Dr. Daniel Lagos: “Nuestra lengua habla de lo que somos”

Daniel LagosLa interna convicción de que el conocimiento de nuestros pueblos originarios es clave para comprender nuestra historia y lo que somos, es lo que mueve al doctor Daniel Lagos Altamirano a trabajar desde hace más de cuatro décadas en el estudio y rescate de la lengua y la cultura de las distintas etnias de nuestro país.

Gran parte de este trabajo lo ha desarrollado a través del Centro de Estudios de Lenguas de Tradición Oral (Celto), compuesto por un destacado equipo de académicos e investigadores. Según sus propias palabras, es un centro de investigación, de difusión y apoyo a todas las unidades educativas (parvularia, básica, media y universitaria) que trabajan en el tema de la interculturalidad.
“Nosotros, como universidad y como centro, partimos trabajando desde el año 68 de manera sistemática. Es un espacio de larga tradición en el país, que empieza a trabajar el tema de las lenguas y la cultura indígena cuando en el país nadie había tomado conciencia de los pueblos originarios en nuestro país”.

– ¿En qué se ha traducido el funcionamiento de este centro especializado?
– A la fecha ya contamos con más de cien publicaciones sobre todas las lenguas y culturas indígenas de Chile, con una fuerte presencia en el estudio comunitario de la lengua y cultura de Isla de Pascua (rapa nui, a través del profesor Antonio Riffo); las lenguas  del extremo sur (kawashkar y yagán), a cargo de la profesora Ana María Guerra; el doctor Carlos Villalón, con la lengua Aymara; y yo, con las lenguas mapuche, colla y diaguita, de la tercera y cuarta región.

– ¿En qué consiste el trabajo específico que realiza con esas lenguas?
– Lo primero fue rescatar qué estudios se habían hecho. Nos dimos cuenta que eran investigaciones realizadas por misioneros, por extranjeros.  Luego estudiamos cuáles eran los pueblos originarios vigentes en nuestro país. Descubrimos que algunos habían perdido sus lenguas, pero mantienen sus formas de vida ancestrales. De sus lenguas estudiamos los sonidos, la gramática y la sintaxis de las lenguas y su cultura.

– ¿Efectivamente se han perdido esas lenguas?
– Nunca un pueblo pierde totalmente su lengua, porque siempre deja una marca, una impronta en la lengua del invasor. Es lo que llamamos “indigenismos”. Son marcas que quedan en la toponimia, en los nombres de lugares. Por ejemplo, aquí en la zona la población mapuche fue rápidamente expulsada, pero quedó el nombre de Quilpué (lugar de tórtolas) y Concón (agua que sale del fondo). Ocurre lo mismo con Quillota, nombre de origen quechua. Para qué decir los apellidos; hay muchos de origen mapuche.

Visión de mundo

Daniel_Lagos– ¿Y por qué es importante estudiar las lenguas de los pueblos?
– Cada ser humano percibe el mundo y lo segmenta desde su propia lengua. Por lo tanto, lo soñamos, lo vemos y lo apreciamos desde nuestra perspectiva lingüística. En la medida que estudio una lengua indígena, me acerco a una visión de mundo distinta. Eso significa que  cuando mueren los hablantes, muere también una concepción única. Por ello, en la medida que aprendamos a tratarnos y conocernos, los distintos integrantes de una comunidad enriquecemos nuestra forma de ver el mundo.

– ¿Por qué entonces los chilenos somos tan discriminadores?
– Porque desde el comienzo nos enseñaron que en Chile no había población indígena. Desde que nace la República, se tiende a hacer desaparecer en los textos la presencia de los pueblos originarios. Por lo tanto, no es casualidad que nos tildaran de “los ingleses de América”, frente a países como Perú, Bolivia o Ecuador, donde se decía que sí había indios. Bajo este argumento, los indígenas desaparecieron de nuestra historia. Y si alguna vez nos decían algo de los mapuches, por ejemplo, era siempre en pasado, como que ya no existían, cuando en realidad se estima que, en Chile actualmente bordean sobre el millón y medio de personas.

– Además, las representaciones sociales que se asociaron al mapuche eran siempre negativas….
– A lo largo de la historia se crearon muchos estereotipos. Cuando los españoles no pueden dominar a los indígenas, se los representa como guerreros audaces, feroces, implacables. Se escribe entonces la Araucana, tomando el modelo de la Ilíada y la Odisea, y se recrea un indígena mítico. Luego, cuando se envían soldados a la zona de la Araucanía para que tomen dominio de los territorios que todavía estaban en manos de los mapuches,  se inventa la sublevación de la Araucanía (lo que nunca ocurrió). La idea era pacificar la Araucanía, por lo que surgió el estereotipo de que las tierra no produce porque los mapuches son flojos, no trabajan, solo se divierten. Entonces traen a los colonos extranjeros. Lo último que se transmitió sobre los pueblos originarios es que no existen.

– ¿Y qué ocurre en la actualidad?
– Felizmente, esto cambió a partir del retorno de la democracia en 1990. Muchos de los dirigentes políticos (que aún se mantienen vigentes) vivieron en el extranjero (México, Venezuela) y se dieron cuenta de que allí los pueblos indígenas eran tratados de manera distinta. Entonces, surge la necesidad de reconocer a las etnias en nuestro país, lo que se concreta en 1993, a través de  la Ley 19.253 y se crea la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi).

Daniel_LagosAportes del centro

– ¿Cuál fue el rol de Celto en este proceso?
– Muy importante, porque participamos en la entrega de información y apoyo a la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, CEPE, que redactó el proyecto y lo presentó al congreso. En esa oportunidad se reconoció a ocho etnias y quedó marginado el pueblo diaguita, al que finalmente se reconoció en 2006. A partir de ese momento, comienza un fuerte proceso de involucramiento del Estado en la educación, lo que en 2010 deriva en el Programa de Educación Intercultural bilingüe, al cual podían acceder aquellas escuelas que cuenten con un 30 por ciento de estudiantes de origen indígena.

– ¿De qué otra forma la Universidad de Playa Ancha estuvo presente en ese proceso?
– Además de asesorar técnicamente a la comisión que creó el expresidente Patricio Aylwin, formamos a los educadores interculturales y  elaboramos los textos escolares de enseñanza de la lengua y la cultura indígena que utilizan las escuelas interculturales (mapuches, rapa nui, aymaras y quechuas, yaganes, kawashkar, diaguitas, collas y atacameños). El año pasado se comenzó a implementar la educación intercultural en Valparaíso, en la Escuela E-266 Pedro Angel Cariaga Mateluna del Primer Sector de Playa Ancha, y en la actualidad ya hay 22 escuelas en toda la región, lo que es muy positivo.

– ¿Qué significa este logro para nuestra institución?
– Es un gran desafío para nosotros, porque es una forma concreta de vincularnos con el sistema escolar y con la sociedad. Incluso, nos reunimos con la comunidad y generamos espacios de encuentro con ellos y entre ellos. Estamos ayudando a reconocernos y valorar lo que somos. El 60 por ciento de nuestra población es de origen indígena; por lo tanto, debemos dejar de colocar el foco en los conflictos y centrarnos en el aporte que los pueblos originarios hacen a nuestra sociedad nacional. Hay mucha riqueza en nuestras raíces y es necesario reconocer que los indígenas forman parte de nuestra historia.

 

 

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