“Prefiera los alimentos vegetales, limite el consumo de carnes rojas y evite las carnes procesadas; sea físicamente activo durante 30 minutos diarios mínimo y mantenga un peso saludable durante toda la vida».
Son las reglas de oro promovidas por el Instituto Americano de Investigación del Cáncer (AICR por sus siglas en inglés) que resumen las conductas más adecuadas para disminuir las posibilidades de desarrollar la enfermedad, que según distintas proyecciones será la primera causa de muerte en Chile en el corto plazo si no se neutralizan los factores de riesgo.
La mayoría de los chilenos incumplimos rigurosamente esas recomendaciones, mientras en forma simultánea nos inquietamos por el aumento de la mortalidad por cáncer que se registra a nivel nacional, que en la Región de Valparaíso supera el promedio país en 13 de 16 tipos de ese mal.
En esa realidad indaga el estudio “Recomendaciones para la prevención del cáncer dadas por el Fondo Mundial para la Investigación sobre Cáncer (FMIC): análisis de la situación en Chile», elaborado por la decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha, la nutricionista y magíster en Alimentación y Nutrición, Mirta Crovetto, junto al médico experto en nutrición y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas 2012, Ricardo Uauy.
10 RECOMENDACIONES
La investigación se centra en la conducta de la población chilena frente a las 10 recomendaciones preventivas formuladas en 2007 por el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer (WCRF) y el Instituto Americano de Investigación del Cáncer, en el Informe «Alimentación, Nutrición, Actividad Física y la Prevención del Cáncer: una perspectiva mundial».
Ese informe fue elaborado por 21 expertos mundiales, a partir de la revisión y análisis de los resultados de 7.000 estudios científicos que confirmaron la evidencia de la asociación entre distintos cánceres y la alimentación, la actividad física y el peso de las personas.
De ahí proceden las reglas de oro: 1) Mantener el peso dentro de los márgenes normales del peso corporal; 2) mantenerse físicamente activo como parte de la vida cotidiana; 3) limitar la ingesta de alimentos de alta densidad energética y evitar el consumo de bebidas azucaradas que promueven el aumento de peso; 4) consumir sobre todo alimentos de origen vegetal; 5) limitar la ingesta de carnes rojas y no consumir carnes procesadas; 6) limitar el consumo de sal y no consumir cereales y legumbres contaminados por aflatoxinas -hongos de elevada toxicidad y carcinogenicidad que se evitan consumiendo productos que hayan pasado por los procesos de calidad correspondientes; 7) limitar el consumo de bebidas alcohólicas y 8) lograr una nutrición adecuada sin recurrir a suplementos alimentarios.
Los dos consejos restantes son: 9) optar por la lactancia natural y 10) mantener los controles y seguir rigurosamente las pautas que proporcionan los equipos de salud, para el caso de las personas que han tenido cáncer.
PREVALENCIA DE CÁNCER
De acuerdo al estudio «Situación del cáncer en Chile 2000-2010», esta enfermedad es la segunda causa de muerte en Chile, con una prevalencia nacional de 24,6%. Pero tres regiones superan la media: Antofagasta (29%). Coquimbo (26,2%) y Valparaíso (25,5%), zona esta última con registros mayores al promedio en cánceres de estómago, próstata, mama y colon, cuatro de los seis más prevalentes en el país.
La investigación de Crovetto y Uauy expone que según la evidencia científica, los cánceres se deben principalmente, a cinco factores de riesgo: dieta inadecuada, índice de masa corporal aumentada, falta de actividad física, y consumo de tabaco y alcohol, pero 40% de ellos se puede prevenir con la reducción de los factores de riesgo y la prevención primaria, y 30% adicional puede ser curado con una detección temprana y tratamiento apropiado.
En este contexto, el objetivo de la investigación fue «analizar y comparar las recomendaciones propuestas por WCRF/AICR para evaluar los factores de riesgo en la población en Chile, orientar su prevención y servir para facilitar la toma de decisiones en políticas públicas con el objeto de disminuir la carga de enfermedad y muerte por cáncer en la población chilena».
PESO Y EJERCICIO
En materia de peso corporal saludable, Chile ha involucionado claramente en las últimas cinco décadas, desde 15% y 17% de obesidad para hombres y mujeres en 1960 a 62% de la población en 2010, de acuerdo a las Encuestas Nacionales de Salud (ENSA).
Además, el Sistema Nacional de Evaluación de Educación Física (Simce 2010) mostró que el 40,2% de los estudiantes de octavo básico tiene sobrepeso u obesidad y solo 9,2% está en condición satisfactoria, mientras que la obesidad en los niños que entran a educación básica se disparó del 7,6% en 1987 a 21,5% en 2010, según datos de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas.
El sedentarismo también es crónico. Crovetto y Uauy citan un estudio de 1988 que detectó que 60% de los hombres y 80% de las mujeres mayores de 15 años en la Región Metropolitana realizaban menos de 15 minutos de actividad física continua dos veces por semana, mientras que las ENSA 2003 y 2010 señalan que en ese lapso se mantuvo en 89% el porcentaje de población sedentaria, a la vez que aumentó el tiempo de permanencia de los niños frente a la pantalla.
PRODUCTOS ENGORDADORES
Aquí el análisis apunta a los «snack» dulces y salados, «productos procesados que, en general, son altos en densidad energética -exceden de 250 calorías por cada 100 gramos-, grasas saturadas, azúcares agregados y sal». Chile tiene un consumo per cápita anual de 1,4 kg de ‘snacks’, 155 litros de bebidas gaseosas (más de un vaso diario), similar al de lácteos y 2,3 kg de dulces sin considerar chocolates ni galletas.
Los investigadores recuerdan que el 90% de las gaseosas contienen azúcares agregados -en promedio una bebida de 350 cc tiene 3 a 4 cucharadas de azúcar con un aporte calórico de 140 calorías- y que sus propios estudios indican que entre 1987 y 2007, el consumo de azúcares agregados para el Total Hogar (TH) en Santiago, varió de 68g a 83 g/per cápita/día, es decir, de 18 a 22 cucharaditas al día, de las cuales, 3 y 13 se consumen en bebidas y jugos.
CONSUMO DE VEGETALES
En este ítem los autores se remiten a las encuestas de Calidad de Vida 2000 y 2006, según las cuales el 42% de los hombres y 52% de las mujeres consumían fruta todos los días, cifra que se mantuvo en el 2006 con un consumo de 166 g/per cápita/día. Pero la ENSA 2010 señaló que 15,7% de la población consume 5 o más porciones de fruta y verduras y 13,8% cereales integrales, en circunstancias que la recomendación internacional para hortalizas y frutas es de al menos 600 g/día.
Estudios realizados por los autores entre 1987-2007, señalan un consumo per cápita/día de hortalizas, legumbres y frutas para el Total de Hogares de Santiago de 240 g y 390 g, respectivamente.
ROJAS Y PROCESADAS
«El consumo de carnes rojas no debe exceder los 300 g por semana, con una mínima proporción (o ninguna) de carnes procesadas», indica la recomendación internacional. Muy por debajo de los 38,2 k per cápita/año (18,7 k de vacuno y de 19,5 k de cerdo) que registró el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2012.
«Existe una asociación positiva entre el elevado consumo de carnes rojas y en especial las procesadas y el cáncer colorrectal», al contrario de lo ocurrido con el pescado. «Otros estudios han determinado que un bajo consumo de carnes rojas y procesadas, así como un mayor consumo de aves de corral y pescado, podría reducir el riesgo de cáncer de ovario», expone la investigación.
SAL Y AFLATOXINAS
De acuerdo a las recomendaciones internacionales, el consumo medio de sal (cloruro de sodio) procedente de cualquier fuente debe ser inferior a 5 g/día (2 g de sodio). Pero la ENSA 2010 mostró que en Chile los mayores de 15 años consumen en promedio 9,8g de sal al día, parte importante de la cual está relacionada con el consumo de productos elaborados y procesados.
«Según datos de la OMS -sostienen los autores-, el cáncer de estómago a nivel mundial es aproximadamente de 980.000 casos de los cuales 4% podría evitarse limitando el consumo de sal».
Igualmente, advierten sobre las aflatoxinas, sustancias tóxicas y cancerígenas producidas por el crecimiento de hongos en legumbres y cereales, frutos secos, frutas deshidratadas, leche y productos lácteos, hierbas, especias, café, cacao, aceites vegetales, cerveza, entre otros, en condiciones ambientales de contaminación con humedad y elevadas temperaturas, para lo cual hay que asegurarse de que estos productos hayan pasado los procesos y certificaciones sanitarias correspondientes.
LÍMITES PARA ALCOHOL
En este punto, los investigadores indican que una unidad de alcohol -un vaso pequeño- contiene entre 10 g a 15 g de etanol y que el consumo de bebidas alcohólicas no debe exceder de dos unidades diarias en los varones y una en las mujeres.
Pero la ENSA del año 2010 mostró que el consumo semanal promedio de alcohol puro en Chile es de 88,4 g y la media de alcohol puro/g/día es superior a los 55,6 g, en circunstancias que no debería ser mayor a los 20g diarios.
SUPLEMENTOS
Igualmente hacen ver que «existe un aumento notable en el consumo de suplementos nutricionales en la forma de pastillas, bebidas y alimentos especiales».
Aunque «no existe evidencia que apoye el consumo de suplementos nutricionales en la prevención del cáncer», llaman a aumentar el porcentaje de población que alcance una nutrición adecuada sin recurrir a suplementos alimentarios, recordando que «el comité de expertos considera que la mejor fuente de una buena nutrición son los alimentos y las bebidas naturales».
Bueno es recordar estos conceptos cuatro días después de que se celebrara el Dia Mundial de la Alimentación.
Experta de la UPLA: Regresar a la cocina
• Los antecedentes contenidos en el estudio de Ricardo Uauy y Mirta Crovetto -quien es integrante de la Comisión Nacional de Alimentación y Nutrición del Ministerio de Salud- señalan que la población chilena presenta un elevado perfil de riesgo de cáncer, asociado a las conductas alimentarias, actividad física, consumo de tabaco y alcohol, y altos índices de obesidad incompatibles con la salud.
En síntesis, estamos excedidos en el consumo de alimentos que aumentan el riesgo y por debajo en aquellos que tienen un efecto protector. «Y hoy la población tiene un grado de inactividad física que nunca se había visto en la historia del desarrollo del hombre», comenta la decana Mirta Crovetto, quien al igual que muchos adultos recuerda la época en que los escolares llevaban una fruta al colegio -el clásico membrillo era una de las preferidas- y por las tardes jugaban con sus amigos desplegando una actividad física tan intensa que los devolvía cansados a sus casas.
¿Qué le pasó a la sociedad chilena, que en los años 60 luchaba contra la desnutrición infantil, y que cincuenta anos después lo hace contra la obesidad y la permanencia de los niños frente a la pantalla? Opina que los cambios fueron más veloces que la capacidad de adaptación de la sociedad en su conjunto, porque el desarrollo económico, la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral, el acceso a las tecnologías de la comunicación y la globalización incidieron fuertemente en un cambio de hábitos y estilos de vida que, al menos en la alimentación, derivó hacia variantes no saludables.
«Los profesionales de la salud en general estábamos preparados para enfrentar la desnutrición infantil y el cambio fue tan rápido que no alcanzamos a adoptar las políticas de resguardo suficientes para cambiar los enfoques. Cuando empezó a observarse cómo iban subiendo las cifras de obesidad y sobrepeso en la población ya estábamos un poco atrasados», señala.
También cree que la reacción de la sociedad ha sido lenta, gatillada en parte por el hecho de que «el 70% de la publicidad alimentaria que transmiten los canales de televisión abierta es no saludable y los adultos, como también los niños, están expuestos a esa publicidad muchas horas durante el día».
Entre sus propuestas para tratar de controlar el complicado panorama que se nos viene figuran limitar el consumo de bebidas alcohólicas, introduciendo medidas para dosificar tragos en bares y lugares de atención al público: no permitir el consumo de gaseosas en los colegios, y una muy importante: volver a la cocina, como en la época previa a la comida preparada, y a elaborar aquellos guisos que nos permitieron por décadas mantener la obesidad a raya.
UPLA.cl
Noticias de la Universidad de Playa Ancha Dirección General de Comunicaciones
