“Decir que no hay música con identidad chilena, es un prejuicio”

Esencialmente, inquieto, apasionado, inteligente y busquilla. Así se podría definir a Mauricio Júrgensen (42), periodista y crítico musical que por estos días marca presencia en todos los medios de prensa, tras la publicación de su primer libro “Dulce Patria: Historias de la música chilena”; un texto que nació de las más de 150 entrevistas que hizo en radio Cooperativa, en el programa de música chilena del mismo nombre.

Jurgüensen, quien durante 20 años ha trabajado en prensa, radio y televisión, explica que su única motivación fue no desaprovechar aquellas largas horas de conversaciones con músicos de todas las épocas y géneros, las que viene haciendo desde enero de 2015, fecha en que tomó la conducción del programa. Entonces, le dio unas vueltas, seleccionó algunas de ellas (cosa nunca fácil), y después de un proceso muy masticado, salió a la luz este libro, que lo tiene dando entrevistas en distintos medios de prensa.

Sin embargo, Mauricio Jürgensen hizo un alto en su apretada agenda, y conversó con nosotros, ocasión en la que recordó su paso por la Universidad de Playa Ancha como estudiante de periodismo. También recordó a algunos de sus profesores como Sandra Pizarro y Alberto Madrid, a quienes envió un solo recado: “estoy esperando que me inviten. Quiero ir a la UPLA”.

Al rescate de la música

-¿Con qué se encontrarán las personas que tengan el libro en sus manos?

“Tras numerosas entrevistas, hubo un momento en que dije, qué ganas de poder rescatar estas historias, que son de un espectro muy amplio, porque van desde la Palmenia Pizarro, hasta Jepe, Los Jaivas y más. Entonces, tuve un contacto con una editorial y les encantó la idea. Incluso me sugirieron que, en vez de ser un libro de entrevistas, incorporar mis opiniones y mi experiencia como periodista en el área musical. En otras palabras y, respondiendo a tu pregunta, la gente no se va a encontrar con un libro de entrevistas, sino con uno que mezcla opinión, crónica, anécdotas y algunas entrevistas. En el fondo es una mezcla que tiene que ver con algo más de fondo, que es rescatar la música chilena desde el testimonio oral”.

-¿Cuál es la diferencia con los libros que ya se han escrito sobre música chilena?

“Los que se han publicado tienen que ver con una mirada enciclopédica de la música: las fechas, los datos, la información a pie de página. A mí no me interesa tanto el número de discos publicados por alguien en particular, como sí una anécdota que pueda dar cuenta de algo”.

-¿Un ejemplo?

“Congreso, que tuvo que grabar un disco de cumbias para poder acceder a horas de grabación y lograr un disco propio. Es una historia olvidada, pero sin duda, muy valiosa, porque da cuenta de lo sacrificado que era ser músico en Chile en la década de los 70 para un grupo como Congreso, y en dictadura. Da cuenta también del poder que tenían los sellos para llevar a una banda tan importante a hacer esa concesión”.

-¿A quiénes está dirigido el libro?,¿a los que quieren saber de música?, ¿a los fans?

“Puede que a la persona que tiene un vínculo más estrecho con la música, le interesará, pero como el número de nombres considerado es tan amplio en el tiempo y diversos en estilos musicales, podría efectivamente llamarle la atención a muchos, porque es transversal. Sin embargo, independiente al tema generacional, lo relevante es que hay un testimonio de lo que significa ser músico en Chile”.

-¿Esa es la sensación con la que te quedas después de las numerosas entrevistas que has realizado?

“Bueno, claro. Si uno revisa las historias en Chile, como las del Pollo Fuentes, a fines de los 60 hasta chiquillos que están haciendo música hoy, uno se da cuenta de que hay cosas en común, como lo difícil que es hacer música en Chile, lo precario de la escena, el talento, cierta identidad musical…Entonces se demuestra que, independiente de la edad, el género o la época, sí hay cosas en común”.

-Con todo el conocimiento, información y contexto que tienes respecto a la música en Chile, ¿qué podrías destacar?,¿hay una época mejor que otra?

“Para mí, no. Lo que puedo afirmar con seguridad, es que sí hay una identidad chilena. Hay gente que opina que nuestra música no es tan importante como la música argentina, o la brasileña…..pero eso no es así. Es un prejuicio pensar que nuestra música no tiene una identidad, porque sí la tiene, independiente a las diferencias evidentes entre hacer cumbias o rock”.

-Pero al menos ¿algo de nuestra historia musical te habrá llamado la atención?

“Sí, hay un momento que me sorprendió; por ejemplo, la época de los 80 es muy potente, porque coincide con una época de oscurantismo político, cultural, artístico. Sin embargo, aparentemente, en esa situación de emergencia, pasaron cosas muy notables: nace el hip hop, la escena de rock más marginal, hay vanguardia musical; está el canto nuevo, surge el pop latino, hay algo de jazz más experimental. Entonces, queda claro que hubo mucha otra música distinta a Los prisioneros por ejemplo; y lo que significa hacer esa otra música, es lo que a mí me interesaba rescatar”.

-A propósito, recién mencionaste que existe una música popular chilena con identidad propia. ¿En qué se refleja eso?,¿cómo es?

“Tiene cierto dejo por la melancolía, por la cosa reflexiva, pero también creo que hay música que está determinada por la zona en que se nace, creo yo”.

-Y en lo personal, con qué tipo de música te relajas, o disfrutas más?

“No, para mí la música no funciona como un elemento de ánimo, porque es parte de mi vida, desde siempre”.

¿Melómano?

-Algunos afirmaron que eras melómano ¿Te acomoda esa categorización?

“Es extraña, porque para mí la melomanía tiene que ver con ser coleccionista, porque hay gente que dice que le gusta la música, pero aparentemente están más preocupados en coleccionar, etiquetar y dar cuenta de conocimiento sobre fechas…..no sé si eso refleja un gusto por la música, pero yo sí soy un amante de la música. De hecho, para mí el periodismo me ha permitido desarrollar un gusto que lo tuve desde siempre, y que determinó mi especialidad futura”.

-Ya que lo mencionas ¿cómo recuerdas tu época como estudiante de la Universidad de Playa Ancha?

“En lo académico, recuerdo lo que significaba ir a Valparaíso, estudiar, en fin….pero también lo recuerdo como una época en que toqué mucho, porque también cantaba. Tenía una banda. Es un recuerdo que se combina en ambas dimensiones, por lo tanto, era inevitable que, en el ejercicio del periodismo, derivara en esto (la música). Ahora, recuerdo que, más allá de lo académico, fue una gran experiencia de vida para mí. Tenía la sensación de estar estudiando con gente que no solo tenía una gran ética, sino que también tenía cosas importantes con qué adiestrarte para la vida. Esa es la sensación que me viene a la mente cuando pienso en la Universidad de Playa Ancha. En cuanto a los profesores, recuerdo perfecto a Alberto Madrid (mi guía de tesis) y a Sandra Pizarro, a quienes envío un solo mensaje: “estoy esperando que me inviten. Quiero ir a la UPLA”.

Pero vamos por parte, ¿en qué momento te relacionaste con la música desde el periodismo?

“Como tenía buenas notas, tuve la oportunidad de hacer mi práctica profesional en El Mercurio de Santiago, en la sección Internacional. Era algo totalmente distinto a mis intereses, y me fue bien; pero, inevitablemente, terminé hablando con mi jefe sobre música. Incluso intercambiamos disco y tal. Entonces, cuando concluyó mi práctica, este mismo jefe me recomendó para la sección de Espectáculos, así es que naturalmente me fui metiendo en el tema de la música. Sin embargo, también hice diez años de Crónica en un diario. Hasta ahora, no había trabajado en radio, por lo tanto, es un espacio relativamente nuevo para mí, que me ha permitido quizás, colocar en un tono más íntimo el conocimiento que tengo”.

-¿Te acomoda estar en la categoría de crítico musical?

“La crítica musical es parte de lo que hago como periodista de música. Pero si me preguntan, me considero un periodista especializado en música popular. Hoy soy locutor de radio y hago muchas otras cosas, pero no me interesa acuñar un perfil de crítico, porque de la crítica como formato estoy bien alejado. No me seduce construir un perfil severo, evaluador del trabajo ajeno”.

-¿Pero estás consciente de que posees un poder simbólico que se llama credibilidad?

“Sí, pero esto tiene que ver con la experiencia que tengo, no con el deseo de destruir a nadie, sino con la idea de poder orientar a la gente sobre ciertas cosas que uno puede apreciar o no. Eso es lo que me gusta hacer. Afortunadamente, este interés me ha llevado no solo a trabajar en diario o radio, sino también en televisión y ahora, escribir un libro, y tengo un par de proyecto más”.

-Siempre inquieto…

“Es que creo que uno como periodista debe ser así. Debemos ser capaces de hacer de todo: ponerse detrás de un micrófono, pararse delante de una cámara, manejar bien las redes sociales, escribir nuestros propios contenidos. Creo que es una exigencia saber integrar distintas fórmulas. Creo que es súper valioso cuando un periodista tiene todas esas destrezas y las pone al servicio de su labor. Es lo que creo y lo que he tratado de ir desarrollando casi instintivamente”.

-¿Cómo te proyectas en cinco años más?¿haciendo qué?

“No soy de los que piense mucho en el futuro. No porque viva la vida etéreamente, sino porque creo que cuando uno tiene interés por ir haciendo otras cosas, inevitablemente se van abriendo escenarios nuevos. Hace dos años, por ejemplo, no tenía idea que iba a escribir un libro, y que ese libro me iba a permitir hoy, trabajar en el siguiente, que saldrá el próximo año (sobre el cual no quiere hacer adelantos)”.

-¿Y estar casado con periodista es un complemento, una crítica permanente o cómo?

“(Ríe…) Mi mujer es mi primera editora, de lo que escribo, de lo que comento, de lo que hago en la tele y de lo que se escucha en la radio. (Carola Urrejola) Es una mujer que tiene una tremenda experiencia y nos complementamos, somos periodistas, vemos noticias, las comentamos y nuestros hijos están creciendo en este mundo de información constante. En realidad, estoy muy conforme con todo lo que he hecho y con lo que tengo. Estoy bien, porque sé, además, que vendrán nuevas cosas”.

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