Rodrigo Villaseñor: ”Las plantas también son objeto de vivencias”

Rodrigo Villaseñor 1De paso tranquilo y mirada acogedora. Observador como pocos, de paciencia generosa, perseverante y lento para el enojo. Así es Rodrigo Villaseñor Castro, botánico y académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, quien con pasos lentos, pero muy bien orientados, ha desarrollado una larga y fructífera trayectoria en el amplio mundo del reino vegetal.

Su trabajo – de casi 50 años- le ha significado no solo ser merecedor de numerosos proyectos Fondecyt, sino también obtener el reciente reconocimiento del Ministerio de Medio Ambiente por su aporte al conocimiento y preservación de la biodiversidad y la educación ambiental en la Región de Valparaíso. Sin embargo, confiesa que (entre varios otros), lejos, el galardón que más alegra su corazón es el que recibió de sus propios pares.

Su historia

Rodrigo Villaseñor 2Rodrigo Villaseñor es oriundo de Concepción y proviene de una familia con una importante tradición pedagógica, por ello no dudó en estudiar Pedagogía en Biología y Ciencias en la Universidad de Chile. Fue en segundo año cuando quedó maravillado de la botánica, logrando ser el ayudante en esa asignatura, bajo la atenta mirada del profesor Alejandro Troncoso. Su primera misión fue hacerse cargo del herbario de la universidad, cuestión que marcó su vida profesional posterior. Por ello, no resulta extraño que obtuviera el grado de magíster en Ciencias, mención Ecología y Sistemática por la Pontifica Universidad Católica de Valparaíso.

Casado por segunda vez, a sus casi 70 años, este botánico de vocación y de un sutil humor, ha formado una gran familia, que incluye cuatro hijos, cuatro nietos y 3 bisnietos. Entre ellos, hay un músico y abogado; un diseñador y pintor; y un astrónomo, logros que llenan de orgullo a este maestro. “Si bien ninguno de mis hijos o nietos sigue mis pasos (por ahora), en estos momentos están muy contentos con los premios y de seguro recordarán todas las salidas a terreno que hicimos cuando eran pequeños. Sin embargo, quiero destacar que me he preocupado de formar equipo y, concretamente, a quienes me van a suceder, porque los saberes y experiencias cobra mayor valor cuando se comparten”.

-Más allá de los datos duros y del conocimiento científico que ha logrado recoger durante estos años, ¿qué ha aprendido de la botánica?

“Como soy un poco lento, para mí es muy importante que las plantas (mi objeto de estudio) no se muevan (ríe). Por lo tanto, uno puede estar estudiando un lugar, observar, medir, etc.., sin estar corriendo como ocurriría si me dedicara a la zoología, por ejemplo. Pero hay otra cosa mucho más importante que descubrí con la botánica, y es que cuando uno está en el campo, se genera un sentimiento mucho más profundo, que a uno lo solaza, le llena el espíritu, porque las plantas no solo son objetos de estudio, sino también de vivencias”.

-¿Podría precisar un poco más esta última idea?

Rodrigo Villaseñor 4“Uno siente a las plantas, siente el ambiente. Cuando uno está en un desierto florido o en un bosque o en la Antártica, se generan experiencias y sentimientos personales que inundan el espíritu. He tenido la bendición (o suerte) de que mi profesión me ha permitido recorrer gran parte de Chile y Argentina. Definitivamente, hay lugares que son mágicos. Las plantas me transmiten esas cosas, por ejemplo, a través de los registros que hago, me dicen cuán cerca o lejos está cada una de las especies y cómo se adaptan a un cierto espacio”.

-Usted desarrolló fitosociología como especialidad. ¿De qué trata?

“Se refiere a la sociología de las plantas, porque ellas son sociables, forman grupos de comunidades y se interrelacionan de forma distinta. Por ejemplo, hay algunas que están a cierta distancia de otras, porque producen algún elemento que impide que otras se acerquen, pero también hay plantas que viven sobre otras, o que soportan un tipo de suelo específico. En fin, además de los datos científicos, de ellas y del ambiente en general he aprendido sobre la solidaridad, el compartir y el trabajo en equipo, porque la investigación en terreno requiere de todas estas virtudes. De lo contrario, nada sería posible”.

-¿En este trabajar en equipo, qué personas lo han marcado?

“He tenido la suerte de estar con verdaderos maestros que no solo han sabido de su disciplina, sino de la vida. Pienso en don Aroldo Toro (QEPD), entomólogo de la Universidad Católica; Francisco Silva (QEPD), zoólogo de la Universidad de Chile; y del joven Sebastián Tellier, actual botánico muy destacado de la Universidad Central. De todos ellos he aprendido mucho y eso es algo que valoro y agradezco siempre. Por lo mismo, he tratado de replicar ese compartir, formando a profesionales con el mismo entusiasmo y compromiso que recibí de tantos maestros que han pasado por mi vida, porque así entiendo la labor de un profesor: como un permanente compartir de saberes y valores de vida, no hay otro modo posible”.

-De todas las plantas que ha estudiado, ¿cuál le ha maravillado más (por la razón que sea)?

“Es difícil contestar esa pregunta, pero si insiste, podría decirle que hay una que me gusta mucho y que se ve muy poco. Se llama “La garra de león”, se da en el desierto florido, por lo tanto, se puede apreciar por muy poco tiempo, igual que a las mujeres (ríe)”. Pero si pienso en paisajes, me fascina la Laguna San Rafael. Es un lugar maravilloso”.

Rodrigo Villaseñor 3¿Norte o sur?

-Por sus investigaciones ha tenido que recorrer muchos lugares distintos. ¿Qué le atrae más, el sur o el norte?

“Chile tiene un amplia gama de paisajes, por lo tanto, también de especies. El sur ofrece tupidos y frondosos bosques, como los bosques de Araucaria o los bosques valdivianos. Son una maravilla. Pero el norte también es increíble y siempre sorprendente. Por ejemplo, ver los cambios de colores que se aprecian en la cordillera cuando cae el sol, o las especies que crecen en la zona costera, entre las Primera y Cuarta Región. Allí hay muchas vegetación, variada y rica. En síntesis, no podría optar por ninguna. Todo Chile es una riqueza cuando hablamos de flora”.

-Por su conexión con las plantas, uno podría pensar que tiene una linda huerta en casa, o al menos un invernadero, ¿es así?

“No, para nada”.

En casa de herrero, cuchillo de palo?

“Algo así. (ríe). Pero aquí en la universidad hemos plantado algunos árboles y estudiantes también lo han hecho. Sin embargo, para mí lo central es aportar en el conocimiento de nuestras especies vegetales, lo que es muy importante, si consideramos que vivimos en una cultura destructiva y no conservacionista”.

Rodrigo Villaseñor 5-Si habla de cultura, ¿está hablando de educación?

“Sí, pero es un tema que prefiero no tocar, porque tendría que decir, necesariamente, que no tenemos una educación ambiental. Esto -a mi juicio- explica la falta de conciencia del rol que tenemos dentro de nuestro entorno. Lamentablemente, la conciencia se educa desde que somos pequeños y no lo estamos haciendo”.

-Profesor, lleva casi 50 años vinculado a la botánica ¿qué proyecta a futuro?

“Seguir trabajando, y no solo por el tema de la AFP (ríe), sino porque aún tengo mucho que hacer. Cuento, por ejemplo, con diversos registros que aún no he publicado y sigo haciendo el trabajo en terreno con el mismo entusiasmo que al principio. Ahora, hay quienes dicen que antes de morir, uno tiene que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Si bien yo ya cumplí esa lista hace rato, la fitosociología sigue siendo una disciplina que me motiva a colocarme el delantal blanco cada día”.

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