Malabarismo, acrobacia, acrobacia aérea y acrosport son las cuatro disciplinas que forman parte de la microescuela de Circo que dirige Johnny Chavarría Carvajal, quien recientemente se tituló como profesor de Historia y Geografía de la Universidad de Playa Ancha.
Con más ganas que recursos, un grupo de jóvenes universitarios reunió sus talentos e inquietudes y, en conjunto, decidió iniciar una tarea que en principio parecía titánica. Sin embargo, sin espacio definido ni presupuesto, la voz se pasó de boca en boca y poco a poco comenzaron a llegar los alumnos, hasta constituir hoy en día la primera microescuela de Circo de la región, con 60 inscritos.
-¿Cómo surgió la idea de crear esta microescuela al interior de una universidad?
“Siempre estuve ligado al mundo del circo. Para mí es una forma de vivir. Además, mi vida también giraba en torno a la universidad. Por lo tanto, lo lógico era que surgiera desde aquí. En realidad, para mí, hacerlo era una necesidad”.
-¿Por qué hablas de necesidad?
“Porque así lo siento. Trabajar en la promoción de esta microescuela de circo es una necesidad intelectual y social. Tengo una responsabilidad frente a esto. Es la necesidad de proyectarse en un sueño y creer que ese sueño tiene un sustento intelectual, teórico”.
-¿Y cómo se armó el grupo que trabaja contigo?
“Somos cerca de 12 personas las que nos levantamos cada mañana con esta convicción de que debemos levantar el circo. Todos somos estudiantes (recién en agosto me titulé, pero sigo ligado a la universidad) y cada uno de nosotros hace su aporte para dar forma a esta iniciativa. Quiero resaltar, además, que no soy solo yo quien dirige estos movimiento circense en la Universidad, sino un grupo de amigos que está tras esto».
-Cuando piensas en la palabra circo, ¿qué es lo primero que viene a tu mente?
“Un recuerdo. Cuando tenía como 14 años tuve la suerte de relacionarme por primera vez con estos movimientos sociales que aparecen en la actualidad, los cuales no provienen de familias de circo. Fui de viaje a Chiloé con mi familia y me topé con una “Casa Okupa” y tuve la idea de acercarme a ellos. Me acogieron muy bien y, a pesar de que fue corto el tiempo (solo dos días), me transmitieron conocimiento de un mundo que no conocía. Fue una experiencia corta, pero suficiente para cambiar algo en mí”.
-Si fueron cerca de dos días, ¿por qué te marcó tanto?
“Fue una experiencia muy intensa, que luego relacioné con otras similares. De regreso a mi hogar, escuché un día una batucada. También había gente que realizaba malabarismo. Eran niños y adolescentes. Nada formal. Con el tiempo me fui involucrando en esto y fui aprendiendo. En forma paralela, comenzaron a generarse movimientos sociales que vi en Santiago y que surgieron con la vuelta a la democracia”.
-Cuando dices “movimientos sociales”, ¿te refieres a los circos?
“Sí, aunque hay que hacer una diferencia. En el mundo, desde 1970 en adelante, específicamente en Europa, aparece un movimiento social en el que se aplican las técnicas circenses. Antes de esta fecha, éstas eran utilizadas exclusivamente por las familias circenses, conocimiento y experiencia que se traspasaba de generación en generación y que se desplazaba de ciudad en ciudad. Esto permitía que su cultura y sus ideas se mantuvieran dentro del circo. Algo similar comenzó a darse en nuestro país”
-¿Puedes especificar más?
“Sí. Tuve la suerte de conocer a uno de los hitos de este movimiento en Chile. Me refiero al Parque Forestal de Santiago, detrás de la Escuela de Bellas Artes, en la plazoleta Juan Sebastián Bach. Allí, desde 1994 hasta 2009 se generó el movimiento más poderoso del nuevo circo en Chile. Yo compartí esa experiencia desde 2000 a 2007 y de ahí nace la necesidad de mi trabajo”.
-¿Cómo explicas el surgimiento de este movimiento en nuestro país?
“Había una necesidad social de las personas de ocupar los espacios públicos, de manifestarse, de poder socializar de otra forma. En estos espacios se empiezan a manifestar las disciplinas circenses y éstas comulgan con diversas artes como el teatro, la música, la danza, la filosofía. Esta experiencia se repitió cada domingo, hasta que llegó mucha gente, con la cual también llegaron ciertos vicios de la sociedad, discusiones, tráfico, alcoholismo. Todo esto generó problemas con la autoridad, llegaron carabineros y fuerzas especiales. Finalmente se prohibió ocupar los espacios públicos”.
-Mencionaste que este movimiento generó en ti la necesidad de un trabajo ¿A qué te refieres?
“A mi tesis. Se titula “Antecedentes para el estudio del nuevo circo en Santiago de Chile 1994-2009”, que fue guiada por el profesor Gilberto Harris, a quien le estoy muy agradecido. Lo mismo siento por muchísimas personas que tuvieron el interés, la voluntad y el tiempo para escucharme y aconsejarme”.
-¿Cómo fue hacer una tesis sobre el circo?
“Fue una experiencia muy enriquecedora, porque durante un año y medio me dediqué a indagar, entrevistar y conversar con muchas personas. No hice una tesis sobre el circo, sino sobre el nuevo circo. Mi investigación se trató del movimiento social que hay detrás. Es similar a lo que se produjo en el Parque Forestal, donde hubo una filosofía que la guió. Allí, a la persona que llegaba se le enseñaba con la sola condición de que compartiera este conocimiento con otros y que lo transmitiera cuando surgiera la oportunidad. Es decir, la idea, desde el comienzo, era que esto se replicara. Se empezó a generar una microescuela de circo en el Parque Forestal”.
-Al parecer, tu tesis es el resultado de una experiencia anterior. En ese contexto, ¿qué te dejó este proceso de investigación?
“Siento una autorrealización con la elaboración de mi tesis. Valió la pena todo lo hecho: hablar con personas, elevar solicitudes de cartas. Pude llegar donde otras personas tal vez se hubiesen detenido. Fue una gran experiencia. Tuve la suerte de poder contar con mucho apoyo de mucha gente, partiendo por mi familia. Soy de las primeras generaciones que llega a la universidad y que logra terminarla. Ninguno de mis padres concluyó la enseñanza básica. Por lo tanto, es un orgullo para ellos y un logro para mí”.
-¿Entonces la creación de esta microescuela recoge parte de tu tesis?
“Así es, pero La idea nace por la necesidad mutua de mucha gente que venía de diversos procesos similares. No nos conocíamos, pero nos dimos cuenta de que teníamos inquietudes comunes. Vivenciamos la universidad de otra forma”.
ELABORACIÓN DE PROYECTO
-Y ¿en qué etapa se encuentra esta iniciativa circense en la UPLA?
“Estamos formalizando una idea de circo dentro de la universidad. Estamos haciendo clases de manera informal, pero estamos trabajando ya hace más de un año. En estos momentos nos encontramos elaborando un proyecto que presentaremos en distintas instancias. Queremos formalizar esta microescuela, que ya cuenta con 60 alumnos y en la que trabajamos 12 personas”.
-Acabas de recibir tu título como profesor de Historia y Geografía, pero insistes en seguir ligado a la universidad…
“Es que este es mi sueño: formar una escuela de circo en mi universidad. Sería la primera en la región. Además, si uno pierde los sueños, la vida carece de sentido. La vida es un presente activo que se mantiene en movimiento constante y cada cosa que uno realiza repercute en su futuro. Todo tiene una consecuencia.
-Si ves tu futuro, ¿A qué te vas a dedicar, a la docencia o al circo?
“Me siento un profesor. Me gané ese derecho y valió la pena todo lo que hice. En la actualidad sigo trabajando para ser mejor. Estudié Historia, porque creo que esta especialidad genera un baúl de herramientas muy interesante a nivel cultural, especialmente por las temáticas que explora y los distintos mundos que se pueden atravesar. Sin embargo, siento que también puedo seguir manteniendo mi experiencia de circo y desarrollar talentos allí. Son cosas totalmente complementarias”.
-¿Qué técnicas están desarrollando hoy en el microcirco de la UPLA?
“Hay malabarismo, acrobacia, acrobacia aérea, acrosport. En síntesis, hacemos arte, es más que simples técnicas circenses. El circo es parte de los procesos de la sociedad. Tenemos la suerte de estar viviendo este espacio-tiempo en el cual se dan estos movimientos que muchos hemos experimentado en nuestras vidas”.
-Y aunque no cuentan con apoyo formal siguen trabajando…
“Sí, hemos tenido buena recepción de mucha gente. Llama la atención por lo distinto que es. Además, en el circo la gente no solo sueña con volar, sino que muchas veces lo logra. Esa es nuestra convicción, y por eso perseveraremos”.
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