Libro “Caso Bombas. La explosión en la Fiscalía Sur” se presentará en Sala UPLA

Con la detención de 14 supuestos responsables de la colocación de artefactos explosivos en Santiago, el 14 de agosto de 2010 se anunciaba el golpe más duro dado por la Fiscalía Sur y el Ministerio Público en el llamado Caso Bombas.

Desde entonces transcurrieron casi dos años de un proceso que mantuvo encarceladas durante 8 meses a personas que actualmente están absueltas de todo cargo.

«En Caso Bombas. La explosión en la Fiscalía Sur» (Editorial LOM) la periodista Tania Tamayo Grez presenta testimonios hasta ahora desconocidos de algunos acusados, las historias de sus detenciones y estadía en la cárcel, además de una profunda investigación sobre la Fiscalía Sur y el fiscal Alejandro Peña, responsables tanto de las detenciones y acusaciones como del derrumbe del proceso.

El libro será lanzado en Valparaíso el 25 de julio, a las 20.00 horas, en el marco del Foro Teatro Contemporáneo de Sala Upla.

Entrevista a la autora del libro, realizada por Daniel Labbé Yañez y publicada en Revista Tiquet de la Sala UPLA.

-¿Con qué se encontrará el lector?

«En el libro hay una profunda investigación sobre la Fiscalía Sur, su historia, las dinámicas que ocurrían ahí con el fiscal Peña, pero además hay una mirada de algo que no ha aparecido en otras partes: la historia de las detenciones, contada por los protagonistas y elementos desconocidos de las casas okupa y la estadía en la cárcel del grupo de imputados. Cómo podían comunicarse, cómo podían ponerse de acuerdo en ese régimen de máxima seguridad en el que se encontraban».

-Imagino que la investigación en un caso como este resulta particularmente compleja. ¿Cómo fue el trabajo con las fuentes, los testigos, la recopilación de antecedentes?

«Diría que lo más complejo fue conseguir aquellas fuentes cercanas a Peña, pero una vez que me podía contactar, por ejemplo, nunca accedieron a dar sus nombres. Todos en el Ministerio Público, sin importar su rango, desde funcionarios a fiscales, optaron por mantener sus identidades bajo reserva por temor».

-¿Recibiste algún tipo de amenaza o amedrentamiento durante la investigación?

«No, y te diría que sí sentí por el tono y las condiciones en que me daban las entrevistas que era muy delicado el mundo o el ambiente en el que me estaba moviendo. Es un mundo en el que la gente, por ejemplo, está acostumbrada a ser seguida o “monitoreada” de alguna manera. Me refiero a las personas del Ministerio Público y obviamente a quienes fueron acusados y pasaron ocho meses detenidos. En un par de ocasiones sentí mi teléfono intervenido, no sé si fue así, pero era inevitable sentirlo si los mismos trabajadores de la fiscalía y un par de funcionarios de la PDI me dijeron que no hablara nada importante por teléfono».

-¿Qué fue lo que más te impresionó de lo que conociste, de lo que conseguiste descubrir del caso?

«Los testimonios de gente que no ha salido a la luz pública o que ha salido muy poco, como por ejemplo, el testimonio de Juan Linares, una persona que no tenía nada que ver con el caso y que habría sido tentado por la PDI para delatar e investigar a las personas involucradas en el caso. O el testimonio de Roberto Gajardo “El Nazi” quien también fue vinculado con el caso desde el mismo Ministro del Interior hasta los fiscales del Caso Bombas y que después todos pudimos observar en la acusación que no había ninguna relación. Sólo les sirvió para ir dando señales de que el Caso Bombas avanzaba».

LA CAÍDA Y LOS MEDIOS

-Según los antecedentes que recabaste, ¿cuáles son los factores que influyen en el derrumbe del Caso Bombas?

«La mala investigación, y con eso me refiero a un mal proceder: seguimientos e intercepciones de teléfonos y correos electrónicos sin orden judicial; a una mala formalización: otorgarle a los detenidos el carácter de “asociación ilícita terrorista” en un contexto en donde la gran cantidad de ellos son anarquistas, por lo tanto, no “adjudicables” a una organización jerárquica; y luego, una pésima acusación, que se hizo en menos de diez días, donde se presentaron muchísimas pruebas repetidas y pruebas que no daban cuenta de ningún delito. Y también a un apresuramiento poco responsable y evidente de parte del Ministerio del Interior y el Ministerio Público, en junio de 2010, a raíz de una explosión cerca de la casa del Presidente de la República».

-¿Qué evaluación haces del rol de los medios de comunicación en el trato del caso bombas?

«Una muy mala evaluación a los medios de comunicación tradicionales, y no por haber optado por una de las partes, o no sólo por ello, en un rol que se supone debe ser imparcial; sino que por una especie de desidia investigativa o profesional. Eso de quedarse con una sola versión, de asumir como real todo aquello que te llega de las fuentes oficiales porque un editor te va a felicitar por la primicia, me parece que es peligroso en todo orden de cosas. Más peligroso me parece porque no se estaban respetando las garantías, como la presunción de inocencia que todo ciudadano tiene y eso pasa permanentemente».

-Tu libro aparece una vez que el caso bombas se ha desinflado bochornosamente y la totalidad de los acusados ya están absueltos. ¿Qué aportes deseas generar hoy y a futuro con tu publicación?

«Tal vez ciertas pruebas o indicios que se van sumando para que esto se llame montaje o bochorno de la Reforma Procesal Penal. Mi libro ha pretendido aportar esos elementos desconocidos del Caso. Tal vez para armar un panorama de él a través de una narración periodística. No es un libro experto en derecho, ni tampoco un libro en donde se encontrarán grandes análisis sociales, más bien un relato que pretende abarcar todos los mundos que confluyeron, a veces de maneras muy erráticas, en el Caso Bombas».

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