¿Qué puede suceder si unos artistas retornados del exilio pretenden imitar una obra vista detrás de la cortina de hierro, atribuida al director polaco Grotowski, con meros afanes comerciales? Esta es la partida de “Falsificadores del Alma” (favorecida con el Fondart Nacional 2016), nueva obra de Claudio Santana Bórquez y su compañía Performer Persona Project, que se estrenó el 17 de noviembre y permanecerá en cartelera hasta el 18 de diciembre, en el Teatro del Puente de Santiago.
Claudio Santana, quien recibiera el reconocimiento de la crítica y el público en 2014 por “Perdiendo la Batalla del Ebr(i)o”, inspirada en el libro homónimo de Tomás Harris, utiliza la misma metodología de esa obra. El trabajo está enteramente estructurado en el cuerpo de los actores en un espacio vacío, en convivencia con el público. Es así como la escenografía, la música y todo elemento necesario nace del cuerpo de los intérpretes y de su despliegue en escena.
“Seremos testigos de esta extravagante simulación, del intento de plagio de aquel montaje atribuible al mítico director polaco, que invita a rendirse de frente al silencio, la presencia del cuerpo, el acto humano y el afecto entre actores y público”, precisó el académico de Teatro de la Facultad de Arte UPLA.
El elenco está formado por Juan Pablo Vásquez, Vicente Cabrera, Braulio Verdejo, Freddy Araya, Félix Venegas, Eduardo Silva y el mismo Claudio Santana, cierra el equipo Francesca Bono, quien documenta audiovisualmente el proceso, lo que les ha permitido profundizar en el sistema de trabajo y en el riesgo con la escritura escénica.
El director explica que “Falsificadores del Alma” es “una suerte de proceso actoral vivo en torno al gran concepto del alma, la esencia, y aquello que nos permite e impide ser humanos. Por supuesto, estos conceptos están desplegados en una fábula que nos habla del arte como camino de trascendencia, o también, como búsqueda de sanación en un contexto nacional de continuidad de la dictadura cívico-militar hacia una postdictadura que nos ha dejado un presente trastornado de sálvese quien pueda. Un vivir básico y utilitario que como fin no basta”.
La idea de esta propuesta, es transmitir al público el júbilo de estar juntos. “El teatro requiere de la permeabilidad entre público y actores. El montaje tiene camaradería, humor, ironía y momentos de compartir. Me gustaría que el público quiera regresar a revivir el montaje en otra ocasión”, dijo Santana.