Mucho se ha estudiado sobre la comprensión lectora en educación básica y media, pero poco se ha profundizado en la escritura.
Las doctoras en Lingüística de la Universidad de Playa Ancha, Ivonne Fuentes y Maritza Farlora, se enfocaron en quienes serán los futuros profesores del sistema escolar y en los docentes a cargo de su formación, mediante un “Estudio exploratorio de las creencias sobre escritura de la comunidad de estudiantes y formadores en docencia primaria”.
Las académicas indagaron en las concepciones que tienen los estudiantes de primer y cuarto año de Pedagogía en Educación Básica sobre la producción escrita, de manera de observar cómo ingresan a la carrera, qué ocurre en el transcurso de los años y si evidencian cambios al finalizar la formación de pregrado.
Con el respaldo de Convenio de Desempeño en Formación de Profesores, las investigadoras concluyeron que tanto alumnos como profesores de la carrera en estudio, especialmente los que no son de lenguaje, tienen una concepción no comunicativa de la escritura, centrada en el sujeto.
“Se concibe la escritura como una relación individual, enfocada en el producto y no como un proceso de comunicación planificada. Como escribo para mí, da lo mismo como lo haga, porque no distingo cuál es el otro. Eso es muy nocivo en la formación primaria”, explica la Dra. Ivonne Fuentes.
Para el grupo en estudio, lo importante es la normativa de la escritura, es decir, respetar la ortografía, la redacción, el manejo del lápiz, en respuesta a un acto mecánico.
Transferencia directa
“Existe interés en plasmar una idea en el papel y, si lo hacen, el producto está finalizado, dándose una relación de transferencia directa”, dice la coinvestigadora Maritza Farlora. “Si logro sacar bien la idea, entonces, soy bueno para escribir y soy creativo, es lo que piensan los alumnos, pero no planifico, no tengo relación entre quién es el otro, cuál es el propósito y en qué contexto escribo”.
Otro de los resultados de la investigación fue que los estudiantes en la universidad asocian la escritura con una finalidad de toma de apuntes. “Pero se trata de una transcripción literal de la oralidad, es decir, escribir todo lo que el profesor dice en la clase. No hay un proceso de construcción de pensamiento, donde relaciono lo que escucho con mis conocimientos previos, los reorganizo y construyo el escrito”, comenta la Dra. Fuentes.
La escritura es comunicación diferida en el tiempo y en el espacio -dice Farlora- por eso existe la tecnología, que permite comunicarnos con otro aunque no esté frente a mí. “Al hacerlo por escrito, debo comprender que existe una relación entre interpretación e intención, yo soy capaz de comprender e interpretar un texto en la medida que puedo develar la intención comunicativa que tiene”.
Mediante el estudio evidenciaron también que en cuarto año de Pedagogía en Educación Básica, los estudiantes entienden la escritura como un proceso, dando cuenta del peso de la formación, de la experiencia universitaria y de la relación con los profesores especialistas en lenguaje.
Con los resultados obtenidos, las investigadoras esperan aportar a la toma de decisiones respecto de cómo mejorar la formación de los estudiantes y asumir un discurso común entre profesores, que implique no perder de vista el enfoque comunicativo al desarrollar escritura académica.
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