidisciplinaria que incluya historiadores, sociólogos, antropólogos, sicólogos sociales, para entender porqué ocurre eso. Yo solo sé que hay periodos de auge en la lucha social y hay declives».
-“Quienes están viviendo en las estructuras de poder más bien desean tener movimientos estudiantiles controlados que no sean autónomos que no tengan soberanía como grupo sino que simplemente reciban órdenes. Izquierdas o derechas siempre caen en lo mismo. Una característica de estos procesos históricos en el siglo XX y lo que va del XXI es que los movimientos, cuando realmente son movimientos, tienen soberanía en sus decisiones y no le prestan a ningún lado a lo partidos».
“Un gigante sí”
Renate Marsiske. Socióloga por la U de Münster (Alemania), maestra y doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde 1978 a la fecha es investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y Educación de la UNAM.
-«No sé si es un gigante dormido, pero un gigante sí. Son muchísimos y todos son jóvenes. Que esté dormido podría significar que es un volcán que mañana explota. Pero no. Yo creo que los movimientos estudiantiles tienen que ver obviamente con conflictos estudiantes o con la administración central o con la rectoría o con el gobierno, y no necesariamente con todas las cosas. Entonces, dependen de muchas cosas, porque tampoco podemos comparar todos los países que hemos visto y también depende del momento económico y político para que eso explote, porque no es que mañana tengamos 100 mil personas en la calle. No. Eso viene de poco en poco, puede demorar un par de semanas o un mes hasta que se hagan esas grandes movilizaciones, porque necesitan mucha organización».
-“Para empezar, no hay una organización estudiantil en México. Lo que hay es agrupaciones dentro de la universidad que se organizan, pero no como por ejemplo la Federación de Estudiantes de Chile. Entonces, es tal vez más difícil que se pongan de acuerdo. El último movimiento estudiantil que tuvimos fue el 99 pero fueron grupos que desconfiaban uno del otro y, por otro lado, la presión sobre los estudios, es decir, cada vez es más fuerte la presión para que los jóvenes estudien rápido y que salgan rápido; entonces, queda muy poco tiempo para actividades culturales, políticas».
-«Acabamos de tener un terremoto tremendo en que los estudiantes se empezaron a organizar en brigadas y esos son, por ejemplo, posibilidades que los estudiantes empiecen a organizarse, porque eso lo hemos visto en otras ocasiones, y de ahí puede surgir nuevos movimientos estudiantiles (con fines políticos)».
La ropa sucia…
Andrés Donoso, doctor en Integración de América Latina por la Universidade de São Paulo; maestro en Estudios Latinoamericanos y antropólogo social por la Universidad de Chile. Actualmente es investigador del Centro de Estudios Avanzados de la UPLA.
-«Creo que la expresión Gigante Dormido es seductora, es provocadora. Yo creo que no hay que investigar diez años en los archivos de la historia latinoamericana para darnos cuenta que vamos a tener movimientos estudiantiles en el futuro, o sea, son procesos cíclicos, son problemas y tensiones que se van acumulando, que si el 2011 nosotros como sociedad no supimos resolverlas van a volver a aparecer».
-«Yo comparto que son procesos normales; no encuentro que estén dormidos; no es un volcán que esté apunto, no es un actor que está ajeno. Son aspectos propios de un movimiento gigante que en alguna medida es triunfador porque permite la disidencia política en contra del neoliberalismo y ese es un punto fuerte pero también que fracasa en sus demandas más particulares que son el fin al lucro, la gratuidad y algunas otras».
-«Cualquier gobierno de cualquier signo político quiere que los problemas sociales no se hagan visibles porque también tienen una cuota de impredecibilidad, uno no sabe cómo se van a comportar los movimientos sociales. Todos los sectores, independiente del signo político, tratan de invisibilizar al máximo los movimientos sociales y a los movimientos estudiantiles también. También los utilizan pero forma parte del juego de la política y si el movimiento estudiantil logra instalar un candidato en el poder también va a hacer lo mismo con otro movimiento social; entonces, la metáfora es la ropa sucia se lava en casa y no en la calle. Con movimientos sociales impredecibles, esa es la lógica de los gobiernos».
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