«Chile presenta altas tasas de desempleo juvenil, y aunque se han desarrollado políticas públicas dirigidas a darle solución, la realidad hasta ahora demuestra que el empleo sigue estrechamente ligado al nivel educacional que poseen los jóvenes.
«La fuerza laboral adulta enfrenta casi el mismo problema: desempleo, salarios bajos, empleos precarios, rotación laboral; o sea, falta de competitividad del capital humano, lo que se produce entre otras causas, también por los bajos niveles de educación y capacitación.
«El trabajo es un componente importante del contrato social que sustenta la gobernanza de las sociedades democráticas, tanto así que la OIT ha definido el “trabajo decente” como cimiento de la paz mundial. Razones económicas y falta de oportunidades tienen implicancias a lo largo de la vida de los trabajadores y de quienes quieren ingresar al mercado laboral.
«En nuestra región, estudios demuestran que contamos con desempleo estructural, es decir, originado por las diferencias entre las competencias requeridas por el sector productivo y la que los trabajadores efectivamente poseen.
«Una de las razones aducidas por la empresa es que las competencias laborales no han sido debidamente incorporadas en el sistema educativo y en la formación técnica o post educacional, y si lo hacen, son disímiles entre sí. Esta inversión es de alto costo para las familias, las que esperan de ella un retorno social y económico. Ambas perspectivas debieran estar sintonizadas al momento en que las empresas requieran incorporar personal. Esta brecha con impacto productivo, tiene varios orígenes, siendo uno de ellos el desajuste entre el mercado laboral, el sistema educativo y también el desarrollo tecnológico. Una de las líneas de solución apunta a aumentar la empleabilidad, lo que significa mejorar las condiciones y características de las personas para encontrar y mantener el empleo, que además, debe estar presente a lo largo de toda la vida, como mecanismo contra la obsolescencia.
«La capacitación aparece como un instrumento válido para abordar tales fines, siempre que cuente con pertinencia, transparencia y calidad, y se sustente en metodologías capaces de desarrollar ciertos niveles de empleabilidad. La capacitación así entendida debe realizarse a través de la industria del mercado de los organismos técnicos autorizados por el Estado para estos fines, entre los cuales se encuentra la Universidad de Playa Ancha, casa de estudios regional, que cuenta con una posición privilegiada, que le permitirá recoger demandas empresariales, desarrollar instrumentos prospectivos de observación del mercado del trabajo, determinar tendencias y transformarlas en proyectos de formación, orientación laboral e itinerarios laborales con calidad, concepto tan demandado hoy, para mostrar resultados concretos en el empleo de la región, apostando así al mejoramiento laboral de su capital humano».
Ana Auger Vilugrón
Directora General del Organismo Técnico de Capacitación (OTEC)
Universidad de Playa Ancha
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